Investigación Médica
Hallan seis anticuerpos que combaten el zika
Este hallazgo es especialmente útil para crear futuras vacunas que protejan a embarazadas
Este hallazgo es especialmente útil para crear futuras vacunas que protejan a embarazadas
Sobre el virus del Zika la ciencia aún puede ofrecer casi tantas preguntas sin responder como respuestas conocidas. Uno de los mayores retos para combatir su azote es, sin duda, el hallazgo de los anticuerpos que permiten a un organismo reaccionar contra el virus y evitar la infección. Las bases de cualquier futura vacuna.
Hasta ahora, esas moléculas se escapaban al escrutinio de los investigadores. Pero ayer mismo se anunció un descubrimiento que puede empezar a pavimentar el camino. Científicos de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos han identificado en ratones seis anticuerpos del zika, cuatro de ellos capaces de neutralizar las cepas del virus que ahora están presentes en África, América y Asia.
Es sabido que en la actualidad no existe una cura contra la infección de este agente vírico. En la mayoría de los casos, la enfermedad no pasa de ser una banal y molesta fiebre. Pero en determinados pacientes, sobre todo en personas inmunodeprimidas o en mujeres embarazadas, las consecuencias pueden ser mucho más graves. En todos los casos, la protección no es posible si no se cuenta con un arsenal de anticuerpos que se adapte a las necesidades inmunitarias del organismo ante este invasor en concreto.
Para poder hallar estas sustancias, los investigadores han infectado a varios grupos de ratones con diferentes cepas de zika. De ese modo, han estimulado al propio sistema inmunitario del animal para que se defienda, algo similar a lo que ocurre cuando el virus infecta a un humano y nuestro sistema de defensas empieza a desarrollar anticuerpos.
Analizando los ratones, se han identificado seis anticuerpos en concreto que son capaces de reconocer la proteína E del virus (que cumple las funciones de envoltura del microorganismo). Una vez hallados estos anticuerpos, el siguiente paso fue aislarlos y ponerlos en contacto con el virus en placas de ensayo. Cuatro de ellos se mostraron especialmente eficaces a la hora de contener el avance de la cepa asiática del agente infeccioso. De esos cuatro, dos también combatieron las cepas africana y brasileña.
La tercera fase de la investigación consistió en probar la eficacia de estos anticuerpos en circunstancias más realistas. Para ello escogieron dos grupos de ratones. A uno le inocularon los anticuerpos recién descubiertos y a otro le administraron un set de anticuerpos contra otro virus, el del Chikungunya. Después se infectó a todos los ratones con virus del Zika. Del grupo al que se había «vacunado» con las nuevas sustancias no se le encontraron síntomas de la enfermedad y en su sangre aparecieron pocas cantidades de virus. En el segundo grupo, todos los animales mostraron una carga viral muy alta y desarrollaron el mal incluso hasta morir.
Con estos datos, ya sólo es necesario averiguar por qué estos anticuerpos funcionan y otros no. Se usó para responderlo una técnica espectacular: la cristalografía de rayos X, una especie de microscopía de muy alta resolución. Cuando un anticuerpo encuentra un agente enemigo, suele identificarlo y pegarse a su envoltura. Los científicos pueden utilizar rayos X para «congelar» el momento exacto en el que esa unión se produce. De ese modo tienen una imagen de las áreas del virus que son más susceptibles al ataque de los anticuerpos.
Esta imagen es vital para generar vacunas porque permite ver qué proteínas víricas son las mejores dianas, cuáles son las puertas de entrada al microorganismo. En el caso del zika, el dato resulta especialmente crucial. El sistema inmune se puede activar usando virus atenuados o debilitados como vacuna. Eso provoca que el cuerpo cree sus anticuerpos específicos en previsión de un futuro ataque con virus normales. Pero las mujeres embarazadas no pueden usar este tipo de vacunación, ya que incluso los virus atenuados podrían afectar al feto.
Para ellas, la única aproximación eficaz es el uso de vacunas con proteínas. Precisamente esas proteínas que ahora han podido ser identificadas.
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