Seguridad Vial

La vuelta a la carretera de Juanjo después de un atropello

Aficionado a las dos ruedas durante 25 años, fue embestido por un conductor que le provocó una lesión medular. Ahora vuelve al ciclismo con su «handbike». En lo que va de año 21 usuarios han muerto.

Pese al atropello que casi le cuesta la vida en 2013 y que le llevó al hospital del Parapléjicos de Toledo durante un tiempo, ha decidido volver a la carretera con su «handbike».
Pese al atropello que casi le cuesta la vida en 2013 y que le llevó al hospital del Parapléjicos de Toledo durante un tiempo, ha decidido volver a la carretera con su «handbike».larazon

Aficionado a las dos ruedas durante 25 años, fue embestido por un conductor que le provocó una lesión medular. Ahora vuelve al ciclismo con su «handbike». En lo que va de año 21 usuarios han muerto.

Juanjo Muñoz llevaba 25 años subido a su bici. Él mismo se la había montado, había elegido cada pieza y en la barra central aparecía el nombre de su gato, Tanti. Los fines de semana, cuando le daban libre en el taller de Seat en el que trabajaba, se subía a las dos ruedas y con algún compañero hacía rutas para prepararse para diferentes pruebas cicloturistas.

El 11 de agosto de 2013 era un sábado más. Ese día escogieron una ruta por los puertos de Madrid. «¡Vuelvo para comer!» Se despidió de su chica sin saber que ese deseo no se cumpliría. Llevaban varios kilómetros pedaleando, pararon para tomar un refresco y reanudaron la bajada por la carretera que une Canencia y Miraflores, donde las curvas son cerradas. Él se acuerda perfectamente de lo que ocurrió: «¡Me estampé como un mosquito!». En una de esas curvas, un coche que subía decidió adelantar al ciclista que le precedía e invadió el carril contrario. El compañero de Juanjo, que iba delante, pudo esquivarlo, pero él no. «Por mucho que quisiera frenar sólo conseguí girar un poco la bici hacia la derecha, pero, al sumar la velocidad a la que yo iba (no más de 60 km/h) en bajada y la del coche que iba acelerando, salí volando, reboté en el coche y caí en el suelo». La bici, que hoy guarda en la buhardilla de su casa, apenas tiene un poco girado el sillín y alguna gota de sangre en alguno de sus hierros. «¿Qué coño hace?», se preguntó segundos antes del accidente. Sintió el golpe seco, el casco le protegió. «Gracias a él sigo aquí», pero su cuerpo estaba hecho añicos: 14 costillas rotas, el fémur tocado y, lo peor de todo, una lesión medular en una de las dorsales. «Mientras estaba tirado en el suelo lo oía todo, pero moría del dolor. No podía respirar por la presión de las costillas y sabía que si no me relajaba me quedaba ahí. Lo afronté como la subida a otro puerto, para el que tienes que controlar la respiración». Estuvo hora y media tirado en la carretera hasta que los sanitarios pudieron recogerle y trasladarle a un punto desde el que el helicóptero le llevaría al Hospital 12 de Octubre de Madrid. Sufrió dos paradas cardiacas durante el trayecto. «Cuando estaba ahí tirado, mientras oía como algunos conductores insultaban a los ciclistas, vi una nube blanca y me calmé. Estoy seguro que estuve muerto aunque fueran unos segundos». Lo último que recuerda es el olor a gasolina del helicóptero, luego «me desperté en la cama del hospital», 20 días después del ingreso. Su novia, con la que llevaba ocho años, se fue de casa. Le hicieron «todas las reparaciones que consideraron urgentes, incluida una traqueotomía, y me mandaron al Hospital de Parapléjicos de Toledo. Nadie me dijo que no iba a volver a andar, pero yo ya lo sabía». Allí estuvo otro año. «Me lo tomé, también, como otra de las etapas duras de una competición. Sabía que tenía que superar ese año». Hacerse a su nueva vida.

Volvió a casa y decidió «volver a nacer. Ahora soy otro Juanjo, la vida del que podía andar y no necesitaba ayuda se quedó en el accidente. Si no me lo hubiera planteado así, no habría salido adelante porque no dejas de comerte la cabeza. Tienes que conseguir que dos días no sean iguales». Ha tenido que adaptar toda su casa a sus nuevas necesidades. Cosas tan tontas como pasar de una habitación a otra se habían convertido en un suplicio y para controlar los dolores toma 16 pastillas diarias. «Tuve que agrandar todas las puertas para que entrara la silla de ruedas».

Y hace dos años dio un paso más en la construcción de su nueva vida: «Estaba aburrido de los entrenamientos que estaba haciendo y decidí volver a la carretera. Lo hago para decir que he superado un atropello y que la gente lo vea». Así, cambió las dos ruedas de su bici y las de su silla de ruedas por las tres que lleva la handbike, que se pedalea con las manos. «Cada vez que salgo a la carretera tengo miedo. Es más, hace un mes que no lo hago por las noticias que han salido últimamente de atropellos». Juanjo sabe que ahora es mucho más vulnerable porque va tumbado. Por eso utiliza muchas más medidas de señalización y, además de una bandera larga, lleva luces reflectantes en la parte trasera. Y aún con todo esto sigue recibiendo insultos. ¡A ver si te vas a dormir!, le dicen algunos de los vehículos que le adelantan. «El primero que me sobrepasó fue un autocar y la verdad es que lo pasé mal», reconoce el ciclista de 47 años. Ya nunca sale solo. En lo que llevamos de año son ya 21 los ciclistas que han perduido la vida en las carreteras.

De 4 a 9 años de cárcel por omisión de socorro y atropello

El Gobierno ya ha puesto en marcha medidas específicas que mejoran la seguridad de los ciclistas que se verán reforzadas con cambios legales. De hecho, el Grupo Popular registró ayer en el Congreso una proposición de ley que propone ampliar de 4 a 9 años las penas por atropellos de ciclistas y omisión de socorro. Así, el PP quiere que se considere imprudencia grave la conducción que atenta contra la integridad de las personas en tres supuestos: cuando se comete un delito contra la seguridad vial por exceso de velocidad, cuando se hace bajo la influencia de drogas o bajo la influencia de alcohol. Hasta ahora, el juez valoraba si la imprudencia había sido grave, menos grave o leve, de acuerdo con las circunstancias concurrentes en el hecho. Con la nueva regulación propuesta, en cualquiera de estos tres supuestos no cabrá margen de interpretación y se considerarán imprudencias graves en todo caso. Además, se abre la posibilidad de permitir al juez que pueda elevar la pena por encima del máximo actual en los casos de imprudencias graves con resultado de varias víctimas. Así, si un conductor causa varios muertos por atropello, podrá imponérsele una pena de hasta 9 años de prisión, frente a la legislación actual que prevé una condena máxima de 4 años. Se introduce el delito de abandono del lugar del accidente cuando hubiera víctimas graves o mortales y se pena el abandono aunque el conductor implicado nada pueda hacer por la víctima que hubiera fallecido.