Opinión

Manipulación psicológica

Estamos completamente alienados, y nuestra vida y nuestro aspecto se inspiran en las páginas de los periódicos, de las revistas, de los referentes y de lo que las redes sociales producen sin parar

Marina Castaño
Marina CastañolarazonLa Razón

Somos y hacemos lo que vemos y copiamos. La naturaleza nos ha relacionado con el mimetismo y poco podemos hacer para remediarlo. Estamos completamente alienados, y nuestra vida y nuestro aspecto se inspira en las páginas de los periódicos, de las revistas de moda, de los iconos, de los referentes y de lo que las redes sociales van produciendo sin parar, como una máquina de crear clones estupidizados e impersonales. En tiempos, cuando los que hoy disfrutamos de una edad mediana con suficiente experiencia como para saber distinguir lo que vale o lo que no, en las mujeres se daba que, en la edad adolescente, cuando el vello empezaba a asomar por aquí y por allá, se procuraba afeitarlo, depilarlo, hacerlo desaparecer por inestético y porque daba la sensación de mal olor, por ejemplo, en las axilas. Hoy parece que brota la moda de lucir abundantes pelos debajo del brazo, y así ha tenido de demostrarlo una conocida actriz, Halle Berry –quien en otro tiempo fuera chica Bond–, en la película «Never let go», que ya se puede ver en los cines. La protagonista ha tenido que ponerse un postizo en la zona para exhibir unas antiestéticas axilas peludas. Me pregunto si servirá como ejemplo para que se destape la moda de no depilarse, del mismo modo que no dejan de verse cabezas de colores, piercings, tatuajes y todo tipo de manipulaciones en el físico –y también en lo psicológico–, que llevan a personas a nutrirse mal, por ejemplo, con dietas e ingestas de productos a todas luces insuficientes para el mantenimiento de un cuerpo común o todavía en fase de desarrollo; a aislarse en retiros de sectas o parecido; a llevar vidas enganchadas a determinados hábitos más o menos exóticos, y toda suerte de terapias impartidas por «gurús» que tienen así controlados a sus pacientes o como queramos llamar a gentes con debilidad mental que caen en las redes de sectas, determinadas confesiones religiosas o caras duras con gran capacidad de seducción. Al parecer, se está pidiendo en el Congreso de los Diputados que se incorpore el delito de «persuasión coercitiva» al Código Penal. Muy lejos lo veo todavía…