Nuevo paradigma
Salud moderna, profesión médica y Big Data
No podemos permanecer ajenos a este cambio de paradigma digital
Sabemos que la revolución digital ha venido para quedarse en el sector de la salud, como en prácticamente todas las demás áreas de la vida moderna. En los últimos años, hemos sido testigos de una verdadera explosión en el desarrollo de plataformas electrónicas que ofrecen servicios sanitarios que mejoran gradualmente y reflejan la vertiginosa evolución del desarrollo tecnológico. Actualmente, existen unas 350.000 aplicaciones sanitarias en el mercado en todo el mundo (90.000 de ellas añadidas solo en 2020) y crecen rápidamente, aunque no siempre son de la calidad adecuada o pueden ser sensibles de caducar con rapidez, lo que plantea un riesgo para los usuarios potenciales.
Durante muchos años, los expertos han advertido de que el Big Data no es una simple moda y que se ha convertido en una parte integral de varios sectores. Era solo cuestión de tiempo que el Big Data y sus múltiples aplicaciones prácticas se transfirieran y formaran parte, también, del mundo de la Medicina y la salud.
Como señal inequívoca de que la profesión médica no puede permanecer ajena a este cambio de paradigma, la transformación digital es uno de los ejes del plan estratégico 2020-2024 de la Organización Médica Colegial. Nuestro objetivo es responder a las necesidades de nuestros compañeros en todas las áreas que afectan a la práctica profesional y la vida cotidiana en los centros sanitarios, lo que significa que nos preparamos para adaptar nuestra práctica profesional a las necesidades de la era digital.
Tomamos plena conciencia de esta necesidad en la pandemia, que nos obligó a acelerar el proceso de digitalización y transformación digital para poder atender a los pacientes mediante el establecimiento de nuevos entornos de atención y la aplicación de nuevas modalidades para crear servicios de salud más sostenibles, adecuados para hacer frente a los nuevos desafíos en la provisión de salud en el contexto de una crisis importante como una emergencia sanitaria mundial.
Este proceso adaptativo a la nueva realidad requiere la participación activa de la profesión médica, basada en algunos principios esenciales. En primer lugar, las herramientas digitales deben ser facilitadoras y no maestros de nuestra práctica profesional; en segundo lugar, la formación en el uso de esas modalidades digitales es compleja y requiere tiempo y preparación para que los médicos y otros profesionales de la salud puedan evolucionar hacia usuarios eficientes y seguros. Por último, el uso de tecnologías digitales avanzadas tiene enormes beneficios potenciales para la sociedad y los profesionales, pero alberga riesgos realmente grandes que deben ser reconocidos y mitigados.
En ese sentido, queremos destacar que siempre tenemos que cumplir con los valores esenciales de nuestra profesión y, sobre todo, tenemos que poder garantizar la excelencia en la práctica médica y la seguridad de nuestros pacientes y la gestión de sus datos, en cualquier entorno digital y a través de cualquier plataforma, cumpliendo con nuestro Código de Ética Médica.
Esta es una tarea masiva, pero no estamos solos. El Big Data aplicado a la salud es un tema crucial para todas las naciones de la Unión Europea. En este sentido, el Espacio Europeo de Datos Sanitarios propuesto por la Comisión Europea sería un elemento clave para ceder a los ciudadanos el control de sus datos sanitarios y facilitar su uso hacia una mejor asistencia sanitaria; garantizar la interoperabilidad y la seguridad semántica, jurídica y técnica en el flujo de datos en toda la Unión Europea; y para proporcionarnos un marco sólido, seguro y de calidad para, también, la investigación y el desarrollo de políticas y regulaciones sanitarias.
La propuesta de este Espacio Europeo de Datos Sanitarios es una oportunidad para los pacientes, que podrán controlar sus datos sanitarios y ponerlos a disposición de los profesionales de manera fácil y eficiente, independientemente del momento y el lugar de prestación de asistencia sanitaria. También será una oportunidad para promover la protección de la salud y la investigación, siempre bajo una regulación adecuada y una rápida aplicación –a pesar de las diferentes velocidades de digitalización con las que avanza cada Estado miembro de la Unión Europea–, así como las competencias digitales de cada profesional sanitario y las diferentes actitudes de cada sociedad para el uso e intercambio de datos de salud.
La posesión y el tratamiento de información masiva implican que habrá más datos disponibles y, por lo tanto, requieren de la gestión de riesgos y la protección contra posibles usos o abusos en favor de intereses ajenos al sector sanitario. La profesión médica debe permanecer vigilante y salvaguardar el uso adecuado y éticamente racional de los datos.
El Big Data cambiará la atención médica y la relación médico-paciente. Es posible que, en un futuro no tan lejano, el paciente llegue a la consulta con un dispositivo que incluya una base de datos coordinada en tiempo real con la información relativa a su historial médico, pruebas, genomas, etc. Todo ello, conectado a un ordenador que generará respuestas sobre sus mejores opciones diagnósticas y terapéuticas. El Big Data puede cambiar el modelo de atención médica y es clave para garantizar el cumplimiento de los requisitos éticos con respecto al uso de datos en la salud, como el deber de obtener el consentimiento del paciente o involucrar comités de ética que puedan evaluar de manera robusta y holística escenarios complejos y desafiantes.
Además, es esencial que el Big Data no nos conduzca a un acceso desigual a la atención sanitaria y que ningún paciente se sienta obligado a compartir datos de salud debido a presiones o incentivos financieros o porque, al compartir sus datos, tendrá prioridad en recibir tratamiento médico. No debe haber un tratamiento discriminatorio de los pacientes que no están dispuestos a compartir datos de salud.
La digitalización de las sociedades en conjunto impone también un cambio de paradigma en la asistencia sanitaria al que debemos adaptarnos a nivel nacional y europeo. La bestia del Big Data está aquí para quedarse y, con la preparación y las salvaguardas adecuadas, puede ser un valioso aliado en nuestro objetivo de mejorar los servicios de salud, la seguridad de la práctica profesional médica y la calidad de la atención que brindamos a nuestros pacientes, que es la aspiración última de nuestra vocación.
*Vassilios Papalois es presidente de la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS) y Tomás Cobo es presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (Cgcom)
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