Productividad
Cómo cultivar la disciplina y obtener resultados extraordinarios
La motivación por sí sola no es suficiente para mantenernos en el camino correcto. Necesitamos entrenar nuestra autodisciplina
Según la mitología griega, Hércules, al llegar a la adolescencia, enfrentó un dilema que decidiría su futuro. En este pasaje, se cuenta cómo se encontró con dos mujeres, una representando la facilidad y la satisfacción efímera, y la otra representando la virtud y el esfuerzo. La primera le prometió una vida de placeres sin esfuerzo, libres de problemas y dificultades. La segunda, en cambio, le propuso un camino más arduo, lleno de trabajo duro y esfuerzo, pero también de logros significativos y duraderos. El legendario héroe se decantó, claro, por seguir el camino de la virtud, lleno de privaciones y esfuerzo.
Lo que el mito de la encrucijada de Hércules no nos revela es que este dilema no se nos presenta una única vez en nuestras vidas. Si fuera así, todos elegiríamos sin dudarlo el camino de la Virtud. Pero lo que ocurre realmente es que este mismo dilema se nos presenta en todos y cada uno de los momentos de nuestra existencia. Cada minuto, cada hora, cada día, estamos en la encrucijada; obligados a elegir entre el camino de la virtud y el camino del vicio. Podríamos decir, incluso, que nuestra vida es, en esencia, una constante sucesión de decisiones entre estos dos caminos.
Es en estos momentos de elección donde la disciplina juega un papel crucial. La disciplina es la herramienta que nos permite mantenernos firmes en el camino de la virtud, a pesar de las tentaciones del camino del vicio. Es la disciplina la que nos permite resistir los placeres efímeros en pos de los logros duraderos. La disciplina nos da la fuerza para elegir la gratificación a largo plazo sobre la satisfacción inmediata, para elegir una vida con sentido sobre una vida vacía de contenido.
Cómo entrenar la disciplina
El autocontrol y la disciplina son la fuerza que nos impulsa a tomar decisiones virtuosas. La buena noticia es que esta voluntad puede ser entrenada… y es vital hacerlo. La motivación por sí sola no es suficiente para mantenernos en el camino correcto. La motivación es emocional y por lo tanto inconstante, mientras que la disciplina resulta de poner nuestra mente por encima de nuestras emociones e impulsos. Por lo tanto, debemos cultivar y entrenar nuestra disciplina para seguir adelante de manera constante y confiable, incluso cuando la motivación disminuye.
No hay sacrificio pequeño
Cada decisión virtuosa que tomamos, sin importar cuán pequeña sea, facilita la toma de la próxima decisión virtuosa. Por lo tanto, debemos esforzarnos por tomar decisiones virtuosas cada vez que se nos presente la oportunidad, sin importar cuán pequeñas sean; de forma que es desencadenemos un efecto dominó de positividad y crecimiento. Para fortalecer nuestra fuerza de voluntad, debemos entrenar nuestra mente de manera constante y persistente, como si de un músculo se tratara. Esto implica practicar la autodisciplina regularmente, enfrentando y superando desde los desafíos pequeños y manejables… hasta aquellos más complicados.
La primera victoria
No debemos subestimar la importancia de una pequeña victoria en la mañana. Puede ser tan simple como levantarse temprano o hacer ejercicio. Lo importante es que tomemos la decisión consciente de sacrificar nuestra gratificación inmediata. Lograr una primera pequeña victoria al comienzo del día puede tener un impacto significativo en cómo nos sentiremos y cómo nos desempeñaremos durante el resto del día. Esta victoria, aunque pueda parecer insignificante, nos proporciona un impulso de confianza y una sensación de logro que nos predispondrá positivamente. Nos ayuda a establecer el ritmo y a mantener el momentum para enfrentar el resto del día con entusiasmo y determinación.
El sentido de tu sacrificio
Vivir de la forma más coherente posible con nuestro ideal hace que el sacrificio de prescindir de la gratificación inmediata se vuelva gratificante en sí mismo. Los sacrificios que hacemos no son un castigo, sino una elección consciente. Cuando nos esforzamos por vivir la vida persiguiendo lo que le da sentido, tendremos una razón lo suficientemente poderosa como para soportar el sufrimiento y las privaciones. Esto hace que todas las luchas y desafíos valgan la pena.
Vivir en equilibrio
No se trata de un sprint, sino de una carrera de fondo. No se trata de llegar primero a la meta, sino de no dejar de correr. El estrés y el agotamiento que nos empujarían a detenernos a medio camino pueden surgir cuando nos enfocamos demasiado en un área vital, como el trabajo, y en detrimento de otras, como el ocio o la familia. Por eso, es esencial encontrar un equilibrio saludable que permita tiempo para el trabajo, el ocio, las relaciones, y el cuidado y el desarrollo personal.
Cultiva hábitos saludables
Los hábitos son acciones que realizamos de manera automática y que requieren poco o ningún esfuerzo consciente. Cultivar hábitos saludables puede ser una excelente manera de mantenernos en el camino de la virtud. Los hábitos saludables, como una dieta equilibrada, el ejercicio regular y una rutina de sueño adecuada, pueden ayudarnos a mantenernos enérgicos y enfocados en nuestros objetivos… y si son rutinarios, serán fáciles y satisfactorios.
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