Discrepancias
Escepticismo sobre las muertes covid en China
Pekín notifica un descenso de los fallecimientos durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar, pero la OMS y otros organismos dudan de la veracidad de los datos
Las autoridades sanitarias de China han afirmado que la oleada de infecciones por Covid-19 está llegando a su fin y que no se ha producido ningún repunte significativo de casos durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar. Además, defienden que no se han detectado nuevas variantes desde el 12 de diciembre, y que el número de decesos y casos graves también está disminuyendo. No obstante, para los expertos los datos oficiales compartidos no ofrecen garantías. Así lo informó el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en su último boletín semanal sobre la evolución de la crisis surgida en el país desde principios de diciembre y el abandono de la estrategia de «tolerancia cero».
Las autoridades sanitarias informaron de 6.364 muertes en hospitales de todo el país relacionadas con el virus entre el 20 y el 26 de enero, casi la mitad que la semana anterior: en concreto, 289 fallecimientos se debieron a insuficiencias respiratorias y 6.075 a personas infectadas que, además, padecían otras enfermedades subyacentes.
China insiste en que los fallecimientos de pacientes con una prueba de ácido nucleico positiva se clasifiquen como muertes relacionadas con el SARS‑CoV‑2, y defiende que se ajustan a los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS) e internacionales. El territorio continental chino ha registrado más de 80.000 muertes a lo largo de la pandemia en unos tres años, según datos oficiales. «El país ha superado rápidamente el pico de infecciones, lo que ha contribuido a reforzar la inmunidad de rebaño de forma nunca vista», declaró el pasado sábado Zeng Guang, antiguo epidemiólogo jefe del CDC.
Por su parte, el jefe de la OMS ha sugerido que la fase de emergencia de la pandemia no ha terminado, señalando el creciente número de muertes y advirtiendo de que la respuesta mundial a la crisis «sigue siendo deficiente». «Al entrar en el cuarto año de la pandemia, estamos ciertamente en una posición mucho mejor que hace un año, cuando la oleada de Ómicron estaba en su punto álgido y se notificaron más de 70.000 muertes a la semana», declaró.
El director general, Tedros Adhanom, subrayó que «desde principios de diciembre, el número de muertes semanales notificadas en todo el mundo ha ido en aumento. Además, el levantamiento de las restricciones en China ha provocado un aumento del número de muertes en el país más poblado del mundo» en la semana del 16 al 22 de enero, dijo, añadiendo que de las casi 40.000 muertes notificadas, «más de la mitad se produjeron en China. Aunque la cifra real es, sin duda, mucho mayor». El director lamentó que muy pocas personas recibieron una vacunación adecuada y que la vigilancia y la secuenciación genética, que permiten rastrear el virus y sus movimientos, hubieran disminuido drásticamente. Según el cuadro de mando de la OMS, la enfermedad ha matado oficialmente a 6.804.491 personas hasta el 27 de enero, pero tanto la organización como los expertos coinciden en que el número de víctimas mortales es mucho mayor. El organismo contabilizó 752.517.552 infectados, una cifra muy inferior a la realidad, sobre todo porque con el descenso de las pruebas no siempre se registran nuevos casos.
Una forma engañosa
Asimismo, el director de Emergencias de la OMS, Mike Rayan, criticó a la administración de Pekín por su forma engañosa de ocultar las cifras reales, dado que «no ofrecen una imagen exacta de la situación y subestiman el número de hospitalizaciones y muertes por la enfermedad». La repentina relajación de las restricciones en China ha ido seguida de una fuerte oleada de infecciones en sus 1.400 millones de habitantes. Un destacado científico gubernamental declaró el 21 de enero que el 80% de las personas ya se habían infectado, por lo que, según él, hace remota la posibilidad de un repunte importante de los casos en los próximos meses.
Algunos expertos habían advertido de que los viajes con motivo del Año Nuevo Lunar, conocidos antes de la pandemia como la mayor migración de personas del mundo, desencadenarían una avalancha de infecciones en las zonas rurales menos preparadas para hacerles frente.
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