Islas Canarias

Canarias, la llave para descubrir el océano

Científicos del archipiélago buscan el «crecimiento azul» un tipo de investigación que aprovecha los recursos energéticos marinos para impulsar la biotecnología. Para ello se valen del primer aerogenerador del sur de Europa

Canarias, la llave para descubrir el océano
Canarias, la llave para descubrir el océanolarazon

Científicos del archipiélago buscan el «crecimiento azul» un tipo de investigación que aprovecha los recursos energéticos marinos para impulsar la biotecnología. Para ello se valen del primer aerogenerador del sur de Europa.

José Antonio Pérez es un apasionado del mar y también de la investigación. Cada día, antes del amanecer, se embarca con pescadores de los pueblos de San Cristóbal y Melenara en el puerto de Taliarte, al noreste de Gran Canaria, y navegan mar adentro hasta llegar al banco de ensayos. Entre nasas y cazonales, a varios metros de distancia se levanta «el molino», el primer aerogenerador marino de España (y primero del sur de Europa con un fondo fijo) que tiene capacidad para producir cinco megavatios de energía eléctrica. Un proyecto liderado por la empresa Esteyco que coloca a las Islas Canarias como un referente mundial en la generación de energía eólica procedente del mar.

Mientras se miden vientos, olas y corrientes, y se evalúa la energía renovable obtenida gracias a la tecnología de la plataforma, José Antonio Pérez continúa con su investigación. En concreto, ahora mismo se encuentra trabajando en un estudio sobre el índice de supervivencia de los peces de descartes –los mismos que son desechados para la comercialización bien por su escaso peso, bien porque no reúnen las medidas adecuadas–. Pesa, talla y observa los efectos de la descompresión de algunos de los ejemplares. Es la pesca artesanal en perfecta convivencia con la biotecnología. Tradición e innovación, ambos con un mismo fin: el respeto y cuidado del medio ambiente.

La Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) es el resultado de un consorcio entre el Estado y el Gobierno regional que se unieron para llevar a cabo investigaciones relacionadas con las ciencias del mar. Aunque desde hace diez años existe este acuerdo de colaboración y se ha trabajado de forma conjunta desde entonces, la plataforma fue fondeada a finales de 2016. Está localizada a un kilómetro y medio de la costa y a 30 metros de profundidad. Tiene una superficie de 2.500 metros cuadrados en los que se encuentran laboratorios, espacios de trabajo para los investigadores y hasta un helipuerto. Cuenta, además, con un banco de ensayos marino de 23 kilómetros cuadrados de dominio público para la experimentación científica que están a 700 metros de profundidad en mar abierto.

José Antonio Pérez habla de pesca sostenible y, a la vez, de lo desconocido que aún resultan nuestros fondos marinos. «No conocemos mucho del océano, solo de los primeros metros, y afortunadamente se está empezando a descubrir más con la nueva tecnología». Se alegra de que todos los proyectos tengan cabida en este espacio que califica como un lugar en alta mar donde probar, experimentar e investigar.

Durante nuestra visita a las instalaciones es inevitable quedarse mirando al mar. Al horizonte, ese frontera inagotable entre el cielo y el océano. Los astrofísicos han hablado siempre de la necesidad de mirar al cielo para entender el pasado y vislumbrar el futuro. Los científicos del mar piden, también, voltear la vista para ver los océanos. «Sabemos que podemos mirar hacia arriba, pero también hay una necesidad de mirar aquí abajo. No solo para conocer nuestra biodiversidad, sino también para descubrir más posibilidades», explica.

Entre planeadores marinos, robótica y observatorios en tiempo real, el personal de Plocan está continuamente recogiendo datos sobre campos tan concretos como la acidificación, la biogeoquímica o los efectos del polvo sahariano en las aguas canarias. Así, este observatorio tiene como objetivo formar parte de las redes paneuropeas emergentes, extendiéndose cada vez más hacia las fronteras del sur.

El director de la Plataforma Oceánica, Octavio Llinás, explica que la plataforma es la unión de los esfuerzos del Estado y de la Comunidad Autónoma para sumar valor en un área tan sensible como es el I+D+i marítimo, uno de los potenciales invaluables de un país. En este sentido, Llinás advierte de que hay una necesidad de dar respuestas ante el problema del cambio climático, el incremento del nivel del mar o la contaminación marina. Pero también es importante explorar este campo por una cuestión de seguridad alimentaria, e incluso de salvamento marítimo.

«Cuando miras al espacio estás tratando de entender el universo, pero cuando miras al mar estás tratando de resolver problemas. Quizás sean mucho más prosaicos, pero también son muy importantes», resalta. «Estamos hablando, por ejemplo, de qué vamos a comer o de dónde sacaremos ciertos minerales o metales que ya no quedan en tierra», subraya el director de la plataforma.

A Octavio le gusta hablar de «crecimiento azul». Con este concepto se refiere a una forma de aprovechar los recursos energéticos del océano con el que potenciar los cultivos marinos o la biotecnología, entre muchas otras posibilidades, para devolverlo a la sociedad en forma de producto con un valor socioeconómico. De esta manera se proporciona a las empresas y a los grupos de investigación la oportunidad de demostrar cómo las tecnologías que desarrollan son capaces de funcionar incluso antes de comercializarlas.

La atracción canaria

Las condiciones de estas islas atlánticas resultan ideales para el desarrollo de las tecnologías que nacen asociadas a los recursos marinos. Y es que Plocan abre oportunidades de negocio e innovación tanto para científicos nacionales como para profesionales del ámbito internacional. Con el tiempo, la plataforma puede ser una gran «puerta al océano». El viento, las corrientes marinas y el clima forman parte de sus atractivos.

Uno de los estudios más recientes tiene que ver con la conservación de cetáceos en la Macaronesia. El proyecto se conoce como «Marcet» y consiste en la puesta en marcha de un vehículo marino con sensores meteorológicos y oceanográficos que captan las trazas acústicas de los cetáceos. Científicos de los archipiélagos de la Macaronesia (formado por las Azores, Madeira, Senegal, Cabo Verde y Canarias) se han unido para proteger y monitorizar los cetáceos y el medio marino para así explotar de forma sostenible la actividad turística que se genera asociada a ellos.

Desde que se creara el consorcio, más de 400 instituciones de 39 países, algunos de ellos organismos públicos y otros del sector privado, han desarrollado sus proyectos en aguas canarias. El crecimiento de las sociedades actuales hace que se tenga que dar respuesta a necesidades vitales, unas respuestas que cada vez se piden con mayor urgencia. Y estas, sin duda, pueden salir del mar. Ante ese reto, mirando al océano, navegan su inmensidad y sueñan sus alcances.