Investigación

El robot que opera a más de 1.300 km entre médico y paciente

El primer androide médico remoto es capaz de realizar intervenciones urgentes y complejas. Se somete ahora a una prueba decisiva desde la Estación Espacial Internacional

El robot MIRA, durante una de las pruebas realizadas por el equipo de Virtual Incision
El robot MIRA, durante una de las pruebas realizadas por el equipo de Virtual IncisionNASA

De acuerdo con la Nasa, entre 1981 y 1998 se registraron unas 300 condiciones médicas en los vuelos espaciales. Algunas estaban vinculadas al sistema digestivo, otras a la piel, heridas, quemaduras… Pero ninguna de ellas fue una emergencia. Afortunadamente. Hasta la fecha, se han documentado arritmias, cólicos renales y trombosis durante los vuelos espaciales. La mayoría fueron leves, pero análisis posteriores revelaron que tenían el potencial de ser graves. A esto hay que unirle los peligros propios de la radiación en el espacio (y sus efectos en el cuerpo humano) y los microbios.

El Instituto Politécnico Rensselaer ha realizado un estudio en el que señala que durante los vuelos espaciales en la Estación Espacial Internacional, los microbios parecen adaptarse al entorno espacial en formas «no observadas en la Tierra, lo que puede conducir a aumentos en su crecimiento y virulencia». También se descubrió que las bacterias eran más resistentes a los antibióticos y prosperaban mejor en la ingravidez del espacio.

El sistema es similar a un microondas, pero pesa apenas un kilo. Solo la parte robótica debe ser esterilizada
El sistema es similar a un microondas, pero pesa apenas un kilo. Solo la parte robótica debe ser esterilizadaNASA

Tras más de 50 años de carrera espacial y con la vista puesta en misiones de mayor duración, solo es cuestión de tiempo hasta que se produzca una verdadera emergencia médica a bordo. Por ello la Nasa se ha unido a expertos de la Universidad de Nebraska que han diseñado un pequeño robot capaz de realizar intervenciones poco invasivas y de forma remota. Muy remota, ya que se probará en 2024 a bordo de la Estación Espacial Internacional.

El nombre de este robot es MIRA (acrónimo de Asistente Robótico In Vivo Miniaturizado) y fue concebido por Shane Farritor en 2006. Desde entonces ha recibido cerca de 100 millones de euros de inversión de empresas privadas y agencias espaciales para que MIRA viaje al espacio. De hecho ya está en las últimas fases para lograr la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).

MIRA tiene varias ventajas determinantes a la hora de considerarse como primer robot médico remoto y espacial. Primero ocupa un lugar mínimo: todo el sistema es similar a un microondas, pero pesa apenas un kilo. Solo la parte robótica necesita ser esterilizada, lo que reduce el trabajo de los astronautas y la necesidad de llevar más suministros. Tampoco necesita acoplarse a un módulo específico y se adapta muy fácilmente a la configuración interna de la Estación Espacial Internacional (ISS): se inserta a través de un solo puerto y se mantiene en su lugar con un soporte ajustable que se conecta a una mesa de operaciones.

Constantes simulaciones

El hecho de que se pueda insertar a través de una pequeña incisión, permite a los médicos realizar una cirugía abdominal de forma mínimamente invasiva: los cirujanos ya han utilizado MIRA para realizar resecciones de colon. Su capacidad para operar de forma remota ya ha sido puesta a prueba: el astronauta Clayton Anderson, quien pasó 150 días en la ISS, controló a MIRA en una simulación de operación mientras estaba en el Centro Espacial Johnson en Houston y el robot a Nebraska, a más de 1.300 kilómetros de distancia.

Llevar al pequeño robot al espacio no solo será una prueba de fuego para los viajes espaciales, también demostrará que MIRA puede ser utilizada en lugares remotos y de difícil acceso para llevar a cabo intervenciones médicas muy complejas y urgentes.

En su viaje al espacio, MIRA realizará tareas constantes simulando diferentes tipos de intervenciones médicas. Y este es otro punto a favor: está programando para que funcione de forma autónoma a fin de conservar el ancho de banda de comunicaciones de la ISS y minimizar la cantidad de tiempo que los astronautas pasan con el experimento.

«El astronauta acciona un interruptor, comienza el proceso y el robot hace su trabajo por sí mismo. Dos horas después, el astronauta lo apaga y ya está. A medida que las personas se adentran cada vez más en el espacio, es posible que algún día necesitemos someternos a una cirugía. Estamos trabajando hacia ese objetivo», afirma el propio Farritor.

MIRA se diseñó para brindar la potencia de un dispositivo de cirugía asistida por robot en un tamaño miniaturizado, con el objetivo de hacer que esta tecnología sea accesible en cualquier quirófano del planeta. «Trabajar con la NASA a bordo de la Estación Espacial Internacional probará cómo MIRA puede hacer que la cirugía sea accesible incluso en los lugares más lejanos», añade.

El primer viaje de MIRA al espacio será su trabajo más autónomo y distante hasta la fecha, pero Farritor señala que en 50 o 100 años ya trabajará de forma completamente autónoma, sin necesidad de supervisión humana. Este viaje no tiene el propósito de evaluar su autonomía o desempeño, sino su comportamiento en un entorno de gravedad cero. Para ello el equipo de Farritor están configurando al robot con nuevas instrucciones y rediseñando parte de su exterior y así asegurarse que será lo suficientemente robusto para sobrevivir al lanzamiento y que sus sistemas funcionen como se prevé en el espacio.

«La NASA tiene planes ambiciosos para viajes espaciales de larga duración –concluye Farritor –, y es importante probar las capacidades de la tecnología que pueden ser beneficiosas durante las misiones que duren meses o años». MIRA será el primer paso para asegurar la calidad y seguridad médica de los viajes a otros planetas. Pero también cambiará la medicina en la Tierra.