Opinión

Ellos son el futuro

No hace falta consultar los resultados del barómetro juvenil de la Mutua Madrileña (que acaban de salir), para darse cuenta de que los adolescentes y los jóvenes españoles están más tristes que nunca. Tampoco que esa tristeza está minando su salud física y mental. Los últimos tiempos no han sido fáciles para nadie, pero menos aún para ellos. Y su sensación permanente de desesperanza, de pensar que el futuro no les será proclive, les está llevando a muchos a rendirse, a claudicar… Y eso en los casos menos funestos. En otros, ese sentimiento les provoca malestares físicos y mentales (los dolores del alma se trasladan mucho más fácilmente al cuerpo de lo que nos pensamos), que a veces les conducen incluso a plantearse el suicidio.Las cifras son estremecedoras: uno de cada tres jóvenes de entre 15 y 29 años declara sufrir o haber sufrido problemas psicológicos o psiquiátricos en el último año. Muchos de ellos, casi una cuarta parte, ha llegado a medicarse sin receta. Y más del 35% ha considerado la posibilidad de quitarse la vida. Estos datos son peores que los de hace cinco años. Y aunque hay que reconocer que es lógico que la pandemia los haya agravado, no podemos cruzarnos de brazos ante el doloroso problema de esa parte tan importante de nuestra sociedad –la sociedad del bienestar, qué paradoja–, carne de nuestra carne, que está padeciendo de una manera terrible. Sobre todo porque, además de que muchos de nuestros adolescentes y jóvenes no se atreven a contar, cuando quieren hacerlo y buscan a un profesional, muchas veces no pueden pagarlo. No es que tengamos que preocuparnos por el futuro de los jóvenes, es que ellos SON el futuro... Y nos necesitan en el presente.