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Las cenas de empresa, el nuevo Fin de Año

Las compañías buscan con ellas no solo reforzar su imagen corporativa sino también mejorar las relaciones entre sus trabajadores. Son la mejor forma de aumentar la productividad

Laura y sus compañeros celebran su cena de empresa en uno de los salones que el hotel Only You tiene reservado para estos eventos / Foto: Cristina Bejarano
Laura y sus compañeros celebran su cena de empresa en uno de los salones que el hotel Only You tiene reservado para estos eventos / Foto: Cristina Bejaranolarazon

Las compañías buscan con ellas no solo reforzar su imagen corporativa sino también mejorar las relaciones entre sus trabajadores. Son la mejor forma de aumentar la productividad.

Laura es la última incorporación de la empresa, una «start-up» de marketing y comunicación. Tiene 26 años y es su primera incursión en el mercado laboral. El ambiente es jóven y dinámico, aunque lo cierto es que en los pocos meses que lleva contratada ya ha advertido la competitividad que hay entre la plantilla. En noviembre le llegó un mail a su correo corporativo, procedente del departamento de recursos humanos, citándola a la cena que la empresa celebra por Navidad. Aunque no es obligatoria, estaría mal visto que no fuese, así que marcó la fecha en rojo en el calendario. Cita obligada y de las que dan quebraderos de cabeza. Entonces, no tenía suficiente confianza con sus compañeros y no le habían incluido en el grupo de Whatsapp, así que no paró de preguntarse cómo debía ir vestida, si era una buena oportunidad para hacerse notar delante del jefe o si era conveniente aprovechar el ambiente distendido de estos eventos para limar asperezas con algunos miembros de su departamento. Lo único que sabía a ciencia cierta es que debía estar puntual, a las ocho de la tarde, en el hotel boutique Only You, en el barrio de Chueca. El lugar no era casual. Fue escogido por la empresa por su decoración urbanita y moderna, y por su apuesta gastronómica.

La cena de Navidad de esta «start-up» es un ejemplo de cómo han cambiado estas citas. Ahora se ven cómo una perfecta oportunidad para transmitir motivación y reforzar los valores de la compañía. «Cada vez están más en auge porque no solo son un acontecimiento de ocio, sino porque son la oportunidad perfecta para mejorar el clima laboral y el bienestar del trabajador. Si se tienen ambas variables cubiertas, la productividad está asegurada», afirma el director de marketing de TeamBulding Empresas, Daniel González. Desde su propia experiencia –se dedica a gestionar equipos a través del coaching– una de las grandes ventajas es que «permiten unir a personas de edades y pensamientos variados. Son el mejor mecanismo para intercambiar ideas y pensamientos».

Dos semanas antes de la cena, Laura empezó a gestionar su agenda. Lo primero que tuvo en cuenta fue el «look» con el que aparecería en el restaurante. «Algo de fiesta, pero no demasiado extravagante y que, a la vez, sea a acorde a mi estilo», pensó. Así que acudió a un sitio de confianza. En el «showroom» La Intrusa se dejó aconsejar. En la invitación no incluyeron ninguna reseña con el «dress code», pero se dejó guiar por profesionales. Después de varias pruebas, se decantó por un jersey blanco de hilo con algo de escote. Lo complementaría con un pantalón ceñido negro, unos botines y un moño bajo desenfadado con el que dejar ver sus maxi pendientes. Lo complementos romperían la imagen clásica que siempre lleva a la oficina.

Ante las dudas sobre la vestimenta en estos casos, la directora de Relaciones Institucionales y Comunicación del Grupo Escuela Internacional de Protocolo, Marina Fernández, aconseja: «La etiqueta la marca el anfitrión. Aquí, el jefe es el que decide la forma en la que debe vestir el resto y, además, se lo debe comunicar a sus invitados. Si tiene una actitud más cercana o no viste corbata, nos da a entender que el ambiente será más distendido. Lo mismo, al contrario».

Ángel, el encargado del posicionamiento web, ya es «perro viejo» en las cenas de empresa. Él ayudó a levantar la «start-up» y ha contribuido a crear ese «ambiente Google» que tanto atrae a inversores y jóvenes promesas. La plantilla está formada por gente de diversas nacionalidades y perfiles. La mayoría son «millennials» de estilo desenfadado que recuerda al de Silicon Valley. Así que, para elegir el «outfit» apropiado, visitó Edmmond Studios. Allí le propusieron una camisa blanca oxford y un pantalón chino beige, que «luego he aprovechado para ir a trabajar». «Quería arriesgar combinándolo con un cárdigan color caldero que contrasta muy bien con mi abrigo de lana azul y unas zapatillas blancas Veja, porque mi idea era cerrar el garito como el año pasado».

En este punto, conviene preguntarse: ¿Cuánto alcohol debe consumirse? «Es fundamental saber dónde están los límites. Hay que encontrar un punto medio: no se puede ser el soso de la fiesta, pero tampoco protagonizar un descontrol total. Cualquiera de los dos extremos puede arruinar nuestra imagen profesional», comenta Marina Fernández. No hay que perder de vista, continúa la experta en protocolo, que «el objetivo de estas citas es el ''networking'' entre los propios trabajadores. Se trata de un ambiente completamente diferente del que podemos tener en horario de oficina. Eso hay que tenerlo en cuenta, aunque no debemos olvidar que nos encontramos hablando con nuestros superiores». Respecto a los temas a tratar, aconseja evitar los relacionados con el trabajo, aunque sea el punto de unión entre los asistentes. Si bien para muchos las cenas de empresa pueden ser tediosas, lo cierto es que son «claves para construir un equipo fuerte y cohesionado», opina el coach Daniel González. Y no solo eso: también son la ocasión perfecta para proyectar un futuro laboral. De hecho, desde la Escuela Internacional de Protocolo aplauden que por fin se haya entendido en España la importancia que tiene la imagen corporativa, «no solo la que se proyecta hacia el exterior, sino también hacia el interior», por lo que recomiendan cuidarla también en este tipo de reuniones.

Así, llegó el Día D. Laura salió con el tiempo justo de la oficina para ir a la peluquería y terminar de prepararse. «Quería llevar el pelo bien arreglado, pero tampoco que se notase que había pasado horas en el salón de belleza. El maquillaje me lo hice yo misma en casa, un poco más intenso que el que llevo en un día laboral». Acudió a la peluquería CoolDay, donde la encargada le comentó que «la gente cada vez se arregla más en estos casos». Desde hace cuatro años ha notado un incremento de clientela, así como que cada vez comienzan antes: «Nosotros empezamos a tener gente incluso en noviembre. Vienen para hacerse algo especial, no para peinarse como podrían hacer en casa. Están triunfando las trenzas, el pelo muy liso y las típicas ondas».

Así, a punto, el Cabify le dejó justo en el número 21 de la calle Barquillo. La entrada del Only You estaba repleta de gente, pero Laura respiró tranquila cuando vio aparecer a Ángel. «Al menos, no entro sola en el salón», pensó aliviada. Había varios grupos que concertaron ese mismo día su celebración navideña en este hotel boutique. El responsable de comunicación y relaciones públicas de Only You Hotels, Alejandro de la Rosa, afirma que «estamos notando que, con más frecuencia la gente se anima a celebrar cenas de empresa no tanto en restaurantes, sino en espacios alternativos». «Ahora, las compañías quieren invitar a sus trabajadores a sitios especiales, buscan premiar y sorprender». En su caso, comenta De La Rosa, «el perfil del cliente es variado, desde grandes empresas hasta ''start up'' emergentes», pero lo que todos tienen en común es que provienen de ámbitos relacionados con la estética: «Organizamos, sobre todo, cenas para profesionales de la moda, el diseño, la música...».

Es el caso de la pequeña empresa de donde Laura y Alex trabajan. Antes de sentarse en la mesa, su jefe propuso un brindis para cerrar el año:«Por un 2019 lleno de éxitos». Quizá el primero ya se gestó esa misma noche. Quién sabe.