Barcelona

Desclasificando el cáncer

Un cambio de paradigma en los tratamientos. Investigadores del Hospital Vall d'Hebron proponen analizar y tratar los tumores por su origen celular

Imagen microscopica de cáncer de mama a nivel celular
Imagen microscopica de cáncer de mama a nivel celularlarazon

¿Y si a nivel celular un cáncer de mama se pareciera más a un tumor de pulmón que a otro de mama? ¿Y si el tratamiento para una masa tumoral maligna que se ha desarrollado en la mama funcionase también para luchar contra un cáncer gástrico específico? Entonces, ¿qué sentido tendría abordar el cáncer según el órgano en el que aparece y no por sus características moleculares? Y ¿qué sentido tendría no tratar con el mismo fármaco a dos tumores similares, pero que se han detectado en distintas partes del cuerpo?

El desarrollo de técnicas de screening más precisas ha dado pie a que, en los últimos años, se haya podido estudiar y analizar mejor la biología del cáncer. Esto es, cuál es la célula que se maligniza y cuáles son los procesos moleculares que se desencadenan dando lugar a un tumor en concreto. Estos resultados han permitido, asimismo, ampliar el espectro de terapias y fármacos, tanto en número como en eficacia, contra el cáncer. Es, precisamente, este mayor conocimiento de la enfermedad el que ha abierto la puerta a que la ciencia se plantee nuevas hipótesis. ¿Cabría la posibilidad de que la ciencia y los expertos en cáncer se cuestionarán hoy el modelo de abordaje de la patología? Un equipo de investigadores de cáncer del Hospital de Vall d'Hebron de Barcelona, liderados por el doctor Javier Cortés, especialista en cáncer de mama y melanoma, cree y defiende que sí.

En su artículo «Nueva aproximación a la terapia del cáncer basada en la clasificación molecular del cáncer», que publicó el pasado mes la revista «A Cancer Journal for Clinicians», cuestiona la forma en la que hoy se entiende el cáncer y traza las líneas maestras para profundizar en el cuyas consecuencias no son baladí. El nuevo paradigma revolucionaría no sólo el estudio del cáncer en el laboratorio, sino también su tratamiento clínico. En resumen, el replanteamiento que proponen estos investigadores «pasa por agrupar a los tumores no tanto por el órgano del que derivan sino por la célula de la que provienen», explica Cortés. Y, concreta: «lo que proponemos es que, en vez de estudiar y tratar los diferentes tipos de cáncer de mama, de pulmón o de ovario, tratemos el cáncer de tipo A, de tipo B, etc. independientemente de que sean de mama, de ovario o de pulmón».

La motivación de este nuevo concepto científico parte de la propia experiencia y observación clínica. «Cuando analizas a los pacientes, ves que en cada órgano hay diferentes tipos de tumores y que tienen comportamientos diferentes» en el tiempo y frente a la terapia, explica Cortés. Un ejemplo: el cáncer de mama triple negativo no tiene nada que ver a nivel celular y en cuanto a su respuesta al tratamiento tampoco con el cáncer de mama HER2. Más aún, las últimas investigaciones están desvelando que, «además de que dos tumores de mama pueden ser muy distintos, hay algunos que se comportan clínicamente de forma muy parecida a uno de próstata o pulmón». De hecho, un estudio impulsado por el investigador Aleix Prat, del Vall d'Hebron, publicado el pasado mes de diciembre en «Scientific Reports», corrobora a pequeña escala este planteamiento y concluye que existen similitudes celulares entre un tipo concreto de cáncer de mama y un tipo concreto de cáncer de pulmón. Según Cortés, «esto tiene sentido porque la célula que se maligniza en la mama tiene las mismas características que la que se maligniza en el pulmón, entonces estos tumores son biológica y clínicamente muy parecidos».

Cortés admite que existen aún muchas incógnitas por resolver. Por ejemplo, ¿qué grado de influencia tiene sobre el tumor su microentorno? Es decir, ¿aunque el tipo de cáncer venga determinado por la célula que se maligniza, ya sea en la mama o en el pulmón, el hecho de que se desarrolle en un órgano u otro condiciona su progresión? Si esto es así, ¿cómo? Y, así, existen tantas preguntas como la ciencia sea capaz de concretar. Pero, apunta Cortés, la nueva aproximación del cáncer que plantean facilita e impulsa el análisis de estas cuestiones porque permitiría profundizar más rápidamente en el abordaje molecular de los tumores. Esto es, agrupando a los tumores por su perfil celular (tipo A, tipo B, C, etc) podría discernirse más rápidamente la importancia del entorno orgánico, observar qué hace que un mismo tipo de célula maligna evolucione de forma diferente, si es que lo hace, en la mama o el pulmón por tratarse de órganos.

La actual clasificación del cáncer por órganos y las limitaciones económicas condicionan la puesta en marcha de nuevas investigaciones en ese sentido. Así, esos tumores cuya incidencia en la población es menor que otros quedan relegados hoy en su estudio. Por el contrario, abordando el tumor por la célula del que procede y no por el órgano, los pacientes que han desarrollado un cáncer de tipo A en el pulmón y los que lo sufren en la mama pueden formar parte de un mismo estudio, ampliándose así la masa crítica necesaria para iniciar una investigación. Pero legalmente eso tampoco es hoy posible. Cortés lo ejemplifica. «En 2001 se aprobó un medicamento para tratar el cáncer de mama HER2 positivo. Investigaciones posteriores hallaron que existe un tipo de cáncer gástrico HER2 positivo. Un estudio testó la eficacia del fármaco autorizado sólo para el de mama HER2 en este tipo de tumor y funcionó. El problema es que se ha tardado diez años para que los enfermos de cáncer gástrico HER2 positivo puedan acceder a este tratamiento». Con el nuevo modelo de clasificación que propone Vall d'Hebron este retraso no se produciría. Con todo, para determinar qué tipo de cáncer molecular ha desarrollado un paciente es necesario realizar un estudio celular. Las técnicas existen, pero el screening no se hace automáticamente, sólo si existe un fármaco aprobado para ese tumor específico, como para el cáncer de mama HER2.

En cualquier caso, y admitiendo que esta teoría puede demostrarse no ser cierta, Cortés apunta que el siguiente paso es «seguir profundizando en el conocimiento molecular de los tumores y empezar a diseñar estrategias preclínicas, en el laboratorio, basándonos en este nuevo modelo de aproximación celular al cáncer».