Sevilla
Así son los cinco condenados
Ángel Boza Florido
Su bautismo de fuego
A sus 26 años es el menor de los cinco, pero ya cuenta con antecedentes por robo con fuerza y contra la seguridad vial por conducir bajo efectos de alcohol o drogas. El viaje a Pamplona era algo así como su «bautismo» para entrar a formar parte de «La Manada» –ni siquiera estaba en el grupo de WhatsApp con ese nombre– pero lejos de consagrarse, la aventura le condujo a la prisión de Pamplona, donde ha estado cursando los estudios básicos, que no había terminado. Fue quien se empezó a «enrollar» con la víctima, como ambos reconocieron en el juicio. Mientras se besaban en la puerta del portal de los hechos, la joven declaró que «me tenía agarrada de la mano y tiró de mí hacia el portal».
Antonio Manuel Guerrero
El Guardia Civil
Tiene 28 años y es el guardia civil del grupo. Estaba destinado en Pozoblanco (Córdoba) después de aprobar las oposiciones al Cuerpo en 2014 y de su móvil se extrajeron cinco de los seis vídeos en base a los cuales se ha argumentado gran parte de la sentencia. Durante el juicio reconoció ser el autor del robo del teléfono móvil de la chica, que apareció tirado cerca del portal donde ocurrió la agresión. Por su condición de guardia civil se encuentra en la prisión militar de Alcalá Meco, junto a Cabezuelo (militar). Ambos están suspendidos en funciones hasta que haya una sentencia firme, lo que supone percibir el 75% de las retribuciones básicas de su nómina y quedar inmovilizados en su escalafón.
José Ángel Prenda
«El Gordo
Tiene 28 años, fue el primero que se acercó a hablar con la chica en Sanfermines y pertenece a los Biris, la peña ultra del Sevilla F. C. Su enorme corpulencia (pesaba más de 100 kilos pero ya ha perdido casi 30 en prisión) y el tatuaje de su apellido en mayúsculas grabado a tinta en su barriga le convirtieron en uno de los más famosos miembros de «La Manada». En 2011 fue condenado a dos años por un delito de robo con fuerza que cometió en 2009. Tiene un papel determinante en el suceso porque fue él quien inició una conversación con la víctima en la plaza del Castillo de Pamplona y después aprovechó para colarse en el portal 5 de la calle Paulino Caballero en cuanto salió una vecina, lugar donde sucedieron los hechos.
Alfonso Jesús Cabezuelo
El militar
Tiene 29 años y cuando sucedieron los hechos era militar de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Morón de la Frontera (Sevilla). También tiene antecedentes por lesiones y desórdenes públicos. Grabó con su móvil la escena del abuso sexual pero reconoció ante el tribunal que la borró para que no la viera su novia. Cabezuelo sería el principal protagonista del caso de Pozoblanco, que afloró tras el suceso de Pamplona, al comprobarse que La Manada ya había actuado así en ocasiones anteriores. Al parecer fue quien se ofreció a llevar a la chica de Pozoblanco a su casa y aparece en el vídeo sentado atrás junto a ella practicándole tocamientos mientras ella está inconsciente. Está en la prisión militar de Alcalá Meco.
Jesús Escudero Domínguez
El peluquero
Tiene 27 años y trabajaba como peluquero en el salón de belleza que regenta su tío en el barrio de Triana. De hecho, en prisión, pidió hacer trabajos en este área de peluquería. No tiene antecedentes y su novia no ha dejado de visitarle en la cárcel. Su tatuaje en el costado con la huella de un lobo fue determinante para que los agentes de la Policía Foral de Navarra le identificaran (y después al resto) la madrugada de los hechos cuando se disponían a correr los encierros. Y es que la víctima había descrito su tatuaje y también su reloj a la perfección. De su móvil fue de donde se extrajo uno de los famosos seis vídeos que sirvieron al tribunal para dirimir si hubo o no consentimiento por parte de la chica en aquella relación sexual.
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