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La nueva emigración pone sus ojos en Reino Unido

La nueva emigración pone sus ojos en Reino Unido
La nueva emigración pone sus ojos en Reino Unidolarazon

En la puerta de llegadas del aeropuerto de Barajas (Madrid), aquellas láminas que se abren de manera automática, hace unos días daban la bienvenida a Daniel, un profesor de 27 que, tras haber estado dos años viviendo en Reino Unido y conseguir el nivel de inglés que exigen los colegios bilingües en España para poder instruir, volvía a casa. Unos metros más allá, en la puerta de embarque, Silvia, una madrileña graduada en Turismo que sólo había conseguido un contrato de prácticas por el que una empresa del sector turístico le pagaba noventa euros al mes, decidía poner rumbo al Estado que más emigrantes españoles está acogiendo: Reino Unido.

El número de españoles que decidieron poner sus miras en esta tierra se ha incrementado un 230 por ciento desde que comenzó la crisis. Según el Registro de la Seguridad Social británica, entre 2008 y 2009, 13.744 españoles se registraron mientras que entre 2012 y 2013 lo hicieron 45.527 españoles. Sin embargo, no se tratan de cifras exactas pues no todos los españoles recurren a las oficinas gubernamentales para obtener el National Insurance Number -un documento imprescindible para trabajar en este país- y por ello, los expertos auguran que la cifra podría ser superior ya quien decide marcharse sólo para mejorar el idioma no se afilia a ninguna institución.

La nueva emigración española es un fenómeno que, en opinión de Amparo González, del Consejero Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y presentaba hace unas semanas el estudio «La nueva emigración española: lo que sabemos y lo que no», poco se ha hecho por dar respuesta a las causas del «éxodo». Por su parte, Alicia Yagüe Nieto, licenciada en Administracion de Empresas y autora del estudio «Spanish migration to the UK: Bran Drain or Brain Gain» realizado entre febrero y junio de este año,ha intentado trazar un perfil de quienes decidieron hacer las maletas para, de momento, no volver. La edad media de los nuevos ciudadanos que está acogiendo Reino Unido oscila entre los 25 y 34 años, según la Oficina Nacional de Estadística. Pero en el documento también «se desprende que, de los 270 emigrantes encuestados, el 83,7 por ciento posee estudios universitarios, un perfil que distante bastante al del emigrante de los años 60», resume Yagüe a LA RAZÓN. De hecho, estas cifras se aproximan al 89 por ciento de los emigrantes españoles que se han marchado a países de Europa con un título superior debajo del brazo, según el último informe de Instituto Elcano. «Es más -añade-, el 46 por ciento de los entrevistados ha cursado una carrera de ciencias o ingeniería mientras que el 33,3 por ciento son licenciados en humanidades».

En concreto, Adecco, compañía internacional de recursos humanos, informa de que los profesionales de la rama de ciencia de la salud son los más demandados en Reino Unido. Así lo constató Yagüe en su estudio, pues el 83,78 de quienes se formaron en este ámbito tienen más facilidad de encontrar trabajo. Este es el caso de Laura Villanueva del Campo, madrileña y graduada en Enfermería, que ha logrado un empleo acorde a su formación. Por el momento, lleva cuatro meses aplicando sus conocimientos en un hospital londinense. «Me quedaré en Reino Unido hasta que en España pueda ejercer mi profesión», cuenta. «Un 30 por ciento de los emigrantes no logra un trabajo en el campo en el que se ha formado porque su nivel de inglés no es el adecuado y acaban trabajando en empleos no cualificados con baja remuneración», explica Yagüe. Aun así, hay un 32,22 por ciento de los emigrantes que pisaron suelo inglés para residir fuera de casa entre uno y dos años. Rocío Irene González del Río, grado superior de animación sociocultural, explica que su idea inicial era residir nueve meses en Liverpool. «Pero ya llevo un año y dos meses», enfatiza. No obstante, el dato reseñable es que el 24 por ciento de los encuestados tuvo la idea de no comprar nunca el billete de vuelta a casa. Así, Ana Ortega Llano, licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla, lleva catorce meses viviendo en Liverpool sin trabajar en su campo. «A saber cuándo regresaré...», dice.

En Andalucía, la tasa de desempleo entre los jóvenes mayores de 25 años ronda el 34 por ciento frente al 18,25 de los madrileños que no encuentran una actividad laboral, según los datos del primer trimestre de 2013 recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por ello, no es extraño cruzarse por Camden Town con andaluces, madrileños y catalanes. «La razón radicaría en que estas tres regiones tienen una tasa de desempleo en la población joven bastante elevada por lo que huyen en búsqueda de una nueva oportunidad», explica la autora. En un primer momento, en el contacto con la nueva sociedad se procesó un choque cultural, ya que cuesta adaptarse. En cambio, cuenta Yagüe, que pasado un periodo de tiempo hay una tendencia inversa: uno puede volverse extraño en su propio país.

No obstante, aquellos ciudadanos que decidieron tomar un tren con rumbo a Francia o Alemania, unos destinos que les ofrecían más oportunidades que la España bajo el régimen franquista, ahorraron con tesón para hacer de nuevo el camino a casa. «El 35 por ciento de los españoles no regresaron hasta treinta años después. Ahora, el país considera que el nuevo fenómeno es un proceso beneficioso puesto que, así, la mayor parte de los dos millones de españoles que residen fuera de las fronteras, no cobran prestaciones por desempleo o no engrosan las listas de parados», opina. «Lo que sí sabemos es que profesionalmente regresarán más formados». Además, cuando tuvo lugar el regreso masivo, a partir de 1973, la economía no gozaba de buena salud y ahora, «las cuentas del Estado no se están favoreciendo por la migración», detalla. «Los pensamientos del retorno están basados en que nuestra juventud volverá cuando acabe la crisis pero si el paro sigue aumentando, seguirán lejos de sus familias ».