Mascotas
Del regalo al abandono: una vida de perros
Según un estudio realizado por Affinity, el número de desamparos de mascotas en España se ha estancando desde 2015.
Según un estudio realizado por Affinity, el número de desamparos de mascotas en España se ha estancando desde 2015.
Roco es un Rottweiler que ha sufrido desde muy pequeño las consecuencias del abandono, fue el regalo que unos padres eligieron para su hijo. Un obsequio, aunque una vida nunca debería «regalarse», que ya desde sus inicios estuvo mal enfocado, pues, por falta de conocimiento de sus progenitores, Roco fue comprado a un criadero que no les informó de las necesidades que necesitaba cuando era un cachorro.
Desde un principio el can no recibió el cariño ni el equilibrio emocional que necesitaba. Su amo, al hacerse mayor comenzó a desentenderse de él, pues los amigos y los estudios ocupaban la mayor parte de su tiempo. El ya poco afortunado Roco vivía en un jardín enorme pero en completa soledad, solo la madre siguió prestándole atención. Como consecuencia de la falta de actividad que los perros de esta raza requieren y del rechazo familiar, Roco empezó a desarrollar problemas de conducta. Pasó de ser un perro cariñoso a morder a la familia, que ya no le prestaba atención alguna. El padre, ante esta situación, decidió dejarlo en una residencia ilegal. Era consciente de que no era un buen sitio, pero le daba igual. Solo quería deshacerse de un perro «agresivo». A los pocos días, Roco consiguió escapar de aquel sitio y la asociación Abrazo Animal recibió un aviso de recogida: «Un Rottweiler se encuentra en la carretera atacando a todos los coches». El rescate fue muy complicado, el animal estaba enloquecido. «Hicieron falta muchos intentos y una cerbatana anestésica para poder cogerle», comenta al asociación, a lo que añade que «tenía muchas heridas, entró en nuestra asociación en pésimas condiciones físicas y psicológicas».
Curarlo requirió de un educador canino, pues era imposible intentar tocarlo. A medida que pasaba el tiempo y gracias a la labor de la asociación, Roco fue mejorando su conducta con las clases de re-educación, los paseos y el cariño que le dieron. Y comenzó una nueva vida llena de oportunidades. La asociación informa que hoy en día es un perro muy cariñoso y juguetón necesitado de un hogar que le de cariño y respete su espacio. La falta de atención y el aislamiento al que fue sometido convirtieron a Roco en una víctima más del abandono y del maltrato psicológico. Lleva dos años en una jaula por el simple capricho de un niño. Pero ojalá fuera el único caso que existe en nuestro país.
Cifras alarmantes
Según el estudio «Él nunca lo haría» de la Fundación Affinity, 104.688 perros y 33.719 gatos fueron abandonados en España en 2018, 100 animales más que en 2017. Hace 10 años empezó a apreciarse un descenso en el número de abandonos, pero a partir de 2015 esa disminución se ha estancado. El abandono sigue siendo el principal problema de los animales de compañía en España. «Desde hace cuatro años las cifras de abandono están estancadas. En 2018 llegaron a las protectoras más de 138.000 perros y gatos en nuestro país, una cifra elevada que nos preocupa», declara Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity, entidad que desde hace más de 20 años realiza un estudio anual sobre el abandono y adopción de animales en España con la colaboración de cientos de protectoras. En concreto, 104.688 perros y 33.719 gatos, una cifra que se mantiene prácticamente sin cambios desde los últimos tres años y que recoge el estudio «Él nunca lo haría». Los resultados preocupan cada vez más a los expertos por la similitud de cifras con respecto a años anteriores.
Las camadas indeseadas son el principal motivo de abandono (15,3%), seguido del fin de temporada de caza (12,6%). Este año, a diferencia del anterior, el comportamiento del perro o gato ha sido la tercera causa de renuncia al animal (10,8%), mientras que los factores económicos son relegados a un cuarto puesto (10,7%). «Sin duda, para prevenir el problema del abandono es clave reflexionar antes de incorporar a nuestra familia a un animal de compañía, educarlos para mejorar su comportamiento; esterilizarlos para que no tengan crías que no podamos mantener e identificarlos correctamente. Asegurarnos de que estamos preparados para que sean uno más en nuestro hogar», afirma, con toda la razón, Isabel Buil.
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