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La televisión baja al infierno

Imagen en una guarida del crimen organizado en Colombia.
Imagen en una guarida del crimen organizado en Colombia.larazon

El primer plano sobre el retrovisor de un coche en marcha podría sugerirnos que estamos viendo el comienzo de una «road movie». Y en cierto modo es verdad. Ayer se presentó en el FesTVal de Vitoria el programa de Atresmedia que cuenta con el dúo de profesionales que consiguió llevar a lo más alto el periodismo de denuncia con «Encarcelados». Jalis de la Serna y Alejandra Andrade junto a Luz Aldama, directora de programas del grupo mediático, explicaron porqué decidieron entrar «En tierra hostil». Un programa que se estrenará en horario «prime time» y que nos sumerge en 10 de las ciudades más peligrosas del mundo.

«Son historias inéditas; Jalis y Alejandra pasan por una peripecia vital en la que le acercamos al espectador una realidad desconocida», matiza Aldama. Es una búsqueda de españoles en países como Venezuela y Marruecos, pero según Jalis, «empieza siendo una búsqueda de compatriotas en sitios conflictivos para acabar transformándose en una gran denuncia de la violación de los Derechos Humanos allí. Historias difíciles de encontrar, exclusivas e inéditas. Así conocemos a un empleado de la ONU en un aeropuerto del este del Congo, ciudadano español, que evade las preguntas sobre el contrabando de coltán, una mezcla de minerales indispensable para la fabricación de móviles, tabletas y ordenadores, que ha creado un nuevo negocio de sangre. En el capítulo que se proyectó en el FesTVal, se comprobó el papel activo del cámara y del productor de contenidos, indispensables para el formato.

«En tierra hostil» se adentrará en el vivero yihadista de castillejos en Marruecos, caminará por Ucrania y será testigo de un tiroteo, y entrará en uno de los refugios de los capos de los cárteles mexicanos. En ocasiones tardaban hasta 20 días en conseguir el material, que filmaron a lo largo de seis meses, pero, como cuenta Alejandra, «en Venezuela sólo estuvimos 72 horas», suficiente para poder comprobar «la mala situación de algunos españoles». Ése fue de los pocos sitios en los que confiesa haber pasado miedo. «El problema es que no dejan prácticamente entrar a periodistas. Si grabas lo que no quieren pueden llevarte a una comisaría, quitarte el material y detenerte. Allí el enemigo se supone que son los buenos», explica Alejandra.

De la Serna aclara que la forma narrativa ha cambiado desde «Encarcelados»: «Es un relato que tiene sentido, que te lleva de un punto a otro y vas conociendo los elementos de una historia para terminar con una conclusión». Ambos periodistas no pueden dejar de investigar y aunque confiesan haber tenido dificultades «en países con tradición islámica radical que nos han dificultado las gestiones», consideran que «hay mucho mundo por recorrer». La audiencia decidirá si éste es otro gran proyecto de aquellos que, como el dúo afirma, hacen «un trabajo periodístico sincero, desde la verdad y queriendo contar historias humanas con la mayor cercanía posible».