Analizadas cientos de llamadas cruzadas del entorno de Diana Quer

La Guardia Civil está llevando a cabo una minuciosa labor en el análisis de las comunicaciones entrantes y salientes, centrada en principio en la noche y madrugada de su desaparición.

Los especialistas de la Unidad Central Operativa (UCO) junto con los de la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de la Coruña dedican los últimos días al cruce de las llamadas de todas las personas que de alguna manera u otra tenían relación con Diana Quer o pesa sobre ellas algún tipo de sospecha en torno a su desaparición, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación.

El director general del Cuerpo, Arsenio Díaz de Mesa, se reunirá hoy en el acuartelamiento de Noia, en La Coruña, con los agentes que llevan a cabo las pesquisas de la desaparición, así como con los jefes de las distintas Comandancias de Galicia.

Los trabajos para esclarecer el caso están siendo muy laboriosos y la Benemérita ha logrado, mediante el descarte de las que ofrecían menos consistencia, centrarse en unas pocas líneas de actuación, que afectan a una serie de individuos, sobre los que se centran en estos momentos todos los esfuerzos.

El cruce de las llamadas consiste en una auténtica «labor de chinos». Aunque las citadas fuentes no han querido dar ningún detalle, con el fin de no perjudicar las investigaciones en marcha y alertar a posibles sospechosos, este trabajo consiste en delimitar el grupo de personas –familiares y amigos, fundamentalmente– del entorno de Diana Quer y analizar, con permiso judicial, el tráfico de llamadas, entrantes y salientes de sus teléfonos.

Hablamos así de cientos de llamadas. No en vano, los agentes también están teniendo en cuenta las comunicaciones que la joven hubiera podido recibir los días previos a la madrugada de aquel 22 de agosto. En todo caso, y tal como publicó LA RAZÓN, la Guardia Civil ha descartado de la investigación a los amigos de la joven en Madrid y que se podían considerar «sospechosos». Ninguno de ellos se desplazó a A Pobra do Caramiñal en los días anteriores o posteriores a la desaparición.

Lógicamente, la franja horaria de la noche y madrugada de la desaparición de la joven es la que ha centrado los primeros trabajos. Se ha hablado de las llamadas y mensajes que hizo Diana, pero, salvo del mensaje de su madre, que le escribió aquella noche para ver si quería que fuera a recogerla al pueblo –se había ido a las fiestas después de recibir el mensaje de una amiga–, no se ha hablado de las otras que hubiera podido recibir la joven.

Esa noche estuvo con una serie de personas en dichas fiestas, aunque los investigadores se han topado con el problema de que algunos testimonios no son muy exactos por culpa del excesivo alcohol que se suele ingerir en este tipo de eventos. Estas personas tienen teléfono móvil, con el que realizaron las correspondientes llamadas a otras, que, a su vez, se pusieron en contacto con otras...

En el caso de las amistades que Diana había hecho durante este verano en A Pobla de Caramiñal y que son consideradas como «poco recomendables» –así lo confesó esta semana el padre de la joven, Juan Carlos Quer–, este tipo de investigaciones cobran una mayor intensidad por razones obvias.

Se trata de pesquisas complejas que ofrecen a veces resultados sorprendentes, y no son pocas las ocasiones en que casos auténticamente enrevesados se han resuelto gracias al cruce de las llamadas telefónicas de los investigados.

Los agentes, en ningún caso, salvo que la autoridad judicial lo permita, tienen acceso al contenido de las llamadas, sino al listado de las mismas, así como a los mensajes entrantes y salientes. Sorprendería ver cómo, en manos de los expertos, esos listados se convierten en auténticas fuentes de información. Una vez establecido el perfil de un sospechoso, debe ser el testimonio que se le tome a éste, en calidad de testigo o detenido, el que determine su posible implicación. Es el momento culminante de la investigación ante la que muchos, abrumados por las evidencias que se les ponen delante, terminan por confesar su culpabilidad.

En el caso de la desaparición de Diana Quer, ese momento no ha llegado todavía, lo que no quiere decir que esté lejano en el tiempo. Los investigadores piden discreción y paciencia.