Alimentación
Después de los probióticos llegan los postbióticos
Un nuevo suplemento alimentario promete revolucionar el tratamiento de algunas enfermedades
La manida frase «somos lo que comemos» no deja de ser una ingenua exageración. A la comida se le atribuyen muchas cualidades y efectos sobre nuestra vida pero, hasta la fecha, no hay evidencia científica de que modifique nuestra personalidad, nuestro destino, nuestro «ser». No obstante, cada vez existen más estudios que demuestran que, al menos, buena parte de nuestro sano devenir por el mundo depende de lo que nos metemos por la boca. Y en el arsenal de nuevas evidencias sobre la importancia de seleccionar bien los ingredientes de nuestra dieta una palabra surge con fuerza suficiente para convertirse en concepto nutricional de moda: postbióticos.
Un reciente estudio publicado por la revista «Gut Microbes» ha demostrado que estos alimentos son eficaces para el mantenimiento del equilibrio microbiano del organismo y que presentan múltiples beneficios en la prevención y mejora de la salud. Serían el tercer componente de un trío del que forman parte también los ya conocidos probióticos y prebióticos.
Los amantes de la dieta equilibrada y de la suplementación alimentaria conocen bien los términos prebiótico y probiótico. Los prebióticos son alimentos que promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas durante la digestión. Se trata de fibras vegetales especializadas que actúan como fertilizantes. Se encuentran principalmente en alimentos como los granos integrales, algunas frutas como el plátano, las hortalizas de hoja verde, las alcachofas o la soja. Desde que se conoce la importancia de mantener sana la gigantesca cantidad de bacterias que viven en nuestro aparato digestivo, la ingesta de prebióticos se considera una clave en cualquier menú sano.
Los probióticos actúan de una manera algo diferente. Son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias del sistema digestivo. En lugar de promover su crecimiento en el interior del cuerpo, se añaden a las ya existentes. Dos de los organismos probióticos más conocidos son los lactobacillus y los bifidobacillus. Alimentos como el yogur natural, el kéfir, la kombucha, la soja fermentada o ciertos encurtidos son probióticos.
A esta pareja de hermanos (pre y probióticos) se unen recientemente los postbióticos. Son componentes bioactivos producidos por la fermentación bacteriana. Son los metabolitos (las moléculas generadas tras la digestión) que producen los probióticos. Los componentes de un postbiótico incluyen células microbianas inertes en lugar de vivas. De alguna manera, el consumo de postbióticos integra en el cuerpo los compuestos derivados de la acción de los probióticos directamente, sin necesidad de dar el paso intermedio (por ejemplo, sin necesidad de consumir yogur).
Todos los expertos en nutrición mínimamente responsables coincidirán en que la mejor manera de integrar todos estos componentes en nuestro organismo es mediante una correcta y variada alimentación. Pero la ingesta directa de suplementos postbióticos puede ser de mucha utilidad en algunos casos, sobre todo para el tratamiento de patologías derivadas de la disfunción de la microbiota bacteriana intestinal.
El reciente artículo de la revista «Gut Microbes» viene a avalar esta idea. El equipo investigador propuso cuatro mecanismos principales de la acción de los postbióticos: la alteración del microbioma intestinal, la estimulación de una capa de mucosa del intestino más robusta, la estimulación de la unión entre células epiteliales y una función moduladora de la respuesta inmunológica.
Las cuatro funciones se ven mejoradas por el uso de postbióticos. El estudio destaca que una de las patologías en las que más eficaces pueden ser estos suplementos es la diarrea infantil, una de las principales causas de mortalidad pediátrica en los países en vías de desarrollo. Estas diarreas están causadas por la infección de rotavirus. El trabajo concluye que la ingesta de postbióticos es efectiva tras el tratamiento con antibióticos. Además, el estudio demuestra que estos alimentos producen efectos positivos en la supresión de reacciones alérgicas y también en la reducción de infecciones respiratorias.
Otros estudios han sugerido que el uso de postbióticos puede ser beneficioso para el control del estrés oxidativo que causa procesos inflamatorios y riesgo de algunas patologías cardiovasculares.
El doctor Deep Jyoti Bhuyan es experto en la conexión entre la microbiota intestinal y el cáncer. Aunque se trata de un área de investigación aún incipiente, investigadores como él consideran que ciertas patologías oncológicas se ven afectadas por la falta de equilibrio de las bacterias de nuestro aparato digestivo. En una reciente comunicación en la Western Sydney University aseguró que «ciertos postbióticos como los ácidos grasos de cadena corta han demostrado matar células cancerosas en laboratorio y potenciar el efecto de medicamentos oncológicos convencionales». Bhuyan cree que la combinación de postbióticos y quimioterapia puede aumentar la eficacia del tratamiento. Por desgracia, no todos los postbióticos son buenos. Como metabolitos de las bacterias de nuestro intestino también se encuentran los ácidos biliares cuyo exceso está unido al riesgo de cáncer gástrico.
El equilibrio entre postbióticos beneficiosos y perjudiciales es la clave de una buena salud. Todavía no se pueden ingerir postbióticos directos comúnmente. Se requiere aún mucha investigación para que se conviertan en moléculas sintéticas disponibles en farmacias. Pero se sabe que la dieta puede favorecer el crecimiento de postbióticos «buenos» de manera espontánea en el organismo.
Las últimas investigaciones sugieren algunas prácticas útiles para aumentar la cantidad de postbióticos. El consumo de frutas y verduras debe de ser elevado. Se cree que cocinar en exceso los alimentos destruye algunos de sus nutrientes y es perjudicial para la presencia de postbióticos. Otra práctica positiva sería la ingesta suficiente de fibras, de legumbres y de frutos secos.
Otros estudios han indicado también los beneficios de tener una buena higiene de sueño y de practicar ejercicio para estimular estos compuestos derivados de la acción bacteriana a la espera de que contemos con suplementos directos basados en la nueva revolución postbiótica.
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