Accidente de Transporte
«Caían las maletas y en el suelo había gente sangrando»
Los viajeros hablan de una fuerte sacudida previa al vuelco del convoy
Los viajeros hablan de una fuerte sacudida previa al vuelco del convoy
Como todas las mañanas antes de empezar a trabajar, Francisco se paró a tomar un café en un bar de O Porriño, situado casi en frente del paso a nivel de la localidad. Un polémico trazado ferroviario que desagrada a los vecinos desde hace años. Era un viernes como otro cualquiera pero algo llama su atención. Ve cómo los cables de las vías echan humo y chispas, y en apenas unos segundos escucha un fuerte estruendo. Francisco deja su café a medias y sale con otro cliente del bar. Saltan los muros para ver qué ha sucedido y nada más pisar las vías observan el tren descarrilado al fondo. Corren hacia el convoy, no hay nadie fuera, sólo silencio, 200 metros de carrera con el fantasma de Angrois en sus cabezas.
Fueron de los primeros en socorrer a los pasajeros. La mayoría de ellos tumbados en las ventanas porque los vagones estaban inclinados. No son los únicos que se percatan del movimiento de cables de alta tensión, un grupo de albañiles acude desde su puesto de trabajo al lugar del accidente tan pronto escuchan el fuerte golpe. Son los primeros en llegar al lugar. Nadie sabe qué ha ocurrido pero no hay tiempo que perder, lo importante es sacar a la gente lo más rápido posible del tren.
«Rompimos las ventanas con piedras y los hierros que encontramos, la gente estaba muy nerviosa, asustada, oímos gritos y lloros, había heridos y sangre en el suelo, ayudamos a salir a los primeros. Yo en concreto me centré en una señora mayor que caminaba con dificultad; alguno no quería dejar su maleta, otro buscaba el móvil y no lo encontraba. Vi a un señor con las ropas quemadas, pero el tren no parecía haberse incendiado, creo que pudo electrocutarse. No sé si está bien, se lo llevaron los servicios de emergencias, que llegaron rápido al lugar, a partir de ahí ya se encargaron ellos de los heridos, es muy triste que haya vuelto a pasar».
Antía es una de las pasajeras que viajaba en el tren. Iba ayer a Oporto porque tenía una entrevista para ingresar en la universidad. Sólo sufrió heridas leves, así lo contaba a Radio Galega después de recibir el alta una vez observada en el hospital Povisa de Vigo, donde derivaron a parte de las víctimas: «Es un tren bastante viejo, por lo que es normal que se mueva y haga mucho ruido. En un principio noté como una fuerte sacudida, pero no me asusté. Después empezó a moverse constantemente y no podía mantener el equilibrio y me desplacé al asiento de delante golpeándome en la cara», dijo todavía intentando asimilar lo que le había ocurrido apenas un par de horas antes.
Otro de los heridos, que recibía el alta ayer mismo por la mañana, contaba de forma clara su espantosa vivencia, que notó como si de repente el tren temblara y a continuación un fuerte movimiento hasta chocar y parar de golpe. Luego, un gigantesco estruendo, tras el cual hubo un silencio estremecedor antes de los gemidos y los llantos: «Cayeron maletas, había gente sangrando y tirada por el suelo, ayudé a una madre y a su hija que estaban conmigo muy nerviosas. Enseguida llegó gente a ayudarnos». Aún con los nervios en el cuerpo María del Carmen relata cómo vivió el accidente del tren en el que viajaba con una amiga, ambas ilesas aunque todavía en shock. Como si se le hubiera grabado a fuego, tiene viva la película del suceso. «Iba normal, pero empezó a moverse. Yo pensaba que era algo de la vía, pero fue a más, y me caí del asiento. Luego gritos, chocamos y paramos. Fue todo muy rápido».
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