Familia

Caso CAM: El hijo de la víctima se reunió con el trabajador que la encontró malherida

Así lo ha contado al juez un testigo, aunque Vicente niega haber tenido una reunión en secreto.

Caso CAM: El hijo de la víctima se reunió con el trabajador que la encontró malherida
Caso CAM: El hijo de la víctima se reunió con el trabajador que la encontró malheridalarazon

Así lo ha contado al juez un testigo, aunque Vicente niega haber tenido una reunión en secreto.

El asesinato de María del Carmen Martínez, la viuda del ex presidente de la CAM, trae de cabeza al magistrado titular del Juzgado de Instrucción 7 de Alicante. Así al menos lo cuentan fuentes cercanas a él que al tiempo confían en su enorme profesionalidad: «Su señoría se ha enfrentado a casos tan difíciles como este. A su favor tiene una enorme experiencia, que echa todas las horas del reloj en el trabajo y que es meticuloso hasta la perfección. Encontrará la verdad».

La investigación, que llegó perfectamente pulida a sus manos, sin aristas, ha empezado a deshilacharse. Una de las principales sospechas es si, tres días después del crimen, Vicente Sala se reunió con alguno de sus trabajadores (también son testigos) en el concesionario donde dispararon a su madre. Él reconoce la visita, pero niega la acusación: «Fui al taller el lunes día 12 (el crimen ocurrió el viernes 9). No por nada en especial. Sólo es que se me encendió un chivato en el cuadro de mandos del coche. Iba con mi mujer y decidimos acercarnos a que le echaran un vistazo. El taller estaba sitiado por cámaras de televisión y periodistas. Nunca había visto nada igual. Logramos colarnos sin que nos vieran. No recuerdo si fue el jefe de ventas, el de taller o quién nos recibió. Yo estaba muy afectado. Revisaron el vehículo y me dijeron que tardaban diez minutos en arreglarlo. En ese tiempo saludé a los empleados que estaban por allí. Se acercaron ellos voluntariamente a darme sus condolencias. No hablamos de nada. Todo fueron besos, abrazos y lamentos. No me reuní con ninguno de ellos en privado ni presioné a nadie para que en la investigación del caso declarase en un sentido u otro. Además, arreglaron la avería rápidamente y nos fuimos».

El relato no cuadra con el que hacen otros testigos. «Vinieron al concesionario Vicente Sala, su mujer y también su hijo. Nos preguntaron qué había pasado. Estaban interesados en averiguar cómo había sucedido, aunque yo no sentí que fuera un interrogatorio», apunta Herminio, el jefe del lavadero y la primera persona que encontró malherida a la viuda del ex presidente de la CAM. Un tercer trabajador del concesionario ofrece una tercera versión: «Vicente se reunió a puerta cerrada con Herminio, que, al terminar, salió descompuesto». Las diferentes declaraciones hacen que más de uno se pregunte: ¿Hubo o no una reunión secreta? Si se celebró, ¿de qué se habló y por qué se oculta?

El posible encuentro ha levantado suspicacias. Sobre todo cuando se someten a análisis las diferentes declaraciones que Herminio ha ido ofreciendo a los investigadores. Los primeros agentes que llegaron a la escena del crimen dejaron por escrito en un documento oficial que «el tal Herminio manifiesta que vio a la víctima con vida en torno a las 18:55 cuando se encontraba en el lavadero recogiendo el vehículo. Posteriormente dice que se metió al taller a seguir trabajando hasta que salió a dejar unos materiales y ocurrió que se encontró una persona llena de sangre». Sin embargo, en declaraciones posteriores se contradice y afirma que al llegar al taller se encontró con una persona ensangrentada en el lavadero y que fue a pedir ayuda. El matiz es importante. ¿Vio o no a María del Carmen con vida en el lavadero? De ese testimonio puede depender el futuro de Miguel Ángel, yerno de la víctima y en prisión como principal sospechoso del crimen.

Todos son sospechas dentro de una familia resquebrajada en la lucha por hacerse con el mando de las millonarias empresas. En un lado las tres hijas de la víctima y sus maridos; en el otro, el hijo y la hermana de la asesinada. Esta última, Antonia, ha llegado a verbalizar una duda que le corroe desde el principio: «Me inquieta que alguna de mis sobrinas esté implicada en el asesinato de alguna forma. He visto sus reacciones tras el crimen y para mi que ni están dolidas ni arrepentidas de su comportamiento». Antonia no tiene duda de que Miguel Ángel empuñó el arma: «Yo no quería creerlo, me negaba a pensar que pudiera ser así, pero la investigación lo ha dejado claro y el juez lo ha mandado a la cárcel (...). La pena es que aquel día yo no me quedé a esperar a mi hermana. Siempre, siempre que había que ir a recoger un coche al taller yo la acompañaba y luego aguardaba a que se montase (...) Si me hubiera quedado quizá no la hubieran disparado», se lamenta. Hoy el juez interrogará a Vicente Sala y a otros ocho testigos.