Investigación

La contaminación ambiental, detrás del cáncer de pulmón en no fumadores

Tres años viviendo en una gran cuidad son suficientes para aumentar el riesgo, aunque este es menor que el que provoca el tabaco.

 Contaminación en la ciudad de Barcelona
Contaminación en la ciudad de BarcelonaAlejandro GarciaAgencia EFE

Desde hace más de 70 años, se sabe que la formación de cánceres se produce en dos pasos: uno, inicial, que es el que induce mutaciones en células sanas, y otro posterior, promotor, que es el que desencadena la enfermedad. Esto es especialmente interesante en tumores que están asociados mayoritariamente a una causa, como el de pulmón con el tabaco. Sin embargo, los oncólogos llevan tiempo advirtiendo que cada vez están viendo más cánceres de pulmón en personas que no han fumado nunca. El cáncer de pulmón en el que el gen EGFR (receptor del factor de crecimiento epidérmico, por sus siglas en inglés) está mutado es uno de los tipos más habituales en pacientes no fumadores, o cuya exposición a este tóxico ha sido leve, y representa entono al 15% de los nuevos diagnósticos de cáncer de pulmón no microcrítico (es decir, aquel de células no pequeñas que, habitualmente es menos grave que el microcítico), lo que equivale a 5.000 casos al año en España.

Gracias a una investigación con cerca de 33.000 pacientes en Europa, América y Asia publicada hace unos días en la revista Nature, ahora existe mayor evidencia de que la contaminación ambiental puede estar detrás del aumento de la incidencia de este tipo de tumores. En concreto, el detonante serían las partículas ambientales que miden igual o menos de 2,5 microgramos (llamadas PM 2,5 o partículas finas), que son capaces de inducir la enfermedad en personas que ya portaban mutaciones que predisponen al cáncer de pulmón, como la EGFR.

Las PM 2,5 pueden provenir de todas las clases de combustión, como la de los automóviles, camiones, fábricas, quemas de madera, quemas agrícolas y otras actividades. Incluyen contaminantes como el sulfato, los nitratos y el hollín, que penetran profundamente en los pulmones y en el sistema cardiovascular, lo que representa un riesgo grave para la salud humana. La Organización Mundial de la Salud ha estimado recientemente que 3,7 millones de fallecimientos anuales en el mundo podrían atribuirse a la contaminación atmosférica.Por tanto, la calidad del aire se contempla actualmente como uno de los retos sanitarios mundiales.

Usando modelos de ratón genéticamente modificados, los científicos comprobaron que los contaminantes del aire provocan una entrada de macrófagos (un tipo de glóbulos blancos que intervienen en la defensa del organismo contra agentes patógeno) en el pulmón y la liberación de interleucina-1β (citoquina proinflamatoria con múltiples funciones en la respuesta inmune). Así, estas partículas finas provocan una inflamación del sistema respiratorio que es la que desencadena la aparición de los tumores de pulmón en individuos que poseen mutaciones que predisponen al cáncer, como las de los genes EGFR y KRAS (la oncoproteína que se encuentra mutada de forma más frecuente en el cáncer).

Alto riesgo para la población urbana

En concreto, esta nueva investigación apunta que tres años respirando aire contaminado son suficientes para explicar el aumento de la incidencia de cáncer de pulmón en no fumadores. La causa es que casi el 100% de la población de áreas urbanas en Europa está expuesta a niveles de partículas PM 2,5 por encima de los recomendados por la OMS- menos de 15 microgramos por metro cúbico de aire en un día-. Según datos de 2021, publicados a finales del año pasado, [[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/madrid/20220329/gn4ckezxq5a6ven3urbxrvout4.html|||Madrid se situaba en niveles promedio de 29 µg/m3]], y Barcelona en 24 µg/m3. Pekín, por ejemplo, una de las cuidades más contaminadas del mundo, amanece frecuentemente con niveles superiores a 500 microgramos por metro cúbico, y hay días que pueden superar incluso los 1.000 microgramos.

“Comprender estas conexiones es esencial para tomar decisiones sobre cómo limitar la exposición y prevenir daños y, sobre todo, entender qué se puede esperar a ciertos niveles de exposición”, apuntó Martin Göttlicher, director del Instituto de Toxicología Molecular y Farmacología, en el Centro Alemán de Investigación para la Salud Ambiental ( Múnich). “A pesar de la importancia de la correlación, no se debe ignorar que el efecto del tabaquismo autoinfligido individual es significativamente mayor en el desarrollo de tumores pulmonares que el efecto de la exposición a contaminantes del aire impuesta a todos. Los fumadores tienen un riesgo aproximadamente diez veces mayor que los no fumadores. En contraste, hubo aproximadamente un 10% más de casos en la cohorte inglesa de exposición relativamente baja y una duplicación o triplicación del tipo de tumor específico en la cohorte de exposición más alta de Taiwán”, añadió.

Aunque lo más importante del trabajo es exponer los riesgos a los que se somete a la población si no se toman medidas efectivas para la reducción de la contaminación urbana, Göttlicher destacó que “solo el tiempo dirá si el estudio y la relación causa-efecto desarrollada podrán proporcionar enfoques para proteger a las personas de los efectos de las partículas descritas aquí a través de factores de estilo de vida, complementos alimenticios o incluso medicamentos”.