Salud

Cardiopatías infantiles: estos son los posibles signos de un problema de corazón en los niños

Muchos padres se inquietan ante la noticia de estos problemas de salud de sus hijos, pero ¿tienen solución?

Niños con problemas de corazón
Niños con problemas de corazónDreamstimeDreamstime

Los problemas de corazón que tiene un niño son muy diferentes a los de un adulto. Las enfermedades más comunes en la rama de la Cardiología y que tienen lugar en la edad infantil están relacionadas, principalmente, con alteraciones en la estructura del corazón y como consecuencia de cardiopatías congénitas, es decir, que han nacido con ellas. Su causa, generalmente, es desconocida.

“Se producen antes de nacer a causa de un desarrollo anormal de este órgano. Es la malformación más frecuente y su incidencia es de ocho de cada mil recién nacidos vivos”, explica la doctora Marta López, especialista en Cardiología infantil de la Unidad de Pediatría del Hospital Quirónsalud Zaragoza.

Como es lógico, son muchos los padres que se inquietan ante la noticia de estos problemas de salud de sus hijos, pero ¿estos tienen solución? A este respecto, la doctora precisa que hay un amplio espectro dentro de las patologías congénitas del corazón, desde defectos que no dan ninguna sintomatología y que incluso se pueden curar de forma espontánea hasta patologías cardíacas más graves y más complejas que pueden requerir una intervención, bien por cateterismo o por cirugía cardíaca.

La Asociación Española de Pediatría (AEP) indica en este punto que las lesiones pueden tener lugar porque no se han cerrado al completo los tabiques dentro del corazón, o bien porque quedan desconectadas determinadas cavidades y arterias del corazón o, por ejemplo, porque no se reabsorben algunos vasos sanguíneos que deberían desaparecer, entre otras razones.

Desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC), por su parte, recuerdan que en casi todas las cardiopatías congénitas la causa es multifactorial y desconocida, siendo “raros” los casos ligados a una única mutación genética concreta. Por otro lado, recuerdan que la posibilidad de transmitirse de padres a hijos o de repetición de otro defecto congénito en un hijo es en general baja, oscilando entre el 3% y el 5%, aunque puede variar significativamente en función del tipo concreto de cardiopatía.

La primera sospecha: el pediatra

La primera sospecha siempre suele tenerla el pediatra de Atención Primaria del menor, quien le examina en cada revisión y puede detectar, por ejemplo, un soplo. En líneas generales, suelen ser benignos y su presencia no es sinónimo de que el menor padezca una cardiopatía. Después, y una vez existe la sospecha, siempre son estos especialistas los que derivan a los menores a los cardiólogos pediátricos.

En este sentido, la especialista de Quirónsalud Zaragoza, experta en la materia, reseña que entre las señales más habituales de que un niño pueda padecer una cardiopatía congénita está la cianosis, es decir, una coloración azulada de piel, de los labios y de las uñas que suele indicar falta de oxígeno. Asimismo, indica que pueden darse dificultades para respirar, jadeos, respiración rápida o difícil, irritabilidad y fatiga al alimentarse.

“En estas situaciones, el diagnóstico precoz es muy importante, ya que permite adecuar el tratamiento de forma rápida y eficaz”, subraya la experta. Este suele realizarse antes de que nazca el bebé, durante la ecografía de las 20 semanas de embarazo, o bien durante los primeros días del nacimiento, donde todos los bebés son estudiados con mayor frecuencia en revisiones con su pediatra, aunque algunos casos no suelen ‘mostrarse’ hasta pasado un tiempo.

La doctora Marta López celebra que, en la actualidad, el pronóstico de estos pacientes ha mejorado mucho gracias a los últimos avances científicos en este campo. “De hecho, a día de hoy es posible corregir la mayor parte de los casos, favoreciendo que lleguen en buenas condiciones a la edad adulta”, apunta la especialista de Quirónsalud Zaragoza.

De ahí que la doctora López recuerde igualmente cuáles pueden ser las señales que indicarían que un menor puede padecer una enfermedad cardíaca: “El soplo, el dolor torácico, las palpitaciones, los síncopes o los mareos. Asimismo, en ocasiones estudiamos a pacientes asintomáticos a partir de la historia clínica de su familia, ya que determinadas afecciones pueden ser hereditarias”.

Un mensaje de tranquilidad para las familias

Precisamente, una de las preocupaciones del equipo médico de Quirónsalud Zaragoza es tranquilizar tanto al niño como a los padres, puesto que la mayor parte de los síntomas no interfieren en la actividad diaria del paciente, quien va a poder afrontar una vida normal.

Por ello, en la Unidad de Cardiología Pediátrica se trabaja en coordinación con los pediatras, quienes primero identifican ese problema cardíaco, para poder ofrecer una atención integral a las familias y mantener una relación fluida, así como una comunicación constante.

“Se debe tranquilizar a los padres porque la mayor parte de los síntomas cardiológicos en niños son patologías banales o pequeñas patologías que no interfieren en la vida normal del niño y se corregirán solas, o necesitarán una corrección, pero tendrán un corazón normal y podrán tener una vida igual que el resto. Muchas veces hay que tranquilizar a las familias, a los padres”, remarca la doctora.