Medicina

Esperanza de cura contra un cáncer que afecta a niños

Investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) desarrollan un remedio contra el neuroblastoma, que supone el 15% de los tumores que provocan el fallecimiento de los más pequeños

Los niños con cáncer más cerca de sus padres
Los niños con cáncer más cerca de sus padreslarazon

El desarrollo del estudio que a continuación explicamos está basado en una historia muy personal: «He visto de primera mano lo devastadora que puede ser esta enfermedad ya que afecta a niños tan pequeños», señala Anna Philpott, una de las autoras principales.

Todo comienza en las primeras etapas de la vida. A medida que el embrión se desarrolla, las células se dividen y replican, migrando por el cuerpo, donde comienzan a diferenciarse en tipos de células maduras, con «interruptores» químicos unidos al ADN de las células que activan y desactivan sus genes y le indican a la célula cómo a comportarse y hacia dónde dirigirse.

Algunas de estas células pasan a formar el sistema nervioso periférico, que incluye los nervios fuera del cerebro. En ocasiones, esta programación falla y las células inmaduras continúan dividiéndose en lugar de formar neuronas maduras, lo que lleva al desarrollo del neuroblastoma. Básicamente eso es el cáncer: células que continúan reproduciéndose, ignorando que van acumulando errores.

La agresividad del neuroblastoma varía dependiendo de la madurez de las células dentro del tumor, siendo los tumores más maduros o diferenciados los menos agresivos y los menos diferenciados conllevan el mayor riesgo de recaída y muerte. Tanto es así que el neuroblastoma es la tercera causa más común de muerte por cáncer en menores, después de los tumores cerebrales y la leucemia. Surge en células nerviosas inmaduras conocidas como neuroblastos; aproximadamente la mitad de todos los neuroblastomas se originan en las glándulas suprarrenales, que se encuentran encima de los riñones, y el resto se produce en otras áreas del abdomen, el pecho, el cuello o alrededor de la columna, donde también existen células nerviosas.

Los pacientes menores de edad con neuroblastoma, responsable del 15% de las muertes por cáncer en este grupo, podrían recibir en el futuro tratamientos con menos efectos secundarios que los asociados con la quimioterapia actual gracias a un descubrimiento de investigadores de la Universidad de Cambridge. El nuevo enfoque implica una «terapia de diferenciación», un tipo de tratamiento que no involucra matar las células cancerosas, sino estimularlas para que se conviertan en normales que no se dividen. De este modo se evita el «legado» de las mutaciones.

Si bien esta nueva investigación aún se encuentra en una etapa temprana y todavía no se ha probado en pacientes, involucra una combinación de dos medicamentos ya aprobados para su uso: palbociclib, un tratamiento usado para ciertos tipos de cáncer de mama, y ácido retinoico, utilizado para tratar a los pacientes con neuroblastoma con mayor riesgo de recaída. El equipo pudo demostrar en un laboratorio que el tratamiento de células de neuroblastoma con palbociclib –ya aprobado para el tratamiento de primera línea de cánceres de mama HR positivos y HER2 negativos– hace que su división sea significativamente más lenta y formen nervios maduros.

Pero palbociclib no fue suficiente para detener por completo el crecimiento del neuroblastoma. Aunque las células parecían células nerviosas maduras, continuaron dividiéndose, solo que a un ritmo más lento. Para contrarrestar esto, el equipo trató las células de la placa con ácido retinoico además de palbociclib. El ácido retinoico es un fármaco que se utiliza actualmente como terapia de mantenimiento para pacientes con neuroblastoma con mayor riesgo de recaída, y el equipo descubrió que esto detenía la división de las células del neuroblastoma de manera aún más efectiva. Los hallazgos del estudio se han publicado en «Developmental Cell». «Las células del neuroblastoma no parecen nervios, sino más bien células redondas que se dividen muy rápidamente –señala el estudio–. Pero cuando los tratamos con palbociclib, su división se ralentizó y comenzaron a desarrollar axones y dendritas, lo que para nosotros fue una indicación de que estaban madurando hasta convertirse en nervios».

Anna Philpott, líder del estudio, se inspiró para estudiar el neuroblastoma después de que a su sobrina le diagnosticaran la enfermedad cuando era niña. A diferencia de muchos niños afectados por esta forma de cáncer, la historia de su sobrina tuvo un final feliz y ahora es una estudiante de veintitantos años. «He visto de primera mano lo devastadora que puede ser esta enfermedad ya que afecta a niños tan pequeños y puede ser una enfermedad particularmente agotadora para las familias –explica Philpott–. Sus resultados son muy variables. Algunos niños pueden curarse con cirugía o quimioterapia, pero otros necesitarán recibir una dosis muy alta de quimioterapia, y algunos de ellos luego recaen y requieren tratamiento adicional».

Si bien la quimioterapia puede ser eficaz, es un instrumento contundente: mata las células cancerosas, pero al hacerlo puede matar células de otros tejidos, provocando efectos secundarios. En los tratamientos del neuroblastoma, algunos de estos efectos secundarios son relativamente leves y muchos son temporales, aunque algunos pueden poner en peligro la vida, como infecciones graves, debido a una inmunidad deteriorada. También existe un riesgo de complicaciones a largo plazo, como discapacidad auditiva, restricciones de crecimiento e infertilidad. Algunos niños también pueden desarrollar otro tipo de tumores como resultado de la quimioterapia administrada para tratar el neuroblastoma.

«A partir de estudios de desarrollo normal» –añade la coautora Kirsty Ferguson–, «sabemos que, si podemos ralentizar la división celular, entonces la programación de las células comienza a corregirse y se vuelven más lentas. Nuestra idea era ver si había una manera de fomentar que esto sucediera en las células del neuroblastoma».