Entrevista

Rafael Bengoa: “Las pandemias no terminan como un bombardeo”

El ex director del Servicio de Salud de la OMS cree que habría que cerrar España por completo “al menos hasta que sepamos qué significa Ómicron”

Rafael Bengoa
Rafael BengoaLa RazónLa Razón

Rafael Bengoa (Caracas, Venezuela, 1951) acaba de regresar de tomar parte en un congreso en Francia «que no era de Covid, pero que acabó siéndolo». Como todo estos días. El que fuera asesor del ex presidente de EE UU Barack Obama cree que vamos a ser capaces de torear esta nueva variante, aunque seguirán llegando versiones hasta que tomemos la decisión «fundamental» de vacunar a los países en desarrollo.

¿Existen razones fundadas para la preocupación?

Si tienes la infraestructura de control local, de testeo, confinamientos locales, rastreo, estás preparado. Esta variante no nos pilla con las mismas debilidades que hace un año. Ahora, aunque aparezcan casos de Ómicron, y a menos que sea súper agresivo, podremos evitar la transmisión comunitaria.

Hace un año fue imposible.

Va a tener que ser posible esta vez. Para eso es imprescindible que no sacrifiquemos la infraestructura creada. Hay que asegurar que todos aquellos que han aprendido y tienen esa experiencia se refuercen, no hacer que se marchen.

¿Qué le sugiere lo visto hasta ahora con esta nueva variante?

Bueno, se ha confirmado que los mercados funcionan más por emoción que por datos. Es curioso, en salud pública y en epidemiología también hacemos proyecciones pero necesitamos tener información. Los datos de la transmisibilidad y su impacto solo los sabremos en dos semanas. De momento, hay que saber que la que sigue reinando sigue es la Delta.

¿Le parecen exagerados los cierres de Israel y Marruecos?

Creo que mientras no tienes información clara de lo que significa Ómicron es lo que hay que hacer y lo que debería haber ocurrido en febrero del año pasado, cuando ya teníamos las primeras indicaciones de que algo estaba pasando.

¿Deberíamos cerrar España?

Hay gente que dice que se puede controlar pidiendo PCR a todo el mundo, lo cual es válido cuando aún no se ha diseminado en una buena parte de países.

Parece que nosotros siempre llegamos tarde.

En Salud Pública el principio de precaución te pide cerrar. Cuando yo estaba en la OMS, mi jefa, Gro Harlem Brundtland, dijo durante la crisis del SARS-1 en 2003 que no debían salir aviones de Toronto, que era el segundo foco, ni de China. Se montó una muy grande y es la razón de que los países no le quisieran dar el poder a la OMS para tomar ese tipo de decisiones. Por tanto, no pueden adelantarse en términos de diseminación en una pandemia. En cambio, un país sí puede.

¿Es posible que las vacunas no sean efectivas?

Es una de las cosas que no sabemos, pero lo más probable en términos de salud pública es que sean eficaces, por lo menos parcialmente. Una vacuna que funciona al 90% con la Covid no puede bajar de pronto al cero, aunque el virus tenga muchos cambios en su estructura. Pfizer ya está diciendo que en un mes puede reconfigurarla.

Esto es el cuento de nunca acabar...

En la palabra «convivir» con el virus vamos a tener que entender que, de vez en cuando, van a surgir variantes. Al menos hasta que tengamos una vacuna eficaz y multivariante. Y aún no estamos ahí. Hay que aceptar que vamos a vivir en una cierta inseguridad. El virus, por azar, está continuamente buscando cómo acceder a nuestras células. Hace miles y millones de pruebas jugando con sus estructuras, es su gran habilidad, y de vez en cuando hay una que sí funciona. Esto es lo que nos viene ocurriendo desde hace dos años. Veremos si en esta última variante el salto es mayor.

¿Estamos viviendo por debajo de nuestras posibilidades en materia de restricciones?

Al tener un 10% de las personas no vacunadas es suficiente reservorio para que sigan subiendo las infecciones. Si a eso le añadimos la relajación de todos, incluso de la mascarilla en interiores, se explica la subida de las infecciones en España. Hay que seguir con la mezcla de vacunar con las tres dosis a los mayores de 60, luego a los de 50, para llegar a Navidad con el primer grupo con la pauta completa. También asegurar que en los colegios seguimos creando las burbujas que necesitamos para que los niños no se infecten y lleven el virus a casa, donde hay gente vulnerable.

¿El fantasma del colapso sanitario ya lo hemos dejado atrás?

Sí, creo que no se va a dar porque tenemos a muchísima gente vacunada. Eso no quita para que lo recomendable es que las Navidades sean «light» y se planifiquen alrededor de las personas más vulnerables. Hay que usar el sentido común y mantener la mascarilla si los mayores de 60 no han recibido las tres dosis.

¿Las tres dosis se antojan irremediables para todos?

Probablemente haya que dar una dosis extra el año que viene a todo el mundo porque la protección va bajando. Eso ya lo hacemos con otros virus para mantener el control. Hay que acostumbrarse a escuchar que surgen nuevas variantes porque no estamos dando suficientes vacunas a los países en vías de desarrollo.

¿El mayor riesgo está en el Tercer Mundo?

Es fundamental que los líderes del mundo tomen una decisión que están evitando y que es mucho más ambiciosa que la que está ahora encima de la mesa. Hay que asegurar que sobre todo las personas más mayores en esas zonas estén vacunadas. No es un esfuerzo solidario, es un esfuerzo de seguridad.

¿La resistencia es meramente económica?

Un político tiene el deber principal de proteger a su población, no necesariamente a otra. Lo que ocurre es que ese criterio con una pandemia cambia y todos los líderes deben ponerse en clave mundial y no lo han hecho. Tanto Delta como Ómicron nos están diciendo que seguimos en pandemia y que de vuelta a la normalidad, nada. Por muy cansados que estemos.

¿Está a favor del pasaporte Covid?

El 70% de los ciudadanos europeos lo está, es un incentivo que funciona en muchos países aunque yo seguiría probando a dirigirme aún a todas esas personas que no son antivacunas pero que no están convencidas antes de buscar formas de hacerles la vida imposible. En Atención Primaria tenemos los sistemas de información como para poder hacerlo. Con la polio se hizo lo mismo.

La gente está agotada además de tanto discurso alarmista.

Creo que sigue escuchando a la Ciencia, pero el ámbito político está perdiendo credibilidad.