Opinión
Excalibur inolvidable
Teresa, mujer generosa y grande, muchos seguimos sintiendo tu dolor por Excalibur.
Hace nueve años, Teresa Romero, una enfermera de gran corazón, se ofreció como voluntaria para atender a dos misioneros que llegaban de África enfermos de Ébola. Sin recibir formación especial, Teresa se expuso y se contagió. A partir de ahí comenzó la tragedia de esta mujer que consiguió, después de mucho aislamiento, dolor y miedo, superar la enfermedad. Sin embargo, durante los muchos días que estuvo ingresada tuvo que vivir algo espantoso: el sacrificio de su inocente perro Excalibur. El pequeño can estuvo encerrado varios días en la terraza de la casa sin atención alguna. Finalmente, las autoridades, con el miedo siempre como condición, decidieron dar muerte al perro sin haberle hecho una analítica que demostrara que estaba contagiado. Animalistas y personas sensibles se alzaron contra aquel desprecio a la vida y se manifestaron en todas las ciudades de España sin poder evitar lo que la fuerza manda. ¿Qué sentiría Teresa al saber que habían quemado a su Excalibur como si fuera otro de los muchos enseres que también arrojaron a las llamas? ¿Es que un perro es una cosa? Para algunos ciudadanos todavía sí. Incluso hay un diez por ciento que les tienen fobia. Unos por miedo, otros simplemente porque no los conocen y les molesta su presencia, algo que transmiten a sus pobres hijos. Sin embargo, hoy en casi la mitad de nuestras casas vive un perro o más, y para nosotros, sus humanos, son un familiar único. Algunos críticos se ofenden de que haya personas que quieren más a los perros que a los humanos, pero yo les aseguro que, en una sociedad tan cruel y deshumanizada como la nuestra, los canes conservan bondades intactas: la capacidad de amar totalmente; lo que significa generosidad, comprensión, lealtad o protección instintiva. En una sociedad repleta de gente que sufre soledad no deseada y desamor crónico, ellos te enseñan a amar en un presente perfecto.
Teresa, mujer generosa y grande, muchos seguimos sintiendo tu dolor por Excalibur. Desde aquí mi respeto a los dos.
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