La opinión de Antonio Pelayo

Karol, El Grande

Juan Pablo II fue una de las figuras más prominentes del siglo XX y uno de los papas que más influyó en la historia de la humanidad

Antonio Pelayo
Antonio PelayoLa RazónLa Razón

Se cumplen estos días los veinte años del fallecimiento de Karol Wojtyla y la iglesia y el mundo han recordado a San Juan Pablo II como lo que fue: una de las figuras más prominentes del siglo XX y uno de los papas que más influyó en la historia de la humanidad hasta tal punto que algunos propusieron que se le añadiese la denominación de «el Magno» como a otros pocos Pontífices de la historia.

La historia de Wojtyla, antes de ser elegido Papa, es fascinante. Nace en Wadowice una pequeña ciudad de cercana a Cracovia en el seno de una familia católica pero, muy joven, pierde primero a su madre, después a su único hermano y finalmente a su padre. Polonia es invadida por los nazis y el joven Karol vive clandestinamente su pasión de actor y su vocación religiosa mientras trabaja en una cantera. Ordenado sacerdote alterna su apostolado con los jóvenes y su cátedra universitaria . Nombrado obispo auxiliar participa en el Concilio Vaticano II y posteriormente siendo ya arzobispo de Cracovia, es nombrado cardenal por Pablo VI.

En 1978 , el año de los tres papas, es elegido sucesor de Pedro el 16 de octubre y ese día inicia un Pontificado salpicado por episodios como el atentado que sufrió en mayo de 1981, sus más de cien viajes en los cinco continentes, la caída del muro de Berlín y el hundimiento del imperio soviético en Europa, un intenso magisterio y por fin sus largos años de dramática agonía hasta su fallecimiento. El que fue su secretario personal durante tantos años el hoy cardenal Dziwisz, publicó un libro de memorias titulado «He vivido con un Santo».

El 1 de mayo de 2011 fue beatificado y tres años después el Papa Francisco le canonizó junto a Juan XXIII. Su tumba en la Basílica de San Pedro es visitada cada día por centenares de peregrinos.