Legislación

¿Puede mi casero prohibirme tener un perro en el piso?

Una de los retos más complicados a los que se enfrentan los amantes de los perros es encontrar un piso que permita convivir con ellos, porque hasta el 20% de los propietarios lo prohíbe

Un perro observa la calle desde una ventana de una vivienda
Un perro observa la calle desde una ventana de una viviendaBIEL ALIÑOAgencia EFE

Muchas personas sonreticentes a que los perros vivan en los pisos. Tienen la sensación de que el animal se va a sentir agobiado y que va a desarrollar algún tipo de problema psicológico por ello, sobre todo si el perro es especialmente grande. Sin embargo, es posible que un perro que vive en un piso sea mucho más estable que uno que tiene un jardín a su disposición. Al fin y al cabo, cuando no existe la posibilidad de dejar que haga sus necesidades en el patio, estamos obligados a sacarlo a pasear constantemente.

Y esa es -posiblemente- la necesidad más importante para que un perro sea psicológicamente estable. Los perros se relacionan con el mundo caminando, olisqueando e interactuando con otros perros y personas. Y es algo que podrá hacer con mucha más frecuencia, si a su dueño no le queda otra que sacarlo a pasear tres veces al día.

Los perros son las principales víctimas de estos tristes sucesos
Los perros son las principales víctimas de estos tristes sucesosPixabay

Por ese motivo, los dueños de perros no deberían privarse de cambiar su domicilio a un apartamento por pensar que eso va a impedir el bienestar del animal... el perro va a estar bien, y no hay que preocuparse más de la cuenta. Ahora bien, hay otro problema al que los dueños de perros que están en esta situación deben enfrentarse con demasiada frecuencia: la escasez de vivienda que se padece en muchas partes de nuestro país, ha permitido que muchos propietarios de pisos de alquiler se hayan vuelto demasiado remilgados, y que prefieran aceptar únicamente a personas y a familias sin perros.

Hay muchos motivos que hacen que esta sea una decisión inteligente desde el punto de vista comercial; porque los perros pueden ser muy ruidosos, pueden causar muchos desperfectosy no son pocas las personas que prefieren no tenerlos cerca, sobre todo si no están bien educados. Para evitarse problemas, la decisión más lógica es prohibir expresamente que los inquilinos tengan animales de compañía.

Según el portal de anuncios de propiedades “Idealista”, solo un 3% de los pisos de alquiler permiten expresamente tener perros, mientras que hay alrededor de un 20% que lo prohíben expresamente. Y esto puede hacer que los amantes de los perros lo tengan mucho más complicado para encontrar su hogar ideal.

Perro asustado debajo de la cama
Perro asustado debajo de la camaDreamstimeDreamstime

Pero, ¿es esto legal?

La norma que regula los alquileres en España es la Ley de Arrendamientos Urbanos. Y según esta ley, el propietario sí puede prohibir que sus inquilinos tengan animales en una vivienda que es de su propiedad. Sin embargo, existen algunos matices dignos de ser tenidos en cuenta:

Esta cláusula debe figurar claramente en el contrato de alquiler. Un compromiso verbal no es un cláusula válida, por lo que incumplir una condición que no ha quedado por escrito no es motivo suficiente como para que el dueño de la propiedad rescinda el contrato.

Ahora bien, el propietario sí que tiene un recurso del que podría echar mano: podría alegar que en la vivienda están teniendo lugar actividades molestas o insalubres para terminar el contrato... y sería un alegato válido. O lo es si se interpreta el artículo 27.2 de la Ley de Arrendamientos Urbanos de una manera flexible. Este apartado dice: ”el arrendador podrá resolver de pleno derecho el contrato (…) cuando en la vivienda tengan lugar actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas”.

De acuerdo con el artículo 27.2 de la Ley de Arrendamientos Urbanos, un perro puede ser considerado molesto e insalubre | Fotografía de archivo
De acuerdo con el artículo 27.2 de la Ley de Arrendamientos Urbanos, un perro puede ser considerado molesto e insalubre | Fotografía de archivoLa Razón

En conclusión, si el propietario del edificio quiere librarse del perro (y en consecuencia, del inquilino), tiene herramientas para hacerlo. Ahora bien, si no ha incluido esta cláusula en el contrato en un primer momento, existe la posibilidad de que no tenga realmente ningún problema con ello.

Si este es el caso, lo mejor es hablarlo abiertamente y ajustar los términos de la convivencia (en caso de que sea necesario). A fin de cuentas, pocas cosas son tan desagradables como llevarte mal con tu casero. Y si es posible evitar cualquier diferencia... lo mejor es hacerlo.