Choque cultural
Un emprendedor chino que vive en España sentencia: "Una hora de un trabajador chino son ocho de un español"
El empresario ha expresado la enorme diferencia de percepción que se tiene en los dos países y cómo este aspecto repercute sobre la productividad
Las diferencias sociales y culturales entre los ciudadanos chinos y españoles son evidentes tanto en la vida cotidiana como en las relaciones interpersonales. Mientras que en China se prioriza el colectivo por encima del individuo y se valora la disciplina como un pilar del comportamiento social, en España el énfasis suele estar puesto en la expresión personal y en una convivencia más relajada. Además, las reuniones familiares en China conservan un carácter más ceremonial mientras que en España predominan los encuentros espontáneos y bulliciosos.
En cuanto al estilo de vida también se observan notables diferencias. La gastronomía china está profundamente influenciada por valores tradicionales y suele responder a rituales muy precisos relacionados con la salud y el equilibrio mientras que en España la comida se convierte en un acto social prolongado que promueve la conversación y la cercanía. Otro aspecto relevante es la educación de los niños que en China implica un alto nivel de exigencia desde edades tempranas con fuerte participación de los abuelos en la crianza mientras que en España el enfoque es más flexible y centrado en el desarrollo emocional. Estas distancias culturales no suponen barreras insalvables pero sí exigen una actitud abierta y consciente para favorecer la convivencia entre ambos pueblos.
Por el contrario, en el aspecto laboral es donde más se aprecia el mayor cambio, pues es aquí donde más disparidades se hallan, no solo en la forma de trabajar sino, además, en la manera de comprender el acto de hacerlo. Por ende, cabe identificar los aspectos fundamentales que intervienen dentro de estas diferencias. El primer elemento es la mentalidad de los españoles y la percepción que se tiene con respecto al trabajo. En contraposición con el modelo implementado en el sistema español, el método chino centra la atención en la calidad, dejando a un lado el tiempo efectivo.
Un emprendedor chino compara las dos mentalidades
Alejandro Zuhang, emprendedor y creador de contenido de origen chino que reside en España con su familia, compareció en el podcast denominado "Sísifo" para contar su experiencia viviendo en el país y las diferencias que encuentra con respecto a la cultura asiática. "Mi generación ya ha estudiado en la universidad, que ya tiene otras oportunidades y otra mentalidad", indica resaltando el cambio considerable que existe con respecto a la generación de sus padres. No obstante, indagando en el empeño y el esfuerzo que un chino puede llegar a mostrar por su empleo, dilucida lo siguiente: "Un chino es capaz de trabajar 14 horas seguidas para terminar sus tareas".
Por tanto, el equilibrio entre la cantidad y la calidad, que es lo que se desestima en España, es considerado en el país asiático. "Una hora de un trabajador chino son ocho de un trabajador español", asegura al respecto. Pero esta variable se ve reflejada en la legislación autóctona que es seguida. "En China no hay ley que fije las horas de trabajo; puedes trabajar 50 o 20", explica en relación a la falta de regulación del tiempo efectivo de trabajo, que se fundamenta especialmente en la mentalidad del país. "El que termina antes se va a su casa y a lo mejor puede cogerse cinco días de vacaciones porque los primeros dos días de la semana ha terminado todas sus tareas"
La jornada laboral: donde reside la diferencia
De esta suerte, el modelo instaurado en la Península, de cuarenta horas semanales distribuidas en ocho horas diarias, se entiende desde otro prisma. "Tú nunca verás a un chino en el trabajo que se pega su horita de descanso para tomarse una cerveza o para fumarse cuatro cigarros", recalca. En este sentido, el tiempo efectivo que se ejerce sobre un empleo es el que computa para la jornada laboral, y se erige en función de la cantidad de trabajo a realizar en ese día. "Yo voy al trabajo, hago un poco así por encima y, si no me da tiempo, lo termino mañana... Total, me quedan otras ocho horas. Allí, si lo terminas, te vas a tu casa", concluye.