El mundo pide más madera

Ha acompañado a la humanidad en su desarrollo, en su cremiento, en su progreso. La madera ha sido tradicionalmente un material fácil de obtener en la naturaleza y relativamente factible de transformar para adaptarlo a las formas de vida del ser humano.

Ha acompañado a la humanidad en su desarrollo, en su cremiento, en su progreso. La madera ha sido tradicionalmente un material fácil de obtener en la naturaleza y relativamente factible de transformar para adaptarlo a las formas de vida del ser humano. Hoy en día, la madera es fuente de riqueza y de progreso para amplias regiones del mundo. Pero también se ha convertido en un producto codiciado por comerciantes sin escrúpulos. En los últimos tiempos es además el santo y seña del desarrollo ecológico. Quizá por ello, la producción mundial de los principales productos madereros aumentó –por ejemplo, en 2016– por séptimo año consecutivo, con una tasa de crecimiento del tres al seis por ciento, según los nuevos datos publicados por la FAO. El incremento más rápido de los principales productos de la madera se produjo en las regiones de Asia y el Pacífico, América del Norte y Europa impulsados por un desarrollo económico positivo, nuevas capacidades de fabricación en Europa oriental, en particular para tableros de partículas y OSB (siglas en inglés de Oriented Strand Board, tablero de virutas largas orientadas), así como la creciente demanda de bioenergía. Un mundo nuevo en que el que la madera y las nuevas tecnologías se dan la mano y abordan nuevos escenarios industriales. Algo que saben muy bien en Alemania, uno de los grandes productores a nivel mundial que ha descurbierto en este recurso una fuente importantísima de empleo: en el país germano al menos 1,2 millones de personas trabajan en este sector. Además de Alemania, la República Popular China, Escandinavia y sobre todo EE UU encabezan el sector maderero. Un apartado relevante también de la industria maderera es la producción de papel, que en los últimos tiempos, se estancó en Europa y disminuyó en América del Norte en 2014, pero creció ligeramente en África, América Latina y Asia-Pacífico. Una realidad íntimamente ligada al desarrollo tecnológico, ya que los países en los que se ha apostado por soportes móviles o PC han disminuido su consumo de pasta de papel. Algo que no sucede en África, Asia o América Latina. La madera sigue presente en el desarrollo humano, como hace siglos, como en los albores de la civilización. Su futuro, a medio plazo, está asegurado.

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