
Opinión
Mónica García y su asombrosa técnica legislativa
La ministra de Sanidad ha convertido el arte de legislar en un juego de trileros

El Ministerio de Sanidad de ese látigo contra la corrupción socialista llamado Mónica García ha convertido el arte de legislar en un juego de trileros, en el que las disposiciones entran y salen de los proyectos normativos en función de lo que convenga en cada momento. La polémica Ley de los Medicamentos es el último ejemplo de esta técnica del quita y pon que hace que a medida que superan etapas los textos poco o nada tengan que ver con los que inicialmente salieron a la luz pública por la vía de audiencia o de la simple filtración a los medios afines, irritando a agentes del sector y autonomías, incluidas las del PSOE, como pudo apreciarse en el último pleno del Consejo Interterritorial.
Particularmente, lo de esta ley es de traca. En principio, iban a incluirse los llamados precios seleccionados de los fármacos. Ahora, parece que ya no. Inicialmente, iban a cambiar también los tramos del copago. Ahora, dicha modificación no aparece, pero Sanidad amenaza con incluirla durante la tramitación parlamentaria, en una suerte de esquizofrenia legislativa que convierte la tan necesaria previsibilidad de las normas en una utopía para los afectados.
Con la regulación sobre el tabaco sucede otro tanto. La subida de precios, una de las medidas fundamentales para reducir el consumo de este producto, se ha esfumado del texto, no se sabe si por falta de convencimiento de Mónica García y de su equipo, o por orden del Ministerio de Hacienda, cuyo objetivo, no lo olvidemos, no es la Salud Pública, sino recaudar más. También se ha evaporado el empaquetado genérico, esa supuesta apuesta para combatir a las grandes marcas y hacer menos apetecibles las cajetillas, lo que ha sumido en el desconcierto a los neumólogos y a los más declarados enemigos del humo de los cigarrillos.
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