Este mes de junio llega con un espectáculo astronómico que promete conquistar a los amantes del cielo. Con la llegada del calor y los días largos, el firmamento nos regalará una serie de fenómenos celestes que marcarán el inicio simbólico del verano. Uno de los más esperados será, sin duda, la Luna de Fresa, que iluminará la noche del 11 de junio con todo su esplendor.

Aunque el solsticio de verano —que señala el arranque oficial de esta estación en el hemisferio norte— no tendrá lugar hasta el 20 de junio, la naturaleza se adelanta con esta luna llena tan característica que parece anunciar la llegada del buen tiempo y las noches estrelladas.

Una luna con historia… y un nombre con sabor

El nombre "Luna de Fresa" puede evocar imágenes de una luna teñida de rojo o vinculada al color de esta fruta, pero lo cierto es que su origen no tiene que ver con su apariencia. El término procede de las culturas indígenas del noreste de Estados Unidos, que identificaban esta luna con el periodo en que comenzaban a recolectarse las fresas silvestres. Con el paso del tiempo, el nombre ha trascendido su contexto original y hoy es una forma poética y popular de referirse a la luna llena de junio.

Aunque no es habitual que esta luna presente un color rosado, en determinadas circunstancias —como al salir o ponerse cerca del horizonte— puede adquirir tonos cálidos como el dorado o el anaranjado, resultado de la atmósfera terrestre y su interacción con la luz lunar.

¿Por qué es especial?

La Luna de Fresa destaca no solo por su simbolismo, sino también por su sincronía con un momento clave del calendario astronómico. Al tratarse de la luna llena más cercana al solsticio de verano, marca un punto de inflexión: es el preludio de una nueva estación. Desde tiempos antiguos, este plenilunio ha sido motivo de celebraciones, rituales y contemplación, convirtiéndose en un fenómeno que invita a detenerse y mirar al cielo.

Cuándo y cómo observarla

El punto álgido de este fenómeno tendrá lugar en la noche del 11 de junio, cuando la luna alcanzará su fase de plenitud. Para disfrutar del espectáculo no hace falta ningún instrumento astronómico. Solo se necesita un lugar con una vista despejada del horizonte y lo más alejado posible de fuentes de luz artificial.

Tanto si estás en un entorno urbano como si decides alejarte hacia zonas rurales o naturales, contemplar la Luna de Fresa puede ser una experiencia tan estética como espiritual, perfecta para dar la bienvenida a las cálidas noches del verano.