Las reacciones

El secretario de Benedicto XVI rompe su silencio para defenderle: “No renunció por el caso Vatileaks”

Georg Gänswein elogia la humanidad del pontífice fallecido en su particular obituario: “No fue un autómata insensible”

Georg Gänswein es su asistente personal y hombre de mayor confianza. Estará a su lado por lo menos hasta el próximo 28 de febrero
Georg Gänswein es su asistente personal y hombre de mayor confianza. Estará a su lado por lo menos hasta el próximo 28 de febrerolarazon

El secretario personal de Benedicto XVI, Georg Gänswein, ha roto su silencio tras la muerte del que hasta ahora era su ‘jefe’. Y lo ha hecho a través de un obituario publicado en el periódico alemán ‘Bild’, en el que, realiza una defensa a ultranza de Joseph Ratzinger frente a la caricatura desfigurada que desde el inicio de su pontificado hasta su fallecimiento ha acompañado al pastor alemán.

“Benedicto no fue un actor papal y, mucho menos, un papa autómata insensible. Fue y permaneció plenamente humano incluso en la sede de Pedro”, sentencia con vehemencia. En la necrológica, el arzobispo germano aprecia cómo su pontificado fue “absolutamente occidental” en tanto que “encarnó la riqueza de la tradición católica de Occidente como nadie más”. “Al mismo tiempo, abrió la puerta con tanta audacia a un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia al descartar voluntariamente el anillo del pescador, pero continuó como Papa Emérito”, defiende elogiando la decisión histórica de su renuncia, con solo un referente seis siglos atrás.

A partir de ahí, recuerda que “nunca había habido un paso como este antes”, por lo que “no sorprende que algunos lo vieran como revolucionario, mientras que otros lo vieron como una desmitificación del papado, o simplemente, como algo más humano”. En un tono más poético, el prelado de 66 años llega a afirmar que “rara vez un punto de inflexión en el tiempo del cosmos ha estado acompañado de manera más dramática”.

En su repaso a la biografía papal, Gänswein se detiene incluso en el nombre elegido por Joseph Ratzinger considerando todo un “programa” de vida, tanto por su referencia a San Benito de Nursia, como padre del monacato, como al empeño de Benedicto XV en poner todos los medios a su alcance para impedir, sin éxito, la Primera Guerra Mundial. “Puedo ser testigo de primera mano -confiesa Georg en su escrito- de la seriedad con que el Papa se tomó las palabras de san Benito para sí mismo y para su ministerio, según las cuales “nada es preferible al amor de Cristo”.

Incluso llega a desvelar algunos detalles inéditos de aquel cónclave de 2005: “En la Capilla Sixtina, lo vi ‘marearse’ mientras veía caer sobre él la ‘guillotina’ de la decisión”. A partir de ahí, el mayor confidente del pontífice fallecido rememora cómo “el comienzo de su pontificado fue recibido con una gran efusión de aprobación y simpatía”, poniendo como ejemplo el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia y la acogida de su primera encíclica ‘Deus caritas est’.

Pero no solo se detiene Gänswein en las particulares subidas al Monte Tabor del que fuera Obispo de Roma. Ahonda en su particular calvario como azote de la crisis de la pederastia eclesial. De hecho, comparte que “de sus viajes nunca olvidaré el encuentro con víctimas de abuso en Malta en 2010, el Papa escuchó en silencio y consoló los corazones atribulados de los afectados”. Así, admite que “su mera presencia y sus lágrimas, que no pudo reprimir, valían más que las palabras”. “El bochorno por lo sucedido motivó que el Santo Padre afirmara que haría todo lo posible para evitar que se repitan casos como este”, aplaude sobre la tolerancia cero frente a esta lacra que también se ha convertido en la espada de Damocles para Francisco.

En este perfil biográfico, tampoco obvia la otra gran crisis del pontificado, que algunos apuntan que habría influido en su dimisión al verse incapacitado para hacer frente: las corruptelas de la Curia romana. “No renunció al final por el pobre y equivocado ayuda de cámara o por la llamada crisis de ‘Vatileaks’ en 2012. Este escándalo fue demasiado pequeño para eso y el paso bien considerado por Benedicto XVI mucho más grande”, aclara aquel que vivió desde dentro y en primera persona, tanto el alcance de aquella trama como los verdaderos motivos de su paso atrás en la sede de Pedro: “Renovó su cargo en un acto de extraordinaria audacia y lo aumentó con sus últimas fuerzas. Estoy convencido de que la historia lo demostrará”.