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Cultura

La costumbre española que una argentina quiere que copien todos los países: "La gente es más feliz"

Para ella, esta costumbre es fundamental para su salud y bienestar

La costumbre española que una argentina quiere que copien todos los países La Razón

Una joven argentina ha puesto el punto de mira en una costumbre española que, para ella, es la mayor felicidad. Su experiencia viviendo en Madrid, ha puesto en debate la duración de la jornada laboral en el país. España se encuentra en una encrucijada. Según datos recientes de la OCDE y Eurostat, los empleados en España trabajan de media más horas anuales que en países como Alemania. Sin embargo, no se traduce en productividad, de hecho en España la hora trabajada sigue siendo inferior a la economía germana.

Frente a esta situación, existen costumbres que actúan como puntos de salida y que son muy valoradas por los extranjeros que vienen a trabajar a nuestro país. Aunque no es universal, la jornada intensiva de los viernes es un modelo que deja la tarde libre a muchos trabajadores. Esta práctica ha maravillado a Ludi, hasta el punto de proponerla como una fórmula de bienestar en todos los países. "Es otra de las cosas que amo de vivir en España", asegura.

"La gente solo trabaja hasta mediodía"

La protagonista de esta historia es Ludi (@ludistante), una joven argentina cuyo vídeo celebrando el fin de su jornada laboral se ha convertido en un fenómeno en TikTok. "Es viernes, dos de la tarde y yo ya terminé de trabajar. Estoy en mi camita para dormir la siesta", relata con una sonrisa que evidencia su satisfacción. Para muchos españoles, esta escena puede ser familiar, pero para alguien acostumbrado a otros ritmos laborales, representa un cambio radical. "En la mayoría de las oficinas de España, la gente solo trabaja hasta mediodía", explica en su vídeo.

Ludi contrapone esta realidad con su vida anterior en Argentina, marcada por el agotamiento del fin de semana. "Terminaba muerta los viernes y ya ni contaba cómo empezar el finde porque solo quería llegar a casa y dormirme". La diferencia, argumenta, es abismal y tiene un impacto directo en su estado de ánimo y energía. Su testimonio pone de manifiesto cómo una modificación horaria, aparentemente menor, puede transformar la percepción del tiempo y el trabajo. No se trata solo de salir antes, sino de combatir un agotamiento que normaliza llegar al fin de semana sin ganas de disfrutarlo.

"Puedes dormir la siesta"

El beneficio de esta práctica va más allá del simple descanso. Ludi lo describe de forma muy gráfica: "Es como si fuera un miniferiado cada semana". Esta ganancia de tiempo convierte la tarde del viernes en un espacio valioso para la vida personal. "Acá no, salís a las dos de la tarde y tienes todo el finde por delante", celebra. Las actividades que antes se acumulaban en el sábado y el domingo ahora pueden repartirse. "Puedes dormir la siesta como yo, hacer trámites, ir a comer con amigos, ir a pasear al parque", enumera.

Esta disponibilidad no solo mejora la conciliación, sino que, en sus palabras, consigue que "el finde se estire y lo pueda hacer mucho más productivo". Para ella, esta costumbre no es ninguna "tontería", sino un pilar de su bienestar que valora inmensamente. Su conclusión es una propuesta directa que resuena con el debate social actual: "Yo digo que esto se debería copiar en todos lados, viernes cortos y gente más feliz".

El debate de la jornada de 37,5 horas

La idea de Ludi por semanas laborales más cortas y racionales conecta directamente con una de las iniciativas políticas más ambiciosas y controvertidas de los últimos años en España. Sin embargo, este debate sufrió un importante revés recientemente. El pasado 10 de septiembre, el proyecto de ley del Gobierno para reducir la jornada laboral máxima de 40 a 37,5 horas semanales fue rechazado en su tramitación por el Congreso de los Diputados, dejando la reforma en suspenso.

La propuesta, impulsada por el Ministerio de Trabajo, buscaba establecer por ley una reducción horaria sin merma salarial, una medida que, según el Ejecutivo y los sindicatos, mejoraría la salud de los trabajadores, la conciliación y la igualdad. El texto también incluía un refuerzo del registro horario digital para garantizar su cumplimiento. No obstante, la iniciativa no consiguió los apoyos parlamentarios necesarios.

A pesar de este veto parlamentario, el debate está lejos de terminar. Tanto el Gobierno como los sindicatos mayoritarios han manifestado su compromiso de retomar el proyecto y seguir negociando para sacar adelante una reforma que consideran histórica y necesaria.