Salud

Qué es el hipo y qué puedo hacer para que se me pase

Existen numerosos caseros para acabar con esta molesta sensación, aunque ninguno de ellos esté científicamente probado

El hipo es una sensación muy desagradable, que a veces llega a ser inutilizante
El hipo es una sensación muy desagradable, que a veces llega a ser inutilizanteLa RazónLa Razón

¡¡¡BUUHHH!!! Seguro que más de una vez has tenido que soportar que tus familiares, amigos y, por qué no, compañeros (de trabajo, colegio, universidad, de equipo...) hayan intentado asustarte una y otra vez para tratar de quitarte el hipo. Pero seguro que también has intentado acabar con él a base de beber agua de lado, boca abajo o poniendo azúcar debajo de la lengua. No hay base científica par hacerlo pero ante la falta de soluciones definitivas, bueno es intentarlo por si tenemos suerte y logramos que alguno funcione.

Y es que el hipo es la consecuencia de la irritación del diafragma, un músculo que está en la parte baja del pecho que desciende para dejar entrar el aire en los pulmones cuando inhalas y se relaja cuando se exhala, con lo que permite que expulsar el aire a través de la boca y de la nariz. Pero cuando se irrita, el diafragma desciende de forma brusca y el aire entra en la garganta de golpe, lo que provoca que las cuerdas vocales se cierren de manera brusca y provoca el característico ¡hip!.

Las causas de la irritación del diafragma pueden ser varias, desde comer demasiado deprisa o mucha cantidad, tomar alimentos picantes, bebidas con gas o alcohólicas, tener una irritación estomacal, de la garganta, inflamaciones respiratorias,los cambios de temperatura bruscos, estar nervioso, estresado o reírse durante un ratolargo, que provoca que traguemos aire que se acumula en el estómago, presiona el diafragma y desencadena el latoso hipo. Peor también puede estar provocado por problemas más serios como problemas de esófago (reflujo), pleuresía, neumonía, la existencia de una cirugía en el abdomen, algún accidente cerebrovascular o tumor que afecte al cerebro.

Lo normal es que estos episodios de hipo duren unos minutos, pero puede llegar a dilatarse durante días o incluso semanas, situación menos habitual y que suele estar provocada por algún problema médico. Según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el hipo en ocasiones puede ser tan intenso, frecuente e importante como para impedir las actividades cotidianas de un paciente y originarle síntomas de malnutrición grave, insomnio, dehiscencia de heridas quirúrgicas...” Hasta tal punto que, añaden, “alguno de estos enfermos ha llegado hasta el suicidio por su culpa”.

La frecuencia de los espasmos suele oscilar entre 4 y 60 por minuto. “A diferencia de otros reflejos (tos, vómito...), este síntoma no sirve como función protectora y no parece que desempeñe ninguna función fisiológica”, indican desde la SEMG.

Por ello, según la intensidad hay tres tipos de hipo. El agudo, que es transitorio y dura como mucho 48 horas. El persistente es el que tarda en pasarse entre 48 horas y un mes. Por último, el intratable es el que se alarga más allá de los dos meses.

El único estudio que aporta algo de luz a esto es el publicado en 2016 por el British Journal of General Practice, en el que explica que hay ciertas prácticas que puede ayudar a acabar con el molesto hipo: Estimular la nasofaringe (nariz y garganta) bebiendo un vaso de agua; aplicando una compresa fría en la cara para estimular los nervios craneales o hacer determinadas maniobras respiratorias como toser, respirar en una bolsa de papel, contener la respiración o tomar una cucharadita de limón o con un poco de vinagre.

Desde la desde la SEMG, recuerdan que a lo largo de la historia se han citado numerosos “remedios”, entre ellos los “citados por Hipócrates (estornudar o toser) o Platón (dar un golpe en la espalda), amén de otros como levantar la úvula con una cuchara fría, respirar dentro de una bolsa de papel, flexionar las rodillas sobre el tórax, estar en apnea el máximo tiempo posible, realizar una maniobra de Valsalva (exhalar con la glotis cerrada o con la boca y la nariz cerradas).... La utilidad de estos tratamientos es incierta”.

En cambio, un estudio de Semergen (Sociedad Española de Médicos de Familia) establece tres formas de tratamiento: Maniobras físicas, tratamiento farmacológico e interrupción de la transmisión del nervio frénico.

Entre las maniobras físicas, recuerda algunas de las ya citadas y añade otras como como tragar terrones de azúcar, beber pequeños sorbos de agua fría, estimular la faringe con una sonda nasogástrica, levantar la úvula con una cucharilla fría, provocar estornudos o la simple tracción de la lengua.