Medio ambiente

El cambio climático fuerza una nueva crisis sanitaria

Otra secuela: pérdidas de 4,3 billones de dólares en medio siglo

Vista del embalse del Portón de Oliva en Torrelaguna, a 11 de agosto de 2022, en Torrelaguna, Madrid (España)
Vista del embalse del Portón de Oliva en Torrelaguna, a 11 de agosto de 2022, en Torrelaguna, Madrid (España). Este embalse tiene una capacidad de 34 hm³. Los embalses que gestiona Canal de Isabel II para el abastecimiento a la Comunidad de Madrid finalizaron el mes de julio con 603,54 hectómetros cúbicos almacenados. El vaciado de los embalses españoles se está acelerando y, con ello, las restricciones de agua. La reserva hídrica ha caído por debajo del 40 por ciento esta semana en la que ha perdido 693 hectómetros cúbicos, lo que representa el 1,2 por ciento del total, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que indica que en estos momentos los embalses guardan 21.730 hectómetros cúbicos, por lo que están al 39,2 por ciento de su capacidad.11 AGOSTO 2022;EMBALSES;SEQUIA;AGUA;CIFRA;PORTON DE OLIVAJesús Hellín / Europa Press11/08/2022Jesús HellínEuropa Press

La Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo ayer, en el marco de la Asamblea Mundial de la Salud, que se está celebrando en Ginebra (Suiza), un «llamamiento urgente» a tomar medidas contra el cambio climático. «Las razones más apremiantes para adoptar medidas climáticas urgentes no son las repercusiones en el futuro, sino ahora mismo, en la salud. La crisis climática es una crisis sanitaria, que alimenta los brotes, contribuye a aumentar las tasas de enfermedades no transmisibles y amenaza con desbordar nuestro personal sanitario y nuestras infraestructuras sanitarias», advirtió el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

En su intervención detalló las medidas que habría que tomar, como reducir las emisiones de carbono; crear sistemas de salud «mejores, más resilientes al clima y sostenibles desde el punto de vista ambiental»; y «proteger la salud de la amplia gama de repercusiones del cambio climático. Necesitamos energías renovables en las instalaciones sanitarias; financiación específica para el sector sanitario destinada a la resiliencia climática; y un mayor uso de electricidad fiable, barata y ecológica», esgrimió el doctor Tedros.

Ayer un estudio español mostraba esta relación entre enfermedad y medio ambiente: la exposición continua a material particulado, comúnmente conocido como PM10 o PM2,5, aumenta el riesgo de desarrollar fibrilación auricular, la arritmia cardíaca más común, según se desprende de un estudio llevado a cabo por la Universidad de Murcia (UMU) y el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB).

Los resultados del informe, que alerta del aumento en el ambiente de los niveles de este tipo de material particulado formado por polen, hollín, humo y suciedad, han sido publicados en la revista «Science of the Total Enviroment».

Fueron evaluados los trabajos publicados durante los últimos 20 años, en los que al menos 17 investigaciones ya asociaron la exposición a este contaminante con un mayor riesgo de desarrollo de fibrilación auricular.

Y en el terreno económico, el maltrato a la biodiversidad y la naturaleza ha provocado fenómenos meteorológicos extremos que han causado pérdidas equivalentes a 4,3 billones de dólares para la economía global en medio siglo, según datos ofrecidos ayer por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en una reunión conjunta con la OMS.

El organismo con sede en Ginebra informó de que los 11.788 desastres climáticos e hidrológicos acontecidos entre 1970 y 2021 causaron el fallecimiento de dos millones de personas en todo el mundo. «Desgraciadamente, las comunidades más vulnerables se llevan la peor parte de los peligros meteorológicos», lamentó en un comunicado de prensa el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

Según los datos de esta organización –que es la portavoz de las Naciones Unidas sobre tiempo, clima y agua–, el 90 % de las muertes se produjeron en países en desarrollo.

Más del 60 % de las pérdidas económicas contabilizadas, y en gran parte cubiertas por seguros, afectaron a las economías más desarrolladas del planeta, especialmente a Estados Unidos, que perdió 1,7 billones de dólares a causa de los desastres climáticos en esos 51 años.

También el Papa consideró ayer «evidente» que los países ricos han acumulado una «deuda ecológica» y llama, a su vez, a una «conversión ecológica» que modifique los actuales estilos de vida en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación que se celebra el 1 de septiembre, presentado este jueves por el Vaticano.

«Arrepintámonos de nuestros pecados ecológicos que dañan al mundo natural y también a nuestros hermanos y hermanas», reclama en el documento, en el que arremete contra las infraestructuras de combustibles fósiles, el «fraking» o la cría intensiva de animales.

Francisco critica las políticas económicas que favorecen «riquezas escandalosas para unos pocos y condiciones de degradación para muchos» lo que, a su juicio, pone las bases para la «degradación» y decreta para muchos «el fin de la paz y de la justicia».

El Papa insta así a «alzar la voz» para poner fin a esta injusticia con los pobres y con las futuras generaciones que sufrirán «las peores consecuencias del cambio climático. Adoptemos estilos de vida con menos residuos y menos consumo innecesario».