Religión

El grito obrero de la Iglesia: "La muerte en el trabajo es ignorada"

Los obispos han reactivado el diálogo y las denuncias con empresarios y sindicatos

Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal.
Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal.Jesús G. FeriaLa Razón

Más allá de cuestiones doctrinales y de rifirrafes con los poderes públicos, laIglesia continúa a pie de obra en el día a día. Literalmente. Así lo puso de manifiesto ayer Abilio Martínez, obispo de Osma-Soria y responsable de la Pastoral del Trabajo, durante un encuentro con periodistas en el que dio a conocer un documento que se escapa de las instrucciones pastorales vinculadas a cuestiones morales. ¿El tema? La siniestralidad laboral. «El trabajo es una dimensión humana y cristiana, no podemos ningunearla ni hacerla menor», reivindicaba Martínez al abordar un texto de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que se celebra el próximo 28 de abril.

«Las muertes en el trabajo son ignoradas, normalizadas e invisibilizadas. Este problema no aparece en nuestras conversaciones, ni en las noticias de los informativos. Vivimos de espaldas a una tragedia que tampoco está presente en las agendas políticas». Con esta contundencia se manifiestan los pastores, que se hacen eco de unos datos alarmantes que alertan de que solo en 2002 murieron más de dos personas al día a causa de accidentes en el tajo.

«Tras las cifras hay personas con nombres y apellidos que forman parte de una familia», advierten los obispos, que no se quedan así. Entre otras propuestas, llaman a «denunciar situaciones de sufrimiento», recalcando que estos «sucesos» no son fruto «de la casualidad o de la mala suerte».

Incluso, instan a promover el asociacionismo y reclaman a las administraciones públicas que velen por que se cumpla la legislación laboral. «La Iglesia tenemos que decir mucho sobre esas víctimas, jurídico, afectivo y espiritual para que no se sientan solas», apunta Martínez.

Lejos de conformarse con un manifiesto, lo cierto es que en estos últimos meses los obispos responsables de la pastoral obrera de nuestro país han mantenido reuniones con empresarios y sindicatos, unas cumbres inéditas hasta la fecha que buscan de alguna manera reforzar el trabajo que desde hace décadas vienen realizando organismos eclesiales como la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC). Es más, mañana en la Plenaria, en el marco de la Asamblea Plenaria de primavera que reúne a todos los obispos esta semana en Madrid, recibirán una formación específica sobre transformación del mercado laboral. De esta manera, la Iglesia española busca sumarse a una de las preocupaciones en materia social del Papa Francisco, que se ha convertido en un abanderado de la dignidad de los trabajadores a lo largo de estos diez años de pontificado.

Aun así, el obispo de Osma-Soria admite que todavía los recursos destinados son limitados: «Nuestro departamento tiene su resonancia en las diócesis con sus delegaciones de trabajo, pero hoy por hoy no tenemos delegaciones en todas las diócesis». Con la voz profética del fallecido obispo Antonio Algora como referente, la Iglesia sigue las directrices marcadas por el documento marco «Pastoral Obrera de toda la Iglesia» que se publicó en 1994. «Algunos puntos se han quedado anticuados y nuestro empeño es que sea una cuestión que sea prioritaria en la agenda de los obispos», asegura Abilio Martínez.

[[H3:A vueltas con el «cheque escolar»]]

En el discurso de apertura de la Asamblea Plenaria, el cardenal Juan José Omella lanzó una sugerencia para salvar la asfixia financiera de los colegios católicos concertados: «¿No podría ser el cheque escolar la verdadera neutralidad y libertad que pedimos a la Administración competente?». La propuesta ha sido rechazada por Escuelas Católicas, la plataforma eclesial del sector que considera que generaría más desigualdad. Desde el Episcopado aclararon después que solo es «opción más». Lo cierto es que esta vía es el pilar del programa educativo electoral de VOX. En los pasillos episcopales, hay quien asegura que un colaborador del cardenal «coló» la proclama en el borrador del discurso final.