Espacio
Aguas termales fuera de la Tierra
El hallazgo de granos de roca bajo la superficie de un satélite de Saturno implica la existencia de actividad hidrotermal en el interior del astro.
Todo amante de la divulgación astronómica sabe que el agua es un tesoro para los astrobiólogos, aquellos científicos que se dedican a conocer mejor cómo debería ser cualquier tipo de vida extraterrestre. Una vez que un planeta se ha dotado de una fuente de energía suficiente como son las estrellas, el segundo factor que se antoja indispensable para la vida es el agua. Por eso los científicos la buscan con tanto ahínco en cualquier parte: en la superficie de Marte, en el interior de los cráteres de la Luna, en los suelos helados de Titán, a bordo de cometas... Pero para colmo, no vale cualquier tipo de agua, y es que sólo queremos agua líquida y, a ser posible, activa.
Algo así es lo que acaba de hallar el equipo de científicos que se encarga de analizar los resultados de las observaciones realizadas por la nave Cassini en las proximidades de Saturno: gran cantidad de actividad hidrotermal en la luna Encélado. Es decir, una especie de gigantesco balneario de aguas termales en otro mundo. Es la primera vez que se encuentra este tipo de agua fuera de la Tierra.
El hallazgo se ha producido tras la contemplación de granos microscópicos de roca que solo pueden producirse en entornos de actividad hidrotermal. En la Tierra, el agua del mar se infiltra en el lecho marino y llega hasta las profundidades calientes de la corteza. Allí adquiere presión y temperatura suficientes para salir disparada en forma de chorros o géiseres. Como resultado de la erosión que producen, se depositan fragmentos de roca diminutos que pueden dar pistas sobre la actividad hidrotermal en las profundidades. Algo parecido se ha encontrado bajo la helada capa superficial de Encélado. Eso quiere decir que este cuerpo aparentemente frío, uno de los 60 satélites naturales de Saturno, puede contener, bajo su capa de hielo externa, agua líquida, caliente y apropiada para albergar vida.
El sorprendente descubrimiento es consecuencia de más de cuatro años de análisis pormenorizado de los datos servidos por el Analizador de Polvo Cósmico (CDA) de la nave Cassini que despegó de Cabo Cañaveral nada menos que en 1997. Desde 2004 viene detectando en el entorno de Saturno pequeñas partículas rocosas ricas en silicio. Ahora se ha determinado que esas partículas son granos de silicatos con una extraña particularidad: sus tamaños son muy similares, de entre seis y nueve nanómetros todas ellas. Es decir, todos esos granos deben proceder de un mismo fenómeno de erosión.
Desde el interior de Encélado
El mejor candidato posible para generar estas estructuras es una emanación hidrotermal, agua muy alcalina a gran temperatura supersaturada de silicatos que genera gránulos al enfriarse. Para que pueda darse este fenómeno hacen falta agua líquida en abundancia y temperaturas de al menos 90 grados alcanzadas por el contacto con actividad magmática interior o las altas presiones. Los investigadores creen que estas dos condiciones pueden darse bajo el suelo de Encélado, donde el agua muy caliente del interior entra en contacto con el líquido casi helado de la superficie. El tamaño de las partículas sugiere que han salido disparadas a una gran velocidad (quizás hasta 50 kilómetros por hora). Todos estos datos van a ser de gran valor para conocer mejor cómo es la química del agua en el interior de esa luna y determinar si puede ser la mejor candidata para convertirse en el primer mundo extraterrestre en el que se encuentra vida.
✕
Accede a tu cuenta para comentar