Legado

Diez años de la gran reforma del Papa Francisco que transformó las nulidades eclesiásticas

Ha permitido a miles de católicos salir de situaciones irregulares ante la Iglesia

Papa.- El cardenal Fernández afirma este 1 de mayo que Francisco era un trabajador "que vivió su misión con pasión"
Papa.- El cardenal Fernández afirma este 1 de mayo que Francisco era un trabajador "que vivió su misión con pasión"Europa Press

El Papa Francisco revolucionó en 2015 el proceso canónico de nulidades matrimoniales con una reforma sin precedentes en más de tres siglos. A punto de cumplirse una década, la Iglesia recoge los frutos –y también los desafíos– de una transformación que buscaba, sobre todo, justicia, cercanía y agilidad para los fieles.

Miguel Ángel Rodríguez Vacelar, director de Vacelar Abogados y abogado del elenco del Tribunal de la Nunciatura Apostólica en España (Tribunal de la Rota), ha estudiado en profundidad esta reforma impulsada por el Papa Francisco, a la que ha dedicado incluso una tesis. "El Papa no reformó el contenido del Derecho Canónico, es decir, no amplió las causas de nulidad, sino que reformó el procedimiento para hacerlo más ágil, más accesible y más pastoral”.

La reforma se materializó en la Carta Apostólica Mitis Iudex Dominus Iesus, promulgada en 2015. Desde entonces, los procesos para declarar la nulidad de un matrimonio eclesiástico han vivido un cambio estructural profundo, que ha permitido a miles de católicos salir de situaciones irregulares ante la Iglesia, en un contexto donde muchos ya habían rehecho su vida civilmente.

¿Qué cambió exactamente con la reforma del Papa Francisco?

Según explica a LA RAZÓN Rodríguez Vacelar, la reforma sobre la nulidad matrimonial impulsada por el Papa Francisco se fundamenta en tres pilares clave que buscan hacer el proceso más accesible y ágil para los fieles. Uno de los cambios más significativos ha sido la eliminación de la "doble conforme", un requisito que obligaba a que dos tribunales distintos emitieran sentencias afirmativas consecutivas para declarar la nulidad de un matrimonio. Este sistema, vigente desde 1714, provocaba que incluso cuando se dictaba una primera sentencia favorable, el proceso tuviera que repetirse desde cero para su confirmación. Según el jurista, “era un sistema pensado para otra época,cuando había más desconfianza en los tribunales eclesiásticos”. Su supresión ha supuesto un "alivio procesal" enorme, ya que agiliza el procedimiento y facilita la resolución de los casos para los fieles.

Otro pilar importante de la reforma es la creación del “proceso breve” ante el Obispo. Este procedimiento se aplica en casos donde la nulidad del matrimonio es evidente y ambas partes están de acuerdo. En estos casos, el proceso puede resolverse de manera más rápida, utilizando pruebas claras como documentos médicos, lo que permite una sentencia directa del Obispo. Sin embargo, este procedimiento tiene un uso limitado, ya que sus requisitos son estrictos y solo se aplica en situaciones muy concretas.

Además, el Papa Francisco impulsó la gratuidad de los procesos de nulidad, con la intención de que ningún fiel tuviera que pagar por conocer la verdad sobre su matrimonio. Algunas diócesis, como la de Madrid, han logrado implementar con éxito esta directiva, permitiendo que los fieles accedan a la justicia eclesiástica sin coste alguno. No obstante, otras diócesis no han podido suprimir las tasas ni ofrecer abogados gratuitos (patronos estables) debido a la falta de recursos, explica Rodríguez Vacelar.

¿Se ha logrado el objetivo del Papa Francisco? “La reforma ha conseguido reducir plazos y aumentar el acceso de los fieles a los tribunales eclesiásticos”, afirma el abogado del elenco del Tribunal de la Nunciatura Apostólica en España. Subraya cómo, en lugares como Madrid, donde se garantiza la gratuidad independientemente de los ingresos, las solicitudes de nulidad se han multiplicado. Pero, aclara, "eso no implica que se concedan más nulidades", sino que más personas se atreven a iniciar el proceso.

"Agilizar no facilitar"

Y es que Francisco buscaba agilizar, no facilitar, como recuerda el canonista: “No es cierto que se concedan nulidades con facilidad. Las causas de nulidad siguen siendo las mismas y el procedimiento, aunque más breve, mantiene todas las garantías jurídicas”. Y es que. explica, "el Papa conocía de primera mano que muchos procesos canónicos de nulidad podían tardar años en dictar Sentencia, lo que consideraba tremendamente injusto para el fiel que tenía que esperar años en conocer la verdad de su matrimonio. Ello no solo incumbe a quien tiene un matrimonio nulo, y por tanto, quiere conocer ese extremo cuanto antes y por tanto poder volver a contraer matrimonio canónico, sino también incluye a los que no están en causa de nulidad, y la Iglesia debe de indicarles cuanto antes que su matrimonio es válido, para actuar en consecuencia con dicho extremo". Y es que el Papa reformó el proceso pero no reformó el derecho sustantivo, esto es, las causas de nulidad matrimonial que siguen siendo las mismas.

¿Cuáles son las principales críticas que ha tenido esta reforma por parte del sector más conservador de la Iglesia?

Rodríguez Vacelar aclara que las críticas a la reforma no deben entenderse como una diferencia de sectores entre los más o menos conservadores, sino como diferencias jurídicas legítimas. Y es que algunos sectores han cuestionado la supresión de la “doble conforme” ya que, consideraban que ofrecía mayor garantía de acierto en las sentencias. También ha sido criticado el “proceso breve” ante el Obispo, ya que implica un juicio previo sobre la nulidad y otorga la decisión final a un prelado que, en muchos casos, carece de formación jurídica, aunque cuenta con el asesoramiento de expertos. Por último, la gratuidad de los procesos, aunque impulsada por Francisco, es difícil de aplicar por la falta de recursos en muchas diócesis.

Con todo, la reforma de las nulidades es ya uno de los hitos jurídicos más relevantes del pontificado de Francisco. Se trata de la mayor reforma procesal en derecho matrimonial canónico desde hace más de 300 años, con efectos directos en la vida concreta de miles de fieles. “Se ha acercado la Iglesia a las personas que más la necesitaban en un momento clave de sus vidas”. Para muchas de ellas, la reforma ha significado poder reconciliar su situación personal y afectiva con su fe, sin tener que esperar años ni disponer de grandes recursos económicos.