Videos

Barrios Orquestados, la inclusión social a través de la música

Se ha convertido en un proyecto comunitario, pionero en España, en acercar la cultura musical y coral a las familias de barrios más desfavorecidos. Han sido premiados por el centro de negocios Hispanic American College de Nueva York como el mejor proyecto social de innovación, creando una cátedra que lleva su nombre. Se presentan por primera vez fuera de las Islas, en Madrid el 5 de mayo y en octubre en Nueva York.

Barrios Orquestados, la inclusión social a través de la música
Barrios Orquestados, la inclusión social a través de la músicalarazon

Se ha convertido en un proyecto comunitario, pionero en España, en acercar la cultura musical y coral a las familias de barrios más desfavorecidos

Los acordes de violines, violas y contrabajos se cuelan por las ventanas de las casas. La música inunda las pequeñas calles de los alrededores del colegio Adán del Castillo, en el barrio de Tamaraceite, en la periferia de la capital grancanaria. Una zona que carece de espacios sociales y culturales, pero donde las sinfonías de Vivaldi, o las adaptaciones de bandas sonoras del cine, alegran las tardes de los vecinos.

Visitamos uno de los ensayos en ese colegio. El Paseo de los Mártires donde se encuentra hace flaco favor al espectáculo sonoro que dan los pequeños y que trasciende, sin querer, los muros de las aulas.

Es horario extraescolar, pero ninguno falta a su clase. En la pizarra, un pentagrama con claves y notas. Sacan con mimo sus instrumentos. Adaptan tamaños y espacios. Colocan sillas. Ajustan arcos y almohadillas en las que apoyan su rostro.

Este colegio fue el primero en el que Barrios Orquestados, de la mano de su fundador, el violinista y profesor José Manuel Brito, inició un exitoso camino de inclusión social para niños menores de 12 años y sus familias. Un proyecto que cumple seis años y que se ha extendido a 10 centros de Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote. Más de 400 alumnos en total.

A día de hoy ha logrado ser pionero en España recreando el sentido propio de una orquesta, incorporando instrumentos y sumando voces.

La viola y el balón

Manuel tiene 12 años, pero desde hace cinco está en Barrios Orquestados. Tímido. De sonrisa en la mirada, ha adquirido el perfeccionismo propio de los músicos. Toca una pequeña pieza en el pasillo, pero la vuelve a empezar porque ve que no está en el tono adecuado.

“Lo primero que pensé fue cómo iba a tocarlo. Me parecía muy complicado”. Siempre había querido hacer algo relacionado con la música, pero no sabía el qué, hasta que vio la presentación que hicieron en su colegio. “Me llamó la atención que con los instrumentos nos enseñaran los sonidos que hacen los animales. Eso me gustó”.

Va a clase todos los días. Se divierte, aprende y ve en la música un futuro. “Quiero elegir bachillerato en la rama artística y poder estudiar en un conservatorio”. Pero como niño que es, se ríe mientras asegura que la música está al mismo nivel que el fútbol. El balón y la viola por igual.

Su madre lo mira orgullosa. Para toda la familia supuso un cambio muy positivo. “Fue un soplo de aire fresco. Llegó en un momento muy difícil. Mi marido y yo estábamos en el paro y no teníamos posibilidades para llevarles a hacer nada. El tema económico nos estaba afectando en todos lo sentidos”, cuenta Mabel. Su otro hijo, Carlos, también se ha apuntado a esta aventura, pero con el violoncello. “Para él fue un reto porque es hiperactivo y con ese instrumento tiene que estar todo el tiempo sentado”.

Gracias a la colaboración de otros músicos que al inicio donaron sus instrumentos y, poco a poco, a los patrocinios y ayudas públicas, las clases y los instrumentos son gratuitos.

“El fin de semana en mi casa ahora hay una gran armonía. Se ponen a practicar y mientras estoy en la cocina los escucho. Me agrada tanto, que hasta cuando desafinan me gusta”, nos termina diciendo, agradecida, Mabel.

Más que música

Tras los primeros ajustes y calentamientos empieza la clase. Suena una pieza llamada ‘Celtando’. Habla de cambiar el mundo y transformar corazones. Les explican la letra. Opinan. La interpretan. Es más que música.

Desde el primer día el niño tiene el instrumento en sus manos. Les enseñan a colocarse, sostener los instrumentos y presentarlos al público. “Presentas, colocas, apoyas, sueltas”, repite varias veces Laura Brito, una de la profesoras. “En tres meses están dando su primer concierto, aunque sea tocando las cuerdas con los dedos, pero lo dan”. No le quita valor al resto de sistemas de inclusión social que hay en el país, “pero el nuestro”, dice “gana valor”.

Tanto, que el proyecto ha atraído la mirada de Estados Unidos. El colegio de negocios Hispanic American College de Nueva York los ha premiado como mejor proyecto social de innovación y han creado la cátedra que recoge su nombre: ‘Cátedra de Innovación Social de carácter pedagógico y fines artísticos Barrios Orquestados’. De esta manera exportarán sus conocimientos a la zona metropolitana de la ciudad. Además, actuarán en Nueva York el próximo mes de octubre. Antes, se presentarán en Madrid el 5 de mayo. Será la primera gran gira fuera de las Islas Canarias de estos pequeños músicos.

Una familia dedicada a la música

José Manuel Brito es el fundador de este proyecto. Violinista de profesión y director de orquesta, proviene de una familia de músicos. Un concepto del arte que llevó de lo familiar, a lo comunitario.

“Damos protagonismo a los niños, a sus familias, al barrio. Eso es algo que, en algún momento, todos los seres humanos deberíamos experimentar”.

Su interés por acercar la cultura a los barrios más desfavorecidos ha sido reconocido y premiado por organismos como el Cabildo de Gran Canaria, con el premio Roque Nublo por su labor social; o con la distinción de ‘Buenas Prácticas’ de UNICEF Comité Español; y el más reciente, el nombramiento de una cátedra con su nombre por parte del Hispanic American College.

En el alma del proyecto hay un discurso sinfónico extrapolable a la vida diaria, nos dice. “No siempre los contrabajos llevan el sostén armónico; ni los primeros violines son siempre los protagonistas, a veces se tienen que escuchar otras voces”.

Ejemplos de experiencias similares en otros países ha dado a conocer figuras tan populares como el director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, surgido del Sistema de Orquestas de su país; o proyectos como ‘Esperanza Azteca’ en México; ‘Instrumentos Reciclados’ en Paraguay; y ‘Batuta’ en Colombia.

Con ese sentido social, más que didáctico, Barrios Orquestados ha ido ganando la confianza de los centros educativos que prestan sus aulas; de las familias que una vez al mes acompañan en los conciertos, cantando, a sus hijos; y de las instituciones públicas y privadas que apuestan por la música como una forma exitosa de inclusión social.