Infecciones resistentes

Desarrollan un medicamento efectivo contra más de 300 bacterias resistentes

Se trata de un hallazgo de enorme importancia en medio de una crisis por la resistencia de los microorganismos

Legionella Pneumophila Bacteria
Legionella Pneumophila BacteriaPIXABAY

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya lleva al menos un lustro advirtiéndolo:estamos llegando a un punto de no retorno en lo que respecta a las bacterias resistentes a los antibióticos. ¿El motivo? Llevamos más de 30 años sin desarrollar uno nuevo y las bacterias son cada vez más resistentes a los fármacos. De acuerdo con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC por sus siglas en inglés) aproximadamente 2,8 millones de personas en todo el mundo están infectadas con bacterias resistentes. Esto significa que, cada año, mueren 700.000 personas por esta causa

Uno de los mayores obstáculos a la hora de desarrollar antibióticos es que estos deben ser muy específicos (deben combatir más de 100 bacterias resistentes que afectan a los humanos), también deben administrarse en la cantidad precisa: no mucho para convertirse en tóxicos, pero en la dosis adecuada para ser eficientes.

A esto hay que sumarle más factores. Por un lado, convivimos con bacterias resistentes que afectan a los humanos y también con otras que afectan a los animales domésticos, en especial a los vinculados a la ganadería, que se ve afectada por decenas de estos bacilos. Otro aviso es que no solo se trata de nuestra salud, también nuestra economía y nuestros recursos se ven afectados.

¿Parece mucho? Hay más problemas a la hora de desarrollar antibióticos ya que no basta con que sean efectivos en el momento, también deben prolongar su acción en el tiempo para evitar la reproducción de las bacterias. Y, finalmente está el obstáculo que muchos ya han pensado: el económico. De acuerdo con un estudio publicado en Nature, se necesitan al menos 10 años para desarrollar un antibiótico. A esto hay que sumarle el tiempo necesario para llevar a cabo los ensayos, los años requeridos para que sea aprobado y, finalmente, su llegada al mercado. Todo ese tiempo y los gastos en I+D hacen que muchas compañías duden a la hora de enfrentarse a esta tarea. “Las inversiones de la industria farmacéutica y las empresas de biotecnología para la investigación y el desarrollo de nuevos antibióticos están disminuyendo”, concluyen los autores del estudio de Nature.

Impacto en la economía y en la política internacional

Más datos para poder dimensionar el problema. Las Naciones Unidas, la OMS y la Organización Mundial de Sanidad Animal elaboraron un informe en conjunto, publicado en 2019, en el que concluyeron que las enfermedades resistentes a los antibióticos no solo podrían provocar 10 millones de muertes cada año a partir de 2050, sino también forzar hasta a 24 millones de personas a la pobreza extrema en 2030. El impacto no solo se limita a la salud, también a la economía y a la política internacional.

Parte de esta resistencia tiene que ver con la evolución: las bacterias que sobreviven al ataque de los fármacos se reproducen y llevan consigo esta resistencia para la próxima generación. Cuando se las ataca no solo aguantan el chaparrón, también ven cómo otras bacterias, generalmente beneficiosas para los humanos, desaparecen y les dejan el terreno libre y sin competencia por los recursos.

Uno de los descubrimientos más importantes en los últimos meses es el que llevó a cabo un equipo de científicos de la Universidad de Georgia, Estados Unidos. Liderados por Issmat Kassem, descubrieron en las aguas residuales de la ciudad, un gen-el MCR- que hace que las bacterias sean resistentes a uno de los antibióticos más importantes del mundo, la colistina, efectiva contra todos los bacilos gramnegativos. Estas bacterias son las responsables de infecciones como la neumonía, la gonorrea, la salmonela, la meningitis, infecciones urinarias, intestinales, del aparato circulatorio y un largo etcétera. De acuerdo con los resultados, publicados en Journal of Global Antimicrobial Resistance, identificar este gen y su capacidad permitiría crear una diana más específica para anular la resistencia a los fármacos.

Con todo esto en mente, no es extraño que los expertos tengan como diana nuevos antibióticos y, en especial, los que apuntan a las bacterias gramnegativas. Estas bacterias tienen sistemas de defensa muy evolucionados y eso hace más complejo luchar contra ellas. Pero al provocar un abanico tan amplio de infecciones, son un objeto de estudio muy frecuente.

La famibicina, una nueva esperanza

El último hallazgo en este campo, uno que podría revertir la tendencia que vaticina la OMS, es el realizado por un equipo liderado por Paul J. Hergenrother, químico de la Universidad de Illinois. En un estudio publicado en ACS Central Science, el equipo de Hergenrother describe el descubrimiento de una nueva molécula que inhibe la actividad de las bacterias resistentes a los medicamentos. Básicamente les impide sobrevivir a los fármacos. Y lo mejor es que solo las afecta a ellas, las bacterias beneficiosas o útiles para los humanos se libran.

Para llegar a ello, Hergenrother y su equipo modificaron estructuralmente varios fármacos, en cierto sentido lo que hicieron fue alterar su “arquitectura química”. Una vez realizados los cambios comenzaron a explorar la habilidad de estas nuevas moléculas para enfrentarse a bacterias resistentes. Y una de ellas demostró ser un aliado muy potente contra las bacterias. Por ahora, esta nueva molécula, conocida como fabimicina, se ha evaluado, primero en experimentos en células aisladas, luego se analizó su acción en ratones que habían sido infectados con neumonía y que tenían infecciones del tracto urinario. Los resultados demostraron que la fabimicina, era útil a la hora de combatir más de 300 enfermedades resistentes a los medicamentos. El equipo de Hergenrother afirma que los resultados permiten deducir que algún día, la fabimicina, podría convertirse en un tratamiento eficaz para las infecciones resistentes. Ojalá ese día llegue más pronto de lo pensado.