Opinión
Instalarse en el pesimismo
Los muchachos se han revestido de una capa de negatividad porque así es como ven el futuro
Lo vengo diciendo hace unas pocas semanas. El pesimismo ha llegado para quedarse ahora también entre los jóvenes, se ha instalado como el que se acopla una wifi, para llevarla consigo permanentemente. Lo que tengo enfrente, una vista sin duda privilegiada de la que me cuesta apartar los ojos para que se me quede grabada en las tres o cuatro neuronas que me quedan y no se me vuelvan a apartar de la mente por si no vuelvo a este lugar tan intencionadamente bello, en la costa de la Liguria, con deliciosas casitas pintadas uniformemente ora en color albero, ora en color teja manteniendo el verde intenso, verde musgo en ventanas, contraventanas, puertas y portales. Los muchachos, decía, se han revestido de una capa de negatividad porque así es como ven el futuro. El 67,7% cree que no cobrará pensión y el 52,9% que no tendrá casa en propiedad, cosa que consideran imprescindible, como cualquier hijo de vecino. Sin embargo el puntito de esperanza nos llega a través de la ciencia –bendita ciencia-, que nos anuncia una docenita de fraile de avances biomédicos que en este 2024 que empieza a caminar con paso tímido pero seguro que revolucionará la medicina para el futuro, en el terreno de las nuevas terapias y sencillas intervenciones que supondrán para el paciente un avance jamás pensado anteriormente del que dependerá que nuestra calidad de vida y también nuestra longevidad se expandan debidamente y que llegar a centenario merezca la pena porque lo haremos en circunstancias óptimas prolongándose así la juventud y dilatándose al máximo el alcance de la senectud. Y si la preocupación se centra en el funcionamiento de nuestras neuronas, aludidas al principio de esta columna, hemos tenido noticia de que existe una bacteria que habita en la mitad de los españoles y que se relaciona con el Alzheimer, con un camino muy largo todavía por recorrer ya que se están dando los primeros pasos en su investigación, pero para que exista un fin hay que vislumbrar un inicio a partir del cual desarrollar todo el esfuerzo del que la ciencia sea capaz para alcanzar un punto final exitoso. Todos dependemos de ello, así que empujemos con nuestra energía a todos quienes ponen sus conocimientos al servicio de nuestro bienestar.
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