Opinión

Los bomberos

Gracias en nombre de tantos, admirados auxiliadores

La primera vez por Paloma PEDRERO
Paloma Pedrerolarazon

Ellos y ellas, que ya hay mujeres, son uno de los Cuerpos del Estado más apreciado por la gente común. Y no es de extrañar. Todo lo que hacen es bueno: auxilian en todo tipo de emergencias: incendios en viviendas, en industrias, de vegetación, derrumbes; rescates en ámbitos muy diversos como son montaña, agua, infraestructuras ferroviarias; rescate de personas y animales atrapados en accidentes de tráfico, inundaciones… En fin, son mano de santo. Valientes, comprometidos y con una empatía sobrecogedora. Solo había que ver sus rostros el pasado viernes cuando entregaron a Andrea, su humana, a Coco, su gato, el último superviviente de la tragedia de Valencia. Todavía no nos explicamos cómo ese minino ha podido resistir al humo y al fuego, más ocho días refugiado en una hornacina; solo un gato, con siete vidas, puede superar semejante catástrofe. Ver los rostros, decía, radiantes y conmovidos de los bomberos, viendo como Andrea acariciaba plena de emoción al aturdido, pero vital tigresito, nos ha llenado de alegría a animalistas y demás gente de bien. Ha sido como una lucecita en un apagón fatal.

Y yo que tuve la suerte de conocer, hace años, a unos cuantos bomberos, he recordado alguna guardia en la que me invitaron a tomar un café, y cómo desaparecían por arte de magia cuando sonaba la alerta. O aquel día que subieron en la grúa, muy alto, al hijo con síndrome de Down de una amiga y luego le regalaron un casco de los suyos. Recuerdo especialmente a Eduardo, mi amigo desaparecido, un chaval increíble que pudo con el fuego, pero no con la depresión. Porque los bomberos, doy fe, son especialmente sensibles y mezclan en su ser esa fortaleza física muy ejercitada, con unas cualidades perceptivas excepcionales. He visto como muchos de ellos llenan sus horas de espera en las guardias, pintando, escribiendo, haciendo artesanía…Para mí estos apreciados, y siempre jóvenes bomberos y bomberas, son el ejemplo de las buenas almas. Gracias en nombre de tantos, admirados auxiliadores.