Investigación

El cadáver del agricultor de Cuenca no tenía genitales

La forense confirmó ayer en el juzgado que el cuerpo se trasladó al lugar donde lo encontraron ya sin vida

La instrucción del asesinato de Daniel Hernán Cueva, el recolector de romero asesinado en verano de 2019 en Motilla del Palancar –y cuyo cadáver trataron de esconder con un incendio– tuvo ayer dos declaraciones clave. Una de ellas fue la del equipo forense que practicó la autopsia del ecuatoriano, donde se concluyó que la causa de era un traumatismo craneal.

Las profesionales explicaron en sede judicial que el avanzado estado de putrefacción del cuerpo no permitió un estudio muy pormenorizado del mismo. Sin embargo, sí admitieron –a preguntas de la letrada de la acusación, ejercida por el despacho de Marcos García Montes– que las lesiones craneales no eran las únicas que presentaba el cuerpo. Tenía unas líneas de coloración en torno al abdomen que podían ser compatibles con arma blanca, el brazo derecho desmembrado del cuerpo, marcas de ahorcamiento y, lo más llamativo, no tenía genitales.

Móvil pasional

Para la acusación particular, ejercida por las hermanas del finado bajo la asistencia letrada de Ana Isabel Moraza, esto avalaría su teoría: el crimen responde a un móvil pasional. Ellas creen que tanto la mujer como su hija estarían detrás de la muerte del hombre y también reforzaría su tesis el hecho de que, según explicaron ayer las forenses, el hombre presentaba en sangre sildenafilo (Viagra) porque se estaría viendo con otras mujeres, ya que días antes de morir su mujer estaba en Valencia. Que la relación no eran buena entre ellos también parece intuirse cuando él cambio de nombre algunas propiedades y, en lugar de estar a nombre de su mujer e hija, las dejó a sus hermanas. Ellas habían estado sacando grandes cantidades de dinero los días previos a su desaparición. «La semana antes de que le mataran mi tío fue sacando de un préstamo de 29.000 euros cantidades enormes hasta dejar la cuenta en 700 euros», explicó Jorge, sobrino de la víctima.

Otro indicio contra ellas es que en una de las grabaciones a los presuntos autores materiales uno habla de apuñalamiento y de que la mujer “se puso a gritar”, lo que la situaría en la escena del crimen.

También declaró ayer el instructor de las diligencias, que explicó ante la jueza que cuando fueron avisadas de que habían encontrado el coche y un zapato con sangre del hombre (cuando aún figuraba como desaparecido) estuvieron en un despacho de abogados de Motilla del Palancar durante una hora antes de presentarse ante la Guardia Civil. Las dos están citadas a declarar 24 de noviembre, de momento, en calidad de testigo, por lo que tienen obligación de decir verdad.