Astronomía

Las estrellas mienten sobre su edad

Un cambio en la magnetización de los astros más viejos les permite ser capaces de no dejarse frenar por su escudo exterior tanto como se espera para su edad

Uno de los planetas detectados por el telescopio Kepler con dos estrellas
Uno de los planetas detectados por el telescopio Kepler con dos estrellaslarazon

Un cambio en la magnetización de los astros más viejos les permite ser capaces de no dejarse frenar por su escudo exterior tanto como se espera para su edad

Sabemos que las estrellas tienden a quitarse años. Me refiero, por supuesto, a las estrellas del cine y la televisión. ¿Ocurrirá lo mismo con las estrellas del firmamento, los astros luminosos que son la base material del cosmos en el que vivimos? No podemos contestar a esa pregunta, pero desde hoy sí que podemos sospechar que la edad real de esos soles no es la que parece. Un nuevo trabajo publicado ayer por científicos de la Carnegie Institution en la revista «Nature» indica que los más novedosos sistemas utilizados para determinar la edad de un astro podrían estar equivocados. Más aún cuanto más vieja es la estrella.

Estos cuerpo luminosos giran sobre un eje propio igual que hacen los planetas. A medida que una estrella envejece, la velocidad de su rotación va disminuyendo. Con el paso del tiempo, la estrella va perdiendo material en forma de gas que escapa de su interior. Este flujo gaseoso queda atrapado en el campo magnético estelar y se convierte en una especie de lastre para el giro del sistema hasta que puede ser expulsado. Esa cantidad de materia acumulada afecta al momento angular de la estrella, como si un patinador sobre hielo tuviera que girar sobre sus patines con unas pesas en las manos. El campo magnético actúa como un freno.

Desde hace una década se ha planteado que este fenómeno podría ser utilizado para calcular la edad de una estrella. Si conocemos su masa, su tipo espectraL (color) y la velocidad a la que gira podemos especular con el tiempo que ha pasado desde que nació. Esta tarea se llama girocronología, y se emplea desde que en 2007 el astrónomo Sydney Barnes demostrara su validez.

Pero para que esta técnica funcione como un reloj astronómico hay que conocer exactamente la velocidad de giro del astro en cuestión y entender bien cómo el paso de los años puede afectarle.

De hecho, el nuevo estudio podría sugerir que las estrellas no se frenan por el efecto del campo magnético tanto como hasta ahora se creía. Y ese cambio en el patrón de giro es más evidente con los astros más ancianos. Como si, coquetos ellos, disimulasen los achaques de la edad.

Antes de la existencia de la girocronología, los científicos utilizaban otras pistas para determinar el tiempo de vida de un sol. El tipo espectral es el color y la luminosidad característicos de un astro. Se sabe que con el paso del tiempo ese color cambia de manera que puede intuirse la edad de uno de estos cuerpos celestes por la «cara que tienen» (igual que ocurre con el pelo de las personas). Pero las variaciones son muy pequeñas y la determinación exacta de la edad se hace muy difícil. Otros métodos de cálculo más modernos incluyen el estudio de las ondas de sonido procedentes de los astros. (Una vez más, la comparación con los seres humanos viene al pelo: a nosotros también nos cambia la voz con la edad). A medida que pasan los años (en el esta caso, es mejor decir los milenios), el horno interior de las estrellas quema combustible de hidrógeno y lo convierte en helio. Ese proceso genera distorsiones en las ondas que se producen cuando los gases calientes suben desde el centro del astro hasta la superficie. Sin embargo, el estudio de la «música estelar» es muy costoso y sólo parece accesible para astros muy grandes.

La girocronología sería el método de cálculo más directo y sencillo.

Pero, tras analizar datos del telescopio Kepler, los autores de este trabajo han echado un pequeño jarro de agua fría al sistema. El hallazgo sugiere que algo cambia en la magnetización de las estrellas cuando se hacen mayores y, con el paso del tiempo, el efecto de freno del campo magnético se desvanece. De manera que un astro muy viejo podría no ser frenado por su escudo exterior tanto como se espera de su edad. (Algo así como si una estrella de Hollywood se inyectara bótox para disimular sus arrugas).

Según este nuevo anális, el método de girocronología sería menos eficaz para determinar la edad exacta de una estrella «cincuentona», que se encuentra en la mitad de su vida (¡pero es que no van a dejar de aparecer semejanzas con el caso humano!).

Este dato es importante porque el análisis de la edad de los astros resulta fundamental para entender los procesos de formación del cosmos y la evolución de sistemas solares como el nuestro.