Opinión

Berlusconi

Su grito de adiós habrá sido ¡Forza Italia!

Italy's Silvio Berlusconi attends the new European Parliament first session in Strasbourg
Silvio BerlusconiAgencia AP

Ha muerto Berlusconi, el antiguo primer ministro italiano que dejó más recuerdos por sus orgías, por sus infidelidades y sus desenfrenos que por sus logros políticos. Un ejemplo a no seguir, en toda regla. La frivolidad que rodeó su vida, sin embargo, no le restó méritos para levantar grandes empresas casi siempre relacionadas con el mundo de la comunicación, extendiendo sus tentáculos por diversos países del mundo. Llegó a ser la persona más rica de Italia, según Forbes que no siempre es solvente en designar sus números uno, y no es una opinión gratuita sino que puedo dar muestras palmarias de ello. Sin embargo, en el caso de nuestro hombre, es muy probable que haya atinado puesto que sus resultados así lo confirman. Lo conocí personalmente en el año 2002, siendo el primer mandatario italiano del momento, venía acompañado de su hija a una boda de relumbrón en El Escorial. Simpaticote de profesión, fue un compañero de mesa estupendo y entretenido. Había más gente conocida compartiendo mantel como Julio Iglesias y el ministro de Agricultura del Gobierno español, Arias Cañete, tipo también divertido y gordinflón, quienes hicieron de aquella velada algo inolvidablemente divertido. Le gustó a Berlusconi que yo le hubiera medio plagiado el nombre de su partido Forza Italia, reinventándolo como lo que fue un grito de guerra familiar que siempre proferíamos cuando era necesario un empujón para cualquier esfuerzo: “Forza Iria”. Ahora las dos “Forzas” pertenece al pasado, la una y la otra, y de Berlusconi nos quedan sus escándalos, los millones entregados a sus ex mujeres, los “bunga bunga” y las sospechas nunca confirmadas de sus relaciones con la mafia. Quedan también sus empresas, renovadas, algunas reinventadas y con gentes muy distintas a quienes las dirigieron en un principio. De J.F.Kennedy nos quedan los recuerdos de sus affaires con Marilyn Monroe, Angie Dickinson y hasta Marlene Dietrich. Del italiano su sonrisa permanente, sus múltiples cirugías estéticas y los escándalos de sus amantes. Pudo haber dicho en el lecho de muerte “confieso que he vivido”, parafraseando a Neruda, pero más bien sospecho que su grito de adiós habrá sido ¡Forza Italia!