Asuntos sociales
En el mundo todo va mejor
Contra lo que preconizan agoreros y cenizos, la realidad es que el mundo va bien. De hecho, va mejor que bien, tal y como atestiguan indicadores de todo tipo. Y las cifras son rotundas. Hay muchos motivos para la esperanza.
Contra lo que preconizan agoreros y cenizos, la realidad es que el mundo va bien. De hecho, va mejor que bien, tal y como atestiguan indicadores de todo tipo. Y las cifras son rotundas. Hay muchos motivos para la esperanza.
El optimismo no tiene buena reputación. Al menos en Europa, tener fe en el futuro de la humanidad no está bien visto. Casi podría decirse que la persona positiva levanta sospechas. ¿Es que no se da cuenta de que todo está hecho un desastre? ¿Acaso no lee los periódicos? Es verdad que en otros países, como Estados Unidos, el que se muestra abiertamente pesimista (o incluso realista) no suele ser aceptado socialmente. La cultura esta- dounidense, ajena y, en cierta medida, a salvo de nuestra tradición filosófica existencialista, se proyecta en el futuro con grandes dosis de esperanza. De hecho, fue allí donde nació la llamada Psicología Positiva a finales del siglo pasado. Martin Seligman, profesor de la Universidad de Pensilvania, fue de los primeros que hizo virar esta ciencia que se ocupa de la salud mental hacia las fortalezas del ser humano en lugar de las debilidades. Se trata, a fin de cuenas, de poner el foco en el bienestar y en las técnicas que pueden hacer que el hombre sea más feliz.
Estas estrategias pasan, indefectiblemente, por centrar la atención en lo que va bien en lugar de cargar las tintas en lo que no funciona. Y lo cierto es que las cifras avalan esta forma de enfrentar la vida porque, hoy en día, todo va clara y cuantificablemente mucho mejor. Es verdad que sigue habiendo pobreza y hambre en el mundo, pero no lo es menos que desde 1990 más de mil millones de personas han escapado de la extrema pobreza. A esta apabullante crifra acompañan otras no menos impactantes: la mortalidad por paludismo cayó un 60 por ciento entre 2000 y 2015 mientras que otras enfermedades como la lepra o la poliomelitis están muy cerca de de-saparecer por completo. Asimismo, la esperanza de vida mundial continúa aumentando año tras año. Si en 1950 apenas superaba los 52 años, en 2014 se calculó en torno a los 71,5 años. Por cierto que España está siempre en el top tres de los países más longevos de todo el planeta.
Una vez comprobado lo bien que va el mundo, queda preguntarnos por qué si todo va tan bien a nosotros nos parece todo lo contrario. Los medios de comunicación suelen llevarse la culpa por resaltar lo excepcional frente a la norma, lo que, por otra parte, resulta lógico cuando de lo que se trata es de contar cosas novedosas.
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