Psicología

Efecto Pigmalión: Cómo nuestras creencias y expectativas pueden influir en el desarrollo de los niños

Las expectativas de los adultos pueden tener un gran impacto en el desarrollo de los niños, tanto para bien, como para mal

Menú semanal saludable y atractivo para niños
Menú semanal saludable y atractivo para niñosLa RazónLa Razón

El Efecto Pigmalión toma su nombre del mito griego de Pigmalión, un rey que se enamoró de una estatua que él mismo había esculpido. Pigmalión encontraba a la estatua tan bella que suplicó a la diosa Afrodita que le diera vida. Conmovida por su pasión, Afrodita convirtió la estatua en una mujer de carne y hueso; con la que luego Pigmalión se casaría.

De la misma manera, el Efecto Pigmalión en psicología se refiere a cómo nuestras expectativas y creencias sobre un niño en desarrollo pueden influir en su comportamiento y habilidades, casi como si nuestras expectativas "dieran vida" a esas características percibidas. Así, los padres, consciente o inconscientemente, pueden afectar enormemente el desarrollo de sus hijos, tanto para bien… como para mal.

Colegio, escuela, aula, primaria, clase, niño, niña, niños levantando la mano, pedir permiso, pidiendo permisoEUROPA PRESS (Foto de ARCHIVO)04/02/2016
Colegio, escuela, aula, primaria, clase, niño, niña, niños levantando la mano, pedir permiso, pidiendo permisoEUROPA PRESS (Foto de ARCHIVO)04/02/2016EUROPA PRESSEUROPA PRESS

El impacto de las expectativas en los niños

En un experimento realizado en Estados Unidos, se tomaron como muestra a dos grupos de estudiantes: uno de ellos integrado por alumnos de altas capacidades y buenas calificaciones, y otro con estudiantes con calificaciones por debajo del promedio y con un nivel de inteligencia mediocre.

A los profesores no se les informó de la verdadera división de los estudiantes. En lugar de eso, se les proporcionó información incorrecta sobre el rendimiento académico de los estudiantes. Se les dijo que el grupo de estudiantes aplicados eran los peores del estado, mientras que el grupo de estudiantes mediocres eran -en realidad- superiores intelectualmente a y obtenían excelentes calificaciones que el promedio.

Después de un tiempo dando clase, se empezaron a ver los resultados del Efecto Pigmalión. El grupo de estudiantes intelectualmente brillantes experimentó un descenso notable en sus calificaciones, mientras que aquellos con un nivel académico deficiente mejoraron significativamente sus notas.

La conclusión es clara: las expectativas que los profesores tenían en su cabeza sobre sus alumnos influyó en su interacción con los estudiantes y en sus logros académicos; resultando en una especie de "profecía autocumplida". O sea, que nuestras creencias pueden favorecer el desarrollo y futuro de los niños, pero también existe el riesgo de imponer creencias negativas que pueden limitar su potencial.

El autoconcepto del niño se desarrollará en base a las valoraciones que reciba de sus padres, familiares, compañeros, profesores, etc. Si les sugerimos que no son capaces de hacer algo desde una edad temprana, es probable que no lo intenten en el futuro. Si un niño recibe constantemente mensajes que sugieren ciertas expectativas sobre su carácter o habilidades, estas acabarán moldeando su comportamiento y personalidad.

Para mitigar los posibles efectos perjudiciales asociados con el Efecto Pigmalión, es imperativo que dediquemos tiempo a explorar y reflexionar sobre nuestras creencias y expectativas, las cuales, consciente o inconscientemente, podemos estar imponiendo a nuestros hijos. La personalidad, actitudes y aptitudes de un niño están en desarrollo; por lo que no debemos mantener estas creencias e ideas sobre ellas como si estuvieran talladas en piedra… porque no lo están.

Padre e hijo reciclan botellas de plástico
Padre e hijo reciclan botellas de plásticoLa Razón

Es esencial acompañar a los niños en su desarrollo natural, permitiéndoles expresarse mediante actividades creativas. Esto no solo les proporciona un medio para explorar su mundo y desarrollar sus habilidades, sino que también nos permite a nosotros, como padres, ver y ajustar nuestras percepciones, y reconocer sus verdaderas habilidades y características.

Por último, aunque el Efecto Pigmalión puede tener consecuencias negativas, también ofrece oportunidades para impactar positivamente en la vida de nuestros hijos. Al proyectar una imagen saludable y positiva del niño y al elogiar sus logros y esfuerzos, podemos ayudar a fomentar su autoestima y confianza en sí mismos, y alentarlos a alcanzar su máximo potencial.