Programas espaciales
Los asteroides han sufrido más de 100 millones de impactos de proyectiles
Un estudio internacional en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) revela que los asteroides han sufrido multitud de impactos desde su formación hace 4.565 millones de años. Los científicos han reconstruido la historia de las colisiones a partir de un modelo físico que reproduce el proceso a lo largo del tiempo y compara los resultados con la información que se tiene en estos momentos sobre los meteoritos llamados condritas. El trabajo se publica en la revista «Astrophysical Journal».
La distribución de tamaño de los objetos que componen el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter indica que cada uno de esos asteroides ha recibido impactos de proyectiles de más de veinte centímetros al menos unos cien millones de veces, según los investigadores. El resultado de esos impactos son cráteres proporcionales tanto al diámetro como a la velocidad de esos proyectiles.
La información recopilada de las condritas ordinarias indica que estos meteoritos proceden de asteroides pequeños que, con un diámetro inferior a pocos cientos de kilómetros, colisionaron y desprendieron esas rocas hace millones de años. “Nuestro trabajo permite hacer predicciones fundamentales sobre el grado de procesado por colisiones, o nivel de alteración por choque debido a impactos, que ha sufrido la inmensa mayoría de asteroides y explica las observaciones del grado de alteración por choque que se aprecian en las condritas que llegan a la Tierra”, apunta Josep Maria Trigo, investigador del CSIC y del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya en el Instituto de Ciencias del Espacio.
En los laboratorios de la Universidad de Braunschweig (Alemania), los investigadores Eike Beitz y Jürgen Blum, que lideran la investigación, han realizado experimentos para simular los impactos. “Estos han sido fundamentales para entender la física del proceso y la clave para establecer los resultados de los impactos de proyectiles de tamaños y velocidades tan diversas como suceden en la naturaleza”, señala Trigo.
Por su parte, Gabriela Parisi, de la Universidad de La Plata (Argentina), ha implementado el modelo físico mediante una serie de algoritmos que reproducen el proceso de impacto entre asteroides descrito hasta reproducir la historia colisional.
El modelo reproduce las características externas del asteroide 21 Lutetia, determinadas durante un encuentro con la misión Rosetta de la Agencia Europea del Espacio. Este asteroide es irregular y su eje mayor mide 121 km. 21 Lutetia posee una superficie esculpida por grandes cráteres -uno de ellos de 55 km de diámetro- que son muestra fehaciente de numerosas colisiones ocurridas desde el inicio del sistema planetario.
El modelo publicado en este trabajo predice que, como resultado de la fragmentación por los impactos de grandes proyectiles, los asteroides poseen enormes bloques sobre su superficie. Los materiales apilados por esos procesos se denominan regolito y forman una capa superficial que tiene un grosor de varios kilómetros. El artículo concluye que es posible que buena parte de los meteoritos no diferenciados que han llegado a la Tierra provengan de las capas de regolito.
Varias agencias espaciales plantean misiones de exploración de asteroides y el retorno de muestras de sus superficies. Las misiones Hayabusa 2, de la Agencia Japonesa de Exploración Espacial, y OSIRIS Rex, de la NASA, visitarán dos asteroides primitivos y recogerán muestras que traerán de vuelta a la Tierra. Como apunta el astrofísico del CSIC, “para recuperar y analizar muestras prístinas representativas de los materiales formativos del disco protoplanetario habría que buscar asteroides de pocos kilómetros o cientos de metros con características homogéneas”.
En los laboratorios de la Universidad de Braunschweig (Alemania), los investigadores Eike Beitz y Jürgen Blum, que lideran la investigación, han realizado experimentos para simular los impactos. “Estos han sido fundamentales para entender la física del proceso y la clave para establecer los resultados de los impactos de proyectiles de tamaños y velocidades tan diversas como suceden en la naturaleza”, señala Trigo.
Por su parte, Gabriela Parisi, de la Universidad de La Plata (Argentina), ha implementado el modelo físico mediante una serie de algoritmos que reproducen el proceso de impacto entre asteroides descrito hasta reproducir la historia colisional.
El modelo reproduce las características externas del asteroide 21 Lutetia, determinadas durante un encuentro con la misión Rosetta de la Agencia Europea del Espacio. Este asteroide es irregular y su eje mayor mide 121 km. 21 Lutetia posee una superficie esculpida por grandes cráteres -uno de ellos de 55 km de diámetro- que son muestra fehaciente de numerosas colisiones ocurridas desde el inicio del sistema planetario.
El modelo publicado en este trabajo predice que, como resultado de la fragmentación por los impactos de grandes proyectiles, los asteroides poseen enormes bloques sobre su superficie. Los materiales apilados por esos procesos se denominan regolito y forman una capa superficial que tiene un grosor de varios kilómetros. El artículo concluye que es posible que buena parte de los meteoritos no diferenciados que han llegado a la Tierra provengan de las capas de regolito.
Varias agencias espaciales plantean misiones de exploración de asteroides y el retorno de muestras de sus superficies. Las misiones Hayabusa 2, de la Agencia Japonesa de Exploración Espacial, y OSIRIS Rex, de la NASA, visitarán dos asteroides primitivos y recogerán muestras que traerán de vuelta a la Tierra. Como apunta el astrofísico del CSIC, “para recuperar y analizar muestras prístinas representativas de los materiales formativos del disco protoplanetario habría que buscar asteroides de pocos kilómetros o cientos de metros con características homogéneas”.
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