Informe de la Fundación BBVA

Los españoles confían en la familia, los amigos y los sanitarios, principalmente

Sindicalistas, sacerdotes, políticos e «influencers» se colocan en el extremo de menor confianza

Estudio de confianza. Fundación BBVA
Estudio de confianza. Fundación BBVATeresa Gallardo

La mayoría de los españoles confía, con carácter general, tanto en las personas como en las instituciones propias de un país democrático moderno, así como en los grupos profesionales vinculados a ellas. Así se desprende del estudio de opinión pública “Confianza en la Sociedad Española”, llevado a cabo por la Fundación BBVA mediante encuesta a una muestra representativa de 4000 personas entre los meses de septiembre y octubre de 2022.

Esta radiografía muestra, en primer lugar, que los españoles confían en la mayoría de las personas, siendo la familia y los amigos los grupos en los que más se confía, seguidos de los compañeros de trabajo o estudio, jefe o profesor. La confianza se atenúa, aunque sigue siendo alta, cuando se refiere a grupos más lejanos, como los vecinos, gente del mismo pueblo-ciudad y la gente del propio país.

El clima de confianza general se complementa con la existente acerca de los pilares de una sociedad avanzada: el conocimiento objetivado –médico, científico y tecnológico–, la democracia, las leyes y el Estado de derecho, seguido por el mercado. La religión presenta una pauta diferencial, en el que la desconfianza es el patrón dominante.

Esa doble confianza -en la gente y en la arquitectura de una sociedad avanzada- cristaliza en una confianza sólida en un amplio abanico de instituciones nacionales y supranacionales, así como en los grupos profesionales vinculados a ellas. El mapa de confianza dibuja una pirámide invertida en cuya cúspide están, en el caso de las instituciones nacionales, la sanidad pública, la policía, el ejército; le siguen un grupo de instituciones en las que confían más de la mitad de los españoles y entre las que se encuentran las organizaciones ecologistas, los medios de comunicación, los tribunales de Justicia y las grandes empresas españolas. En el extremo de menor confianza, se sitúan el Parlamento, la iglesia católica, los sindicatos, el Gobierno nacional, las redes sociales, los bancos y los partidos políticos.

La confianza expresada hacia las instituciones aumenta respecto a los grupos profesionales vinculados a ellas. Así, ocurre con científicos, médicos, policías militares y jueces, que, junto a los maestros, son en quienes los españoles confían mayoritariamente y con alta intensidad, mientras que los sindicalistas, sacerdotes, políticos e “influencers” se colocan en el extremo de menor confianza.

La confianza interpersonal

El estudio revela un nivel de confianza interpersonal medio-alto, que se mantiene por encima de 5 en una escala de 0 a 10 (en la que 0 significa que no se puede confiar en la mayoría de gente y 10 que sí se puede).

Un factor clave en la generación de confianza interpersonal es la cercanía y el conocimiento. Los círculos más cercanos como los familiares y amigos obtienen niveles altísimos de confianza (media de 8,9 y 8,2, respectivamente en una escala de 0 a 10), seguida de la que se expresa hacia compañeros de trabajo o estudio (7,1), jefe o profesor (6,8), y aunque muy alta, se atenúa al referirse a círculos más lejanos: vecinos (6,2), gente del pueblo-ciudad (6,1) y, finalmente la gente del propio país (5,6).

Para confiar en una persona los españoles otorgan la mayor importancia a características del universo moral, destacadamente a decir la verdad, cumplir las promesas y actuar de forma ética, seguidas por los atributos referidos a la competencia o preparación. La afinidad o similitud y el tiempo del vínculo también son relevantes a la hora de confiar en alguien.

Predomina la visión de que la mayoría de las personas se atiene en su conducta al principio de la honradez en su vida cotidiana. La percepción de cuáles son los valores predominantes en la sociedad española está asociada con el nivel de confianza: quienes creen que las personas tienden a ser éticas, decir la verdad y cumplir con sus promesas, confían más en la mayoría de la gente.

La edad aparece como un factor de la confiabilidad de una persona, con una mayoría de los españoles que cree que se puede confiar más en la gente mayor que en la gente joven. Por el contrario, es mayoritaria la visión respecto de que la raza o el grupo étnico son indistintos a la hora de confiar en alguien. Para la mitad de la población, tampoco el sexo ni las creencias religiosas resultan importantes como factor de confianza, aunque entre quienes los toman en cuenta, predomina la percepción de se puede confiar más en las mujeres que en los hombres y más en las personas sin creencias religiosas que en las creyentes.

Las redes personales y la confianza

Otro componente vinculado a la confianza que favorece el sentido de pertenencia y las relaciones de reciprocidad es el tejido de relaciones sociales en las que está inserto el individuo.

Los familiares y amigos son grupos de una relevancia fundamental para los españoles, tanto porque confían plenamente en ellos, como porque constituyen la parte esencial de su red personal, con una presencia muy extendida en su vida cotidiana a través del contacto tanto virtual como telefónico y presencial.

Los españoles compensan hogares relativamente pequeños con una red bastante amplia de familiares con los que, aun no conviviendo, mantienen una comunicación regular. Esa red familiar alcanza un valor medio de 9 personas. También los amigos constituyen un componente esencial de la red de conectividad social de los españoles, con un promedio de casi 8 amigos.

Más del 60% de la población se comunica diariamente con familiares y amigos y más del 90% semanalmente. El canal más extendido para esta comunicación es el envío de mensajes o chats mediante WhatsApp o redes sociales. Aunque continúa siendo muy frecuente, tras más de una década y después de la pandemia cae del 74% en 2005 al 63% el porcentaje que ve personalmente a sus familiares semanalmente y de 78% a 62% el que ve a sus amigos. También disminuye el contacto presencial con compañeros de trabajo en el tiempo libre (de 40% a 29%).

El tamaño de la red de familiares y de amigos influye a la hora de pedir ayuda: quienes tienen un tamaño de red más amplio (sumando las personas con las que vive en el hogar, los familiares con los que se comunica regularmente y los amigos) perciben menos dificultad para pedir ayuda en caso de necesitar dinero, así como en caso de estar enfermo y necesitar ayuda en casa.

Confianza en instituciones

La confianza interpersonal no se da en el vacío, sino que se corresponde con la existente en una serie de componentes de la arquitectura institucional de una sociedad compleja, cuyo funcionamiento precisa del correcto y previsible desempeño de las instituciones en el cumplimiento de los fines que dan sentido a su existencia. Se presenta a continuación el perfil de esa confianza institucional, agrupando a estas en función de su naturaleza.

La sanidad pública se coloca como la institución que recibe la mayor confianza de los españoles: el 88% la puntúa con 5 o más puntos en una escala de 0 a 10 y, lo que es más revelador, el 50% les otorga las puntuaciones de máxima confianza, entre 8 y 10.

Destacan también los altos niveles de confianza obtenidos por las instituciones y grupos profesionales garantes del Estado de derecho. La policía y el ejército confirman la tendencia ascendente de los últimos años y obtienen niveles de confianza muy amplios e intensos: cerca del 40% de la población les otorga la máxima confianza (entre 8 y 10 en la escala de 0 a 10) y más del 75% los puntúa con 5 o más. Por su parte, los tribunales de Justicia en general, y el Tribunal Constitucional en particular, se encuentran en la horquilla media de confianza de los ciudadanos: el 60% y el 56% respectivamente los puntúa con 5 o más.

Las instituciones de la función de gobierno y de formación de la voluntad política se sitúan en cambio en la horquilla media-baja y baja de confianza: Gobiernos y Parlamento. La confianza en las instituciones de carácter ejecutivo presenta un gradiente según su grado de cercanía a los ciudadanos: obtienen una mayor confianza relativa los ayuntamientos, seguidos por los gobiernos autonómicos y, tras ellos, el Gobierno central. En el extremo de menor confianza, se sitúan a los partidos políticos, resultando confiables para el 28% de los españoles.

El déficit de confianza en el desempeño de las élites y fuerzas que ejercen esas funciones no implica el desapego respecto al marco institucional o los principios de la democracia representativa, siendo muy alto el nivel de confianza que generan la democracia como forma de gobierno y las leyes y el Estado de Derecho, con más del 80% de la población que los puntúa con 5 o más.

En lo que respecta a los medios de comunicación, obtienen niveles similares a los del resto de instituciones expresión del pluralismo de la sociedad. Los periódicos, la radio pública y la radio privada se sitúan en la zona de confianza media-alta; algo por debajo se coloca la televisión, tanto pública como privada, que divide más las opiniones y genera un porcentaje más significativo de desconfianza. En todos los casos de la radio y la televisión, tanto pública como privada, se ha preguntado de manera genérica (televisión pública, televisión privada, radio pública, radio privada) sin distinguir su programación o su carácter (canal generalista, temático o especializado). Como contraste, en el extremo de menor confianza se sitúan las redes sociales, que son calificadas por casi un tercio de los encuestados con el peor rango de nota (entre 0 y 2 en una escala de 0 a 10).

Respecto a la confianza en otras organizaciones de carácter nacional, los españoles confían mayoritariamente en las organizaciones ecologistas. En cambio, la Iglesia católica no resulta confiable para una mayoría de la población (un 54% no confía).

Entre los actores económicos, las grandes empresas españolas son confiables para la mayoría de los españoles, confianza que se atenúa respecto a las empresas multinacionales y la CEOE. Los sindicatos y los bancos, por su parte, registran bajos niveles de confianza.

Las instituciones supranacionales obtienen niveles altos o muy altos de confianza entre la ciudadanía. Destaca, en este grupo, el amplio respaldo social que obtiene la Cruz Roja y la OMS (más del 80% las puntúa con 5 o más puntos). La OTAN, la ONU y la Comisión Europea se sitúan en la zona media-alta del mapa (con más del 60% en dichas puntuaciones) sin diferencias significativas entre ellas.

Confianza en grupos profesionales

Los científicos, los médicos y los maestros son los grupos profesionales que mayor confianza suscitan entre los españoles. Igualmente, los policías y los militares son evaluados como muy confiables. En un nivel de confianza medio y medio-alto se sitúan los jueces, los empresarios, los ecologistas y los periodistas. En la horquilla de menor confianza, se sitúan los financieros, sindicalistas, sacerdotes, y con puntuaciones aún más bajas, los políticos e “influencers” y “youtubers”.

Existe una clara correspondencia entre la confianza en los grupos profesionales y la confianza en las instituciones en las que desarrollan su actividad. Siendo, además, por lo general, mejor valorados los grupos que la institución; esta distancia es mayor en el caso de los médicos frente a la sanidad pública y de los jueces frente a los tribunales de justicia.

Las facetas que se consideran al valorar la confiabilidad de los profesionales son la ética y la competencia profesional, que en general van a la par, aunque en el caso de los jueces y los empresarios destaque más la segunda. La valoración más favorable de ambos atributos se expresa hacia los médicos, científicos, seguido de los jueces, periodistas, empresarios, y la valoración más negativa, hacia los sindicalistas y políticos.

Percepción de la corrupción

Una dimensión de la vida pública que influye en la confianza en las instituciones es la percepción de la existencia de corrupción en ellas Los ciudadanos tienen una muy amplia y marcada percepción de que existe corrupción en España: seis de cada diez personas declaran una fuerte percepción de corrupción, con puntuaciones de 8 a 10. Pero esa percepción se concentra sobre todo en los grupos profesionales que menos confianza generan. Nueve de cada diez ciudadanos consideran que la corrupción está muy o bastante extendida entre los políticos. Por el contrario, la mayoría cree la corrupción está poco o nada extendida entre jueces, policías y, menos aún, entre científicos y médicos.