
Teología de la Historia
Las coincidencias en las vidas de León XIII, santa Teresita y san Juan Pablo II con León XIV
De Prevost podemos señalar que el día del comienzo de su Pontificado, el 18 de mayo, coincide con la fecha del nacimiento de Wojtyla

La frase que encabeza esta serie sobre la Teología de la Historia recoge una que pronunció san Juan Pablo II un año después de haber sufrido un muy grave atentado en la plaza de San Pedro del Vaticano. Fue la tarde del día 13 de mayo de 1981, y la pronunció por primera vez un año después en Fátima, cuando acudió a darle las gracias a la Virgen «por haberle salvado la vida». Aquel día fue el primero que la pronunció , pero no el único, hasta el punto que la coincidencia de su atentado con la fiesta de la Virgen de Fátima la interpretó como un providencial llamado para mirar hacia el mensaje dado por Ella en 1917. Y que le impulsó a efectuar la consagración (del mundo) al Inmaculado Corazón de María, pero con especial referencia a Rusia por lo que hizo la Consagración ante la imagen de la Virgen de Fátima, traída expresamente para la ocasión desde la Capelinha de la «Cova da Iría». Será el 25 de marzo de 1984, ante una gran multitud que llenaba la Plaza de San Pedro y las consecuencias se irían conociendo desde muy pronto como es sabido, y que culminarían nada menos que con la desaparición del Muro de Berlín–que dividía la Europa comunista de la Europa Occidental– y de la misma Unión Soviética. Todo ello sin mediar violencia militar ninguna entre la OTAN y su homónima soviética, el Pacto de Varsovia. Cuando ahora con la guerra en Ucrania con Rusia, la respuesta que se da es únicamente la de rearme militar y sin mirar para nada a lo que la Historia acredita sin «rearme» ninguno. Y con llamativas no «meras» coincidencias en su realización, de la que una muy evidente fue la fecha de la desaparición de la URSS: el Inmaculado Corazón de María es el Corazón de la Inmaculada Concepción, y sucedió precisamente coincidiendo con el día de su fiesta: un 8 de diciembre (de 1991). Pues bien, la reciente elección del 267 sucesor de Pedro, como Papa León XIV, nos remite a su persona, Robert Francis Prevost, nacido en Chicago en 1955. Y observamos en su biografía llamativas coincidencias que se superponen con las de su antecesor en ese título, el Papa León XIII. De León XIV podemos comenzar por señalar que el día del comienzo oficial de su Pontificado el18 de mayo, coincide precisamente con la fecha del nacimiento de Karol Woytila, futuro Juan Pablo II. A su vez, la fecha de su elección por el Cónclave de cardenales fue diez días antes, el 8 de mayo, fiesta muy significativa en el calendario litúrgico de la Iglesia, que Providencialmente coincidió con 3 significativas advocaciones Marianas además de la del Arcángel San Miguel, todas ellas muy ligadas a León XIII y León XIV. Las tres Marianas son Nuestra Señora de Gracia, que es una advocación muy vinculada a la Orden de San Agustin, que es a la que pertenecía Robert Francis Prevost. La segunda es Nuestra Señora de Luján, Patrona de Argentina, que fue coronada por mandato de León XIII su predecesor en el título pontificio elegido por él; y la tercera, la Virgen de Pompeya, a la que hizo referencia en su primera aparición pública tras su elección. Además, es la fiesta que conmemoraba hasta el último Concilio, la fiesta de san Miguel Arcángel, y fue también León XIII, quien introdujo la oración rogando su ayuda después de la experiencia mística que vivió el 20 de abril de 1884 cuando vio a Satanás y sus demonios sobre Roma amenazando destruirla, y ver aparecer a San Miguel y arrojarles derrotados al infierno. Significativo también que fuera León XIII quien apenas seis meses después, el 13 de octubre de 1884 –coincidiendo con el mismo día 33 años antes, de la última aparición de Fátima con la «danza del sol»– proclamaría la Encíclica «Humanum Genus» (El Género Humano).Encíclica considerada el mayor exponente del magisterio pontificio respecto a la Masonería, e incidiendo en su vinculación con el diablo. Con estos precedentes de León XIII, no cabe duda que elegir ser su sucesor en el título pontificio, no es una casualidad precisamente. Siguiendo con el relato de estas providenciales coincidencias es muy destacable su vinculación con hechos muy importantes en la vida de «la Santa más importante de los tiempos modernos» como la definió san Pío X: Santa Teresa de Lisieux: «santa Teresita» del Niño Jesús, como es mundialmente conocida. Precisamente en la vigilia de la Misa solemne de comienzo del pontificado de León XIV se cumplían 100 años de su solemne canonización en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el 17 de mayo de 1925. Asimismo el Papa fue creado cardenal, por Francisco, el 30 de septiembre de 2023 exactamente el mismo día que 150 años antes en 1897 y a las19 horas, fallecía y entregaba su alma a Dios, la joven carmelita Teresita del Niño Jesús en su convento de Lisieux. Otra singular coincidencia con Teresita fue el día de su elección como Papa, un 8 de mayo, que fue también el día de la Primera Comunión de la santa y que ella recoge de manera destacada en su «Historia de un Alma» escrita por obediencia debida a su hermana Inés por entonces la Madre Priora de su comunidad carmelitana. El Papa León XIV es reconocido por su vocación agustina y como misionero, labor que desarrolló especialmente en las misiones del Perú; y santa Teresita es (junto a San Francisco Javier), la Patrona Universal de las Misiones proclamada por Pío IX en 1927. Lo que realizó rezando y sacrificándose por ellos desde la celda de su convento, siendo hoy especialmente querida en los lugares de misión por el mundo. Otra no «mera» coincidencia que vincula al Papa con Teresita, es el conocido episodio de la vida de santa Teresita cuando con 15 años acompañó a su padre Louis Martin a una peregrinación a Roma que sería decisiva para su vocación religiosa. Durante la misma tuvo la oportunidad de saludar al Papa, al que le pidió su autorización para ingresar como carmelita y para lo que todavía no tenía la edad mínima requerida. El relato de ese encuentro es muy destacado en su «Historia de un Alma», y el Papa era precisamente León XIII, quien pudo leerlo al poco de morir Teresita en 1897, afirmando que su lectura había sido «el mayor placer de su vida». Parece claro que en sus inescrutables designios , la Providencia ha querido unir las vidas de santa Teresita y León XIII, e incluso la de san Juan Juan Pablo II, en singulares momentos con la del Papa León XIV. Tras santa Teresa de Ávila y santa Catalina de Siena, Teresita fue la tercera mujer santa proclamada Doctora de la Iglesia. Lo hizo san Juan Pablo II, y lo anunció en la jornada mundial de la Juventud celebrada en París en 1997 –año del centenario de su muerte– lo que da idea del elevado grado de reconocimiento hacia su figura por parte de la Iglesia. Santa Teresita falleció a los 24 años y como escribió en su autobiografía «en el corazón de mi Madre la Iglesia, yo quiero ser el amor». Un amor que Benedicto XVI reconocerá diciendo que en ella «ese amor tiene un rostro y un nombre: Jesús». Es motivo de singular esperanza en el Pontificado de León XIV, primer estadounidense –así como al estar nacionalizado como peruano también primer peruano–, en ser elegido Papa, tener esta providencial asistencia divina. Por ello, es significativo que en las primeras palabras dirigidas por León XIV al ser presentado tras su elección desde el balcón del Palacio Vaticano profundamente emocionado , hiciera una singular referencia al amor de Dios: «Dios ama a todos incondicionalmente, no tengáis miedo». Una síntesis de lo que dijo –en similar situación tras ser elegido Papa– san Juan Pablo II, y Santa Teresita. La «lluvia de rosas» que ella derramó sobre la Iglesia y León XIII, con su oración y sacrificio desde su celda del Carmelo de Lisieux, ahora santa Teresita las va a derramar copiosamente desde el Cielo, sobre la Iglesia y León XIV.
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