Volcán

El día que la isla bonita se convirtió en ríos de lava

El infiero rojizo del Cumbre Vieja rugió durante 85 días y 8 horas. Un hito que cambió la vida de los palmeros para siempre

La lava del Cumbre Vieja arrasando con todo lo que encontraba a su paso
La lava del Cumbre Vieja arrasando con todo lo que encontraba a su pasoDPAvía Europa Press

Quizá cuando nuestros descendientes lejanos estudien en sus libros de texto los hitos de las primeras décadas del siglo XXI, no haya espacio suficiente en los manuales para recopilar tantos momentos históricos como los que hemos vivido. Sin duda, uno de los capítulos destacados será el de la erupción del volcán de La Palma que no solo dejó en «shock» a los habitantes de la isla bonita sino a un mundo entero que siguió en directo este espectáculo de la naturaleza.

Un hito que se convirtió en récord no solo por ser la erupción más larga de la historia de esta isla canaria sino la más destructiva del último siglo en Europa. Fueron 85 días de actividad constante del Cumbre Vieja que puso patas arriba la tranquila vida de los palmeros, muchos de los cuales, perdieron sus casas, sus tierras, sus vidas tal y como eran antes de aquel 19 de septiembre de 2021 a las 15:13 horas. Fue entonces cuando, después de 25.000 pequeños terremotos, comenzó la erupción en el pinar denominado Cabeza de Vaca. Cuatro horas después, el volcán ubicado en el Parque Natural de la Cumbre Vieja comenzaba a bombear lava.

Ríos de materiales incandescentes empezaron a recorrer la ladera arrasando con todo lo que encontraban a su paso. Vimos a tiempo real cómo ese tsunami rojizo engullía casas, plataneros, piscinas, colegios e iglesias antes la impotencia de sus habitantes que comenzaban a huir de sus hogares. Más de 7.000 personas fueron evacuadas. La ceniza comenzaba a cubrir tejados dejando un manto grisáceo sobre el terreno. De hecho, se cuadruplicó el material expulsado por el Teneguía hace 46 años.

Como suele ocurrir en toda catástrofe, vecinos de la parte no afectada de la isla no dudaron en a acoger a quienes se habían quedado sin nada. Familias enteras cargaban su coche con lo mínimo para comenzar, aunque aún no serán conscientes, su nueva vida. A día de hoy, muchos siguen tratando de hallar su casa bajo la tierra virgen.

A medida que pasaban los días, aprendimos nuevos términos y tratamos de comprender que pese a todos los avances que ha conseguido el hombre con el paso de los años, la naturaleza es la que siempre marca el camino. Surgieron las fajanas, que ganaron al mar 50 hectáreas, mientras la peligrosa emisión de dióxido de azufre alcanzaba los 50.000 toneladas diarias.Llegaron a producirse 375 seísmos en 24 horas. Localidades quedaron completamente sepultadas, como Todoque, y más de 1.600 edificaciones resultaron seriamente afectadas.

La vida allí se convirtió en un infierno y tras casi tres meses escuchando «los gritos del volcán», las explosiones, un día, pararon. El 25 de diciembre, tras 85 días y 8 horas de actividad, el Cumbre Vieja se silenció. Mudos quedaron también los palmeros al comprobar los estragos causados y que el Gobierno isleño tasó en 906 millones de euros. El rugido del Cumbre Vieja todavía resuena en los oídos de los lugareños.